viernes, 6 de diciembre de 2019

La crisis actual en Hispanoamérica: causas y alternativas – Análisis de Cesar Vidal [Transcripción]







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Muy buenos días, muy buenas tardes, muy buenas noches, mi nombre es Cesar Vidal, y seguramente muchos me conocen por el programa La Voz que emitimos diariamente de lunes a viernes. Hoy quiero acercarme a ustedes, y quiero hacer acercarme, no sólo con la voz sino también con la imagen, para hablar de la actual crisis que está atravesando Hispanoamérica, de cómo debemos analizar esa crisis, y también para poder deducir si efectivamente alguna solución, alguna alternativa, alguna salida existe para la misma. Tenemos que decir en primer lugar, que desde el programa La Voz hemos ido siguiendo esa crisis Hispanoamericana desde el principio, en algunos casos desde antes del principio, en algunos casos tengo que añadir también, señalando lo que iba a suceder en el futuro.

Analizamos, por ejemplo, lo que había sido situación en el Ecuador, donde el hecho de que el presidente en un momento determinado, decidiera distanciarse de la legalización del aborto, tuvo como consecuencia un golpe considerable en el que se instrumentalizó a las comunidades indígenas. Les hablamos del golpe de estado de Perú, del que no han hablado apenas los medios, y en el que de nuevo el intento de que se pudiera frenar la ideología de género, uno de los puntales de la agenda globalista, se tradujo en un golpe del presidente peruano. Un golpe que pretendía que el parlamento no pudiera nombrar al tribunal constitucional, y que de esa manera el parlamento, además, se viera privado de sus funciones y el tribunal constitucional dependiera, de incluso de ONGS, como por ejemplo las ONGS que capitanea George Soros.

Les anunciamos que en Chile se iba a producir una situación de golpe de estado, que no nos encontrábamos ni mucho menos con una situación de protestas puntuales por la subida de las tarifas del metro, sino que por el contrario se iba a desencadenar una situación prerrevolucionaria, que intentaría cambiar el sistema de gobierno de Chile, alterar incluso el orden constitucional, y sabíamos que iba a ser así, porque había ya una serie de indicios muy claros. El presidente de Chile, había en un momento determinado, decidido no suscribir el gran pacto para la inmigración de las Naciones Unidas, y eso significaba un desafío a la agenda globalista, que los globalistas no le iban a perdonar a Chile. De hecho, antes de que se desencadenaran los disturbios, se produjo una situación en la cual diputados desde la izquierda, hasta la derecha, que había apoyado al presidente Piñera, decidieron que había que cambiar la constitución, y había que cambiarla precisamente, privando al presidente de Chile de la facultad que tenía para ratificar los tratados internacionales.

Y por supuesto les anunciamos, y desgraciadamente no nos hemos equivocado, de que iba a producirse un nuevo golpe de estado en Colombia, el intento de la subversión de la realidad, eso sí, supuestamente protestando por la injusticia social en este país. Al mismo tiempo que les anunciamos lo que sucedía en Ecuador, en Perú, en Chile, en Colombia, en algunos casos con días y semanas de antelación, también nos detuvimos en otros fenómenos que afectaban directamente a la zona, aunque hubieran llamado mucho menos la atención de los analistas y de los medios de comunicación. Nos detuvimos por ejemplo en el caso del sínodo de la amazonia, un auténtico documento que tiene mucho más de sumisión a la agenda globalista, que propiamente de reflexión teológica, o nos detuvimos en esa cumbre de Nairobi, donde prácticamente toda Hispanoamérica se puso de rodillas ante el plan de la agenda globalista, con la excepción de Haití y de Brasil, y eso sí, con un capitaneamiento de la situación por parte de EEUU, para evitar lo que es el exterminio a través del aborto, de millones de hispanoamericanos.

Esta situación no es una situación casual, estos episodios no son episodios aislados, estamos hablando de una situación que es global en el conjunto de Hispanoamérica, y por supuesto de una agenda que se está ejecutando de manera despiadada. La explicación de esto no la busquen ustedes en la guerra fría, es cierto, que hay gente que sigue empeñada en analizar el mundo en el que vivimos con los patrones de ese enfrentamiento entre EEUU y la Unión Soviética. Es gente que cree que todavía vivimos a finales de los años 80, o inicios de los años 90, pero el mundo ha cambiado, el mundo ha cambiado espectacularmente, y nos movemos de acuerdo a situaciones totalmente distintas. Y de la misma manera que hubiera sido un disparate en los años 60, intentar comprender Hispanoamérica sobre la base del fascismo de Mussolini, o del nacionalsocialismo alemán de Hitler, porque eran situaciones ya terminadas en una guerra que había concluido décadas antes, hoy en día resulta absurdo, en algunas ocasiones incluso ridículo, pretender entender lo que está sucediendo en Hispanoamérica sobre la base de la guerra fría.

Vivimos en un mundo que cambia, vivimos en un mundo que tiene unos protagonistas muy distintos de los que hemos conocido en la primera parte de nuestras vidas. Y sí, tenemos que decir que estamos ante elementos comunes, y antes sobre todo un ansia encarnizada para avanzar la agenda globalista. Y por supuesto, la primera cuestión que habría que tratar es ¿Que es esa agenda globalista? Y ¿Cómo está afectando a Hispanoamérica? Si ustedes me lo permiten, voy a citar unas frases de las memorias de David Rockefeller, de la famosa familia de magnates norteamericanos, donde hace referencia ya a esa agenda globalista, dice así:

“Algunos creen incluso, que somos parte de una cábala secreta, que trabaja contra los mejores intereses de los EEUU, caracterizando a mi familia y a mí, como internacionalistas y como gente que conspira con otros alrededor del mundo, para construir una estructura política y económica global más integrada, un mundo si ustedes lo desean. Si esa es la acusación, me declaro culpable, y estoy orgulloso de ella.”

Las palabras de David Rockefeller en sus memorias no pueden ser más claras. Hay gente que dice que “no defendemos los intereses de EEUU, a pesar de ser norteamericanos”. Hay gente que nos acusa de que somos internacionalistas, hay gente había dicho unos párrafos antes David Rockefeller, que nos acusa de cómo pudimos abrazarnos con el dictador cubano Fidel Castro. Y hay gente que dice que “en realidad conspiramos con otros, para crear un gobierno secreto, una estructura para un solo mundo, que esté más integrada política y económicamente, de manera global”. Y en ese momento David Rockefeller hace una confesión realmente notable “si esa es la acusación, me declaro culpable, y estoy orgulloso de ello”. La agenda globalista es servida entre otros, por personajes como David Rockefeller, pero sus objetivos son claros, crear una estructura global política y económica, que convierta lo que ahora mismo son distintas realidades nacionales, en un solo mundo.

Es curioso que David Rockefeller, no solamente contó esto en sus memorias, en un discurso dirigido ante [lateral] decía lo siguiente:

“Estamos agradecidos al Washington Post, al New York Times, a la revista Time, y a otras grandes comunicaciones cuyos directores han asistido a nuestras reuniones y respetado sus promesas de discreción por casi 40 años. Habría sido imposible para nosotros desarrollar nuestro plan para el mundo, si nos hubiéramos visto sujetos a las luces de la publicidad durante esos años. Pero el mundo es más sofisticado y preparado para marchar hacia un gobierno mundial, la soberanía supranacional de una élite intelectual y de banqueros mundiales, con seguridad es preferible a la autodeterminación nacional que se ha practicado en los últimos siglos”

De nuevo la confesión de David Rockefeller era bastante clara; vamos hacia un modelo, perseguimos una meta, en la cual exista una soberanía supranacional, un pequeño grupo, una pequeña élite, y una pequeña colectividad de sabios, de intelectuales, de financieros, de banqueros que controle el mundo. Y este es un plan, decía él, que viene caminando desde hace décadas, y tenemos que agradecer que los grandes medios de comunicación del mundo, la revista Time, el New York Times, el Wall Street Journal, distintos medios, hayan silenciado esta situación, a pesar de que sus directores venían a nuestras reuniones, porque si hubieran dicho la verdad hace décadas, no hubiéramos podido avanzar, pero ahora el mundo está mucho más preparado para ir hacia esa meta. Esa es la meta de la agenda globalista, y esa meta de la agenda globalista es lo que explica la crisis por la que está atravesando ahora mismo, un conjunto de naciones en Hispanoamérica.

La siguiente cuestión que hay que abordar es ¿Cómo actúa esa agenda globalista? Ese plan que confiesa muy claramente David Rockefeller, que pretende acabar con las naciones estado, que pretende acabar con la soberanía nacional, que pretende reducir todo a una pequeña cábala, a una diminuta élite de intelectuales y financieros ¿Cómo actúa? Fundamentalmente, y como en otras cuestiones que vamos a abordar en este vídeo, abordandolo todo de una manera muy sencilla y muy resumida, tenemos que decir que esa agenda globalista, fundamentalmente se desplaza sobre cuatro ejes.

El primer eje es acabar con las naciones como seres independientes, como seres soberanos, como entidades, como organismos que toman sus decisiones. El primero de esos ejes es el acabar con la idea de naciones estado soberanas. Las naciones tienen que convertirse en cáscaras vacías, como un huevo al que se le quitara la yema y la clara, que conservara la apariencia externa de seguir siendo un huevo, pero que en realidad es algo totalmente privado de contenido. Las naciones tienen que convertirse en entes que no tienen una soberanía real, que no tienen independencia, y que se doblegan de manera sumisa frente a las finalidades de la agenda globalista.

El segundo eje es la inmigración descontrolada. Una inmigración que parte de la base, de que se priva a los distintos estados de su soberanía real, de la facultad de poder defender sus fronteras, de decidir quiénes pueden formar parte de los habitantes de su país y quiénes no. Y que por lo tanto al cambiar totalmente ese paisanaje que habita en el paisaje, en última instancia, permite que la nación pierda su identidad, y hace que esa nación también se someta a la agenda globalista. Recordemos que en no escasa medida toda la situación que ahora mismo está sufriendo la nación hermana de Chile, no empezó con la subida de las tarifas del transporte metropolitano, comenzó en el momento en el que el presidente Piñera se negó a firmar el acuerdo de Naciones Unidas sobre esa inmigración de puertas abiertas, sobre esa inmigración descontrolada:

[Presidente Piñera – Chile] queremos tener una política de migración, que cierre las puertas de nuestro país a quienes vienen a causarnos daño, como, por ejemplo; los que vienen a cometer delitos, los narcotraficantes, los que hacen trata con personas, o el crimen organizado.

El tercer eje de avance de esa agenda globalista, y es un eje extraordinariamente importante, es la ideología de género. No podemos detenernos aquí en un análisis detallado de la ideología de género, y quisiera remitir a aquellas personas que ahora me ven y me escuchan, a las conferencias que sobre el tema pueden encontrar en Youtube, conferencias que yo he pronunciado en distintos países del mundo, o a los materiales escritos que aparecen en nuestra página web www.cesarvidal.com Pero lo cierto es que la ideología de género impulsa leyes como la del aborto, enmascarado bajo la frase cínica de derechos reproductivos de la mujer, como las del matrimonio y la adopción por parejas homosexuales, o incluso las de eutanasia.

La ideología de género en este caso persigue dos claros objetivos, que se ocultan a los ciudadanos. El primero es lograr una drástica reducción de la población mundial, primero, deteniendo su crecimiento, y después, reduciéndolo. Esto para algunos puede ser simplemente una distopía futura, puede parecer conspiranoia, puede parecer un exceso de imaginación. La realidad es que viene actuando de manera implacable y despiadada desde hace décadas. Quisiera darles solo una cifra para que puedan comprender esto. En los años 80, desde los años 80 en que comienzan a impulsarse legislaciones abortistas en distintos países del mundo, se ha procedido a exterminar en abortorios a más de 1400 millones de seres humanos, han escuchado ustedes bien, más de 1400 millones de seres humanos. Es decir, la población íntegra de la República Popular China, y eso cuando el aborto sigue siendo ilegal en buena parte de Asia, en Hispanoamérica y en áfrica.

En segundo lugar, la ideología de género no sólo está impulsando la destrucción de la vida, está impulsando la destrucción de la familia. El último baluarte con el que cuenta el ser humano en situaciones de crisis, cuando estalla una revolución, cuando se produce una guerra, cuando quiebran las finanzas, cuando la inestabilidad institucional se extiende, es la familia, es la última trinchera. La ideología de género al atacar a la familia, no solamente pretende reducir esa población mundial de manera asesina, sino que además tiene la intención de acabar con el último reducto, la última protección, la última trinchera que puede amparar a un ser humano. Los seres humanos a partir de ese momento serán simplemente átomos, sin ningún tipo de cobertura y protección que se enfrentan con el despotismo.

El cuarto eje de esa agenda globalista, es lo que algunos denominan el calentamiento global, el cambio climático. Y yo prefiero con cierta ironía denominar “La Calentología”, calentología porque en última instancia, pretender que la causa del calentamiento del planeta es la acción del ser humano, resulta absurdo, y resulta absurdo en términos históricos. Hemos vivido otras etapas de la historia, por ejemplo, en el siglo I A.C - en la época de Julio César, por ejemplo, en la baja edad media, por ejemplo, en la época de la civilización Micénica, en que la temperatura experimentó una gradación igual o superior a la actual. Y desde luego no lo podemos atribuir a la utilización de automóviles, a las chimeneas de las fábricas, o a la acción humana. Generalmente hay que pensar, que, si podemos atribuirla algo, será a ese astro que es el que calienta nuestro planeta, y que conocemos como el sol. Sin embargo, la calentología tiene una enorme utilidad, coloca en manos de un pequeño grupo de burócratas, de eso que denominaba David Rockefeller, una cábala secreta, el poder controlar el crecimiento económico y la prosperidad de los países.

Eso permite totalmente decidir quiénes vivirán en la miseria y quiénes progresarán, quienes se desarrollarán y quiénes se quedarán atascados. Y la agenda globalista tiene muy decidida, que la división internacional de la riqueza y de la producción tiene que estar en manos de esa pequeña élite. La idea de que los estados no puedan controlar su economía, sino que eso quede en manos de entidades internacionales, encaja a la perfección en ese plan para una dictadura global.

Estos cuatro ejes acaban al final consumándose en un quinto, que es la persecución del cristianismo, que se considera peligroso. Insisto en este aspecto, no de cualquier tipo de confesión cristiana, no de cualquier manifestación cristiana, sino de aquellas que efectivamente tienen una escala de valores que se enfrentará con la agenda globalista.

La tercera pregunta a la que tenemos que enfrentarnos es ¿Quién defiende la agenda globalista? ¿Quién la está impulsando? Y aquí tenemos que hacer referencia a distintos actores, distintos actores que muestran por qué las interpretaciones de la actual crisis en Hispanoamérica son interpretaciones por regla general, cojas, imperfectas y limitadas. En primer lugar, entre esos actores están las fuerzas de izquierdas. Pero no crean ustedes, no piensen que vivimos en la guerra fría, no caigan en el error de pensar que hay un gigantesco plan de la izquierda, como en la época en que existía la Unión Soviética que pretende apoderarse de Hispanoamérica, y sobre todo no atribuyan eso ustedes a Cuba, o a Venezuela. Cuba es una dictadura famélica, que efectivamente tiene un carácter parasitario, y que aparece en cualquier parte del mundo, con la intención de succionar los recursos de cualquier nación, la que sea. Venezuela es otra dictadura, absolutamente imposible de defender, que ha traído la muerte y la miseria al pueblo hermano venezolano. Pero lo cierto, es que tanto Cuba como Venezuela son lo suficientemente débiles e incompetentes, como para no haber podido impedir algo tan sencillo, como la caída del dictador boliviano Evo Morales. No vivimos en la guerra fría, y debemos recordarlo.

Las izquierdas con las que nos encontramos, son unas izquierdas distintas, que llevan intentando adaptarse a la realidad del momento desde la caída del muro de Berlín. El foro de Sao Paulo en su día, fue un intento de adaptarse a una nueva realidad en la que ya no existía la Unión Soviética. E incluso intentos recientes como el bastante lánguido del Foro de Puebla, pretende encontrar la manera de sobrevivir en un mundo que ya no es el de la guerra fría, y en el que no se puede contar con una gran potencia de izquierdas que pueda respaldar estos intentos. Lo que intenta en estos momentos la izquierda, es volver a reconquistar el poder o mantenerse en ese poder. Y para ello se ha convertido en el gran “tonto útil” de la agenda globalista, hasta tal punto que ha abrazado consignas que nunca formaron parte de las consignas de la izquierda.

Quizá el caso más descarado sea el de una Cuba que encerró en campos de concentración y en cárceles a los homosexuales, y que ahora mismo consciente del papel que tiene la ideología de género, ha decidido reformar su propia constitución comunista para que puedan producirse los matrimonios entre personas del mismo sexo, y que incluso ha convertido a la hija de Raúl Castro, nada más y nada menos, que en la gran “papisa” de la ideología de género en la isla de Cuba. Donde incluso preside y dirige las manifestaciones del día del orgullo gay. La izquierda, insistimos en ello, es el gran “tonto útil” de la agenda globalista, ha encontrado nuevas banderas después de sus fracasos económicos, está abrazando esas banderas, y va a forzar esas banderas para llegar al poder o para mantenerse indefinidamente en él.

Pero esta no es una cuestión sólo de izquierdas, porque el segundo gran impulso, el segundo gran polo de esa agenda globalista, está en partidos de derechas. Lamentablemente hoy en día la derecha no es una garantía de defender la libertad, de defender la familia, de defender la vida, y en muchos casos, esa derecha es precisamente la que ha abierto la puerta al avance de la agenda globalista. En España, por ejemplo, el gobierno del partido popular, que es un partido teóricamente de centroderecha, ha hecho más por avanzar la ideología de género en algunas regiones, que el propio partido socialista. En argentina la propuesta de una ley de aborto no se produjo bajo los Kirchneristas, se produjo con el presidente Macri, y así podríamos seguir multiplicando los ejemplos. La agenda globalista en estos momentos no se concentra sólo en la izquierda, ese es un inmenso error, tiene en la izquierda posiblemente un instrumento privilegiado de “tontos útiles”, pero avanza también a través de los partidos de centro y de derecha.

En tercer lugar, y este es un polo mucho más importante que la izquierda o que la derecha, están las entidades globalistas. Cualquiera que vaya a la página web de la Fundación Rockefeller, cualquiera que siga la trayectoria de las fundaciones del magnate George Soros, que por cierto ha dado dinero a los estudiantes de Chile, o apoya la legalización del aborto, o el matrimonio homosexual, o la inmigración descontrolada, sabe que estas entidades globalistas tienen un peso extraordinario en el avance de su agenda. Y entre esas entidades globalistas, por supuesto está la organización de Naciones Unidas y sus objetivos para el año 2030. Hasta qué punto estas entidades globalistas tienen un poder que supera a los partidos políticos, que va más allá de la izquierda y de la derecha, que va más allá de las fronteras, puede verse en algunos datos; por ejemplo; la Open Society de George Soros se ha jactado públicamente, de que cuenta con más de un 30% de los miembros del Parlamento Europeo como miembros “reliable” es decir fiables. Y esos miembros del Parlamento Europeo a los que señala la principal organización de Soros, como gente que son aliados fiables, van de la extrema izquierda hasta la extrema derecha, repito, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha, incluyen por supuesto también, nacionalistas catalanes, nacionalistas vascos y gente de otro tipo de grupos.

La agenda globalista no avanza sólo por la izquierda, de ahí en los errores inmensos de análisis de aquellos que pretenden entender la crisis de Hispanoamérica, como una batalla de la guerra fría y un simple enfrentamiento de izquierda y de derecha. Aquí el enfrentamiento es con una agenda globalista que avanza tanto sobre la pierna izquierda, como sobre la pierna derecha. Y esto explica que, por ejemplo, en una cumbre como la de Nairobi, celebrada hace pocas semanas, donde se decide una masiva agenda de aborto, o como definieron los delegados norteamericanos en esa cumbre, una agresiva agenda abortista, al final los países que se oponen en todo el planeta a esa agenda, de 180 naciones en números redondos, sean sólo siete, primero EEUU, pero en el continente americano solo Brasil y Haití por añadidura. El avance se produce por la izquierda y por la derecha.

El cuarto polo que es enormemente importante, es el Vaticano, es la Santa Sede. El vaticano no solamente es la capital de la iglesia católica, que es una confesión religiosa en cuyas creencias no entramos en este análisis, es un estado y es reconocido como tal estado, por el derecho internacional, y como estado tiene sus propias metas, sus propios intereses, y éstos no se corresponden siempre con los principios morales que predican. A decir verdad, el papá Francisco es un declarado globalista, vez tras vez, ha anunciado que apoya los objetivos de Naciones Unidas para el año 2030, a pesar de que esos objetivos cuando se leen con cuidado, incluyen el aborto, e incluyen la ideología de género. Esta situación está ocasionando un indecible y comprensible dolor a muchos católicos de buena fe, yo mismo he sido testigo viajando por toda Hispanoamérica, de cómo me llegaban católicos de a pie, a veces dirigentes de organizaciones católicas, que se quejaban con el corazón destrozado, de que sus obispos no los apoyaban, de que sus obispos se colocaban de lado a la hora de defender la vida, o defender la libertad, y que me preguntaban ¿Qué hacían? si se enfrentaban con esa jerarquía, la desobedecían, iban más allá de sus actitudes, o por el contrario se limitaban a mantenerse dentro de la obediencia eclesial.

La realidad es que el análisis de la inmensa mayoría de estos católicos es un análisis parcial, limitado, porque se limita fundamentalmente a la causa ciertamente noble, pero no aislada, de la defensa de la vida. Defienden por supuesto el evitar que en sus naciones se aprueben las leyes de aborto, defienden el evitar que, por ejemplo, la ideología de género llegue al código civil, o llegue a las escuelas, y estas causas son nobles, y deben ser apoyadas, pero al mismo tiempo pierden de vista el cuadro global en el que se encuentra el mundo, desconocen la agenda globalista, y por ello pasan por alto, que estas batallas son solamente batallas de una guerra mucho más general. Y, por cierto, esa guerra no es como algunos quieren creer, una guerra civil en el seno de la iglesia católica. Las fuentes de las que yo dispongo en la misma Santa Sede, insisten una y otra vez, que tal guerra civil dentro de la iglesia católica no es cierta, no se sostiene sobre la realidad, y que no se puede confundir lo que son enfrentamientos por el poder, entre ciertos pelados, con una guerra civil que no existe.

En este sentido el Sínodo de la Amazonía, el documento final de conclusión de ese Sínodo, ha sido absolutamente un monumento a la agenda globalista. No voy a entrar en cuestiones de carácter espiritual, como el hecho de que se denomine madre a la tierra, o el hecho de que se agradezca a los espíritus que supuestamente durante siglos han protegido la Amazonia, el papel que han desempeñado. Estos son cuestiones teológicas que no es este el lugar para debatir. Lo tremendo de ese documento es que llama a la desaparición de las fronteras, es que asume las tesis de los calentólogos como si fueran indiscutibles, cuando son totalmente discutibles. Es que declara un apoyo a los movimientos indígenas, que implica una puerta abierta contra la subversión de los gobiernos soberanos. Es que insiste en que se produzca un gobierno mundial que prive de soberanía a las naciones, a la hora de disponer de sus propias materias primas. Y es que, además, y esto es algo bien significativo, señala que prefiere la colaboración con las religiones indígenas y afrodescendientes que, con los evangélicos, porque según este documento, los evangélicos ofrecen protección y tranquilidad a las personas. Ofrecer al parecer protección y tranquilidad a las personas debe ser muy malo, cuando lo que uno busca es la subversión del orden mundial, para colocar una dictadura de una pequeña cábala, que sigue una agenda globalista.

La situación, insisto es grave, y cuando uno ve los carriles de poder, los polos de influencia desde los cuales parte la implementación de esa agenda globalista, se da cuenta de que estamos ante un problema muchísimo mayor, que el que diferenciaba a la Unión Soviética y su campo, de EEUU y su campo, que el que diferencia a la izquierda y a las derechas. La realidad es que aquí hay una oposición, y esa oposición a un lado tiene a los globalistas, y al otro en buena medida, aquellas personas que creen en el bien de su patria, más allá de objetivos globalistas. Se plantea por lo tanto la cuarta cuestión, que quisiera abordar breve y someramente en este vídeo ¿Qué podemos hacer frente a esta ofensiva globalista, que está subvirtiendo el orden constitucional, que pretende implantar un sistema totalitario en todo el globo, que tiene ahora como objetivo prioritario y campo de batalla Hispanoamérica? ¿Qué se puede hacer? y especialmente ¿Qué pueden hacer aquellas personas que son creyentes?

En primer lugar, tengo que señalar que hay alternativas, que ciertamente son alternativas, pero que no son soluciones. Y este es un aspecto que me parece importante destacar, que me parece importante subrayar, que me parece importante enfatizar. Determinadas alternativas a esa agenda globalista, ciertamente son alternativas pero no implican soluciones ¿A Qué alternativas me refiero, que no son soluciones? En primer lugar, a la idea de que todo tiene una solución única y exclusivamente política, a lo que podríamos denominar la salida política. Cualquiera que crea que la batalla que se está librando es única y exclusivamente política, está gravemente equivocado, aquí hay mucho más que política, y confiar incluso en una solución que pasa fundamentalmente por los partidos políticos, en vez de por una enorme y creciente base social, constituye una tentación grave, pero sobre todo una tentación peligrosa. Es un camino equivocado para intentar frenar la agenda globalista. Sin duda el que sea elegido congresista o senador, o llega ministro, puede encontrarse personalmente satisfecho, pero ese no es el camino, esa es una alternativa, pero no es la solución.

La segunda es pensar que, la salida a esto, no solamente es una opción política sino una opción conservadora. Ese de nuevo es un gravísimo error. No voy a entrar en la superioridad de los planteamientos, o al menos de algunos planteamientos conservadores, sobre los planteamientos de izquierdas. Pero si tengo que decir que los gobiernos conservadores, los gobiernos liberales, los gobiernos democristianos que han actuado en Hispanoamérica, han fracasado también en multitud de ocasiones. Es verdad que en ocasiones han conseguido resultados mejores que las izquierdas, es verdad que históricamente han sido más sensibles a ciertos valores, aunque eso ya no se puede asegurar a día de hoy. Pero lo cierto, es que esa salida conservadora como solución real, es más que discutible en estos momentos. Durante siglos las opciones conservadoras, también lo han hecho mal, a veces muy mal, y ahí se encuentra, siquiera en parte, la raíz de muchos de los males que siguen aquejando a Hispanoamérica.

La tercera, que en buena medida es una variación de las dos anteriores, pero con ramificaciones específicas, es lo que yo denominaría la salida católica. La idea de que Hispanoamérica tiene que olvidarse de cualquier tipo de opción que exista ahora, y tiene que centrarse en una opción de carácter confesional católico, incluso en muchos casos, una opción de carácter confesional católico, que se presenta claramente como antidemocrática, y que pretende incluso suprimir determinadas libertades. La verdad, y esta es una realidad histórica absolutamente imposible de negar, la realidad es que muchos de los males de Hispanoamérica, que se han prolongado a lo largo de medio milenio, arrancan de esa misma base católica. Precisamente por ello, incidir en cualquiera de estas soluciones, pensar que estas alternativas son soluciones, a lo único que nos impulsan, que nos empuja, que nos aboca, es a volver a cometer errores que han sido muy trágicos en la historia de Hispanoamérica, y que han costado mucha sangre, muchas lágrimas, mucha miseria, y mucha muerte al subcontinente.

Pero, aunque creo que estas alternativas no son soluciones, sin embargo, creo que si hay soluciones frente a las que no tenemos alternativa, porque es que sinceramente no hay otra solución. Permítanme antes de que me detenga en este punto, contarles una anécdota que considero esencial. A inicios de este año se celebró en Colombia, ya es casual, una reunión de organizaciones relacionadas con el lobby gay. Estas organizaciones que se reúnen en Colombia llegan a una serie de conclusiones, y una de las conclusiones es que la agenda de género no está avanzando, la ideología de género como esperaban, de hecho, esperaban haber vencido todos los obstáculos hace más de un bienio, pero estaban chocando con una resistencia muy fuerte. Segundo, esa resistencia era inesperada. Tercero, la clave del éxito de esa resistencia, era la actitud de las iglesias evangélicas. Es más, en esta cumbre colombiana del lobby gay de toda Hispanoamérica, se señala que el mayor peligro para el avance de la ideología de género son los evangélicos ¿Por qué? las razones que se dan en esta cumbre, desde luego deberían llevarnos a reflexionar.

La primera razón es que los evangélicos no son un movimiento político, sino popular. Y en ese sentido es muy difícil comprar al político, corromper al político, o pactar con el político, porque no lo hay, lo que hay es un movimiento popular. La segunda razón que dan, es que además ese movimiento es un movimiento de base, no jerárquico, y aquí lo oponen a la iglesia católica. De la iglesia católica esperan que pacte, que transija, que se llegue a un acuerdo, que se mantenga al margen. Pero en cualquier caso la decisión que tome la cúpula de la pirámide jerárquica, es la que va a seguir toda la iglesia, porque en última instancia, aunque sea con disgusto, los fieles reconocen la legitimidad de esa jerarquía. El gran problema en el caso de los evangélicos, es que no existe jerarquía, no hay manera de pactar o de acabar con esa jerarquía, porque todo es base. Y aquí hay un elemento verdaderamente interesante, para acabar con esa resistencia evangélica inesperada, agresiva, que ha frustrado totalmente sus planes, es muy importante el hecho de ver cómo se desarticula, de ver cómo se infiltra, y de ver cómo en un momento determinado se la coloca fuera de combate.

De aquí, a mi juicio, pueden extraerse algunas lecciones, que yo quisiera dirigir, por supuesto a todos los Hispanoamericanos, pero de manera muy especial a aquellas personas que son creyentes, y que son conscientes de que aquí hay una batalla en la que se juegan aspectos espirituales muy importantes ¿Cuáles serían esas lecciones, que creo que tenemos que aprender? La primera de esas lecciones, es la enorme importancia de orar. Esta es una lucha espiritual. Tiene aspectos por supuestos sociales, tiene aspectos políticos, tiene aspectos económicos, tiene aspectos internacionales, pero incluye un elemento sin el cual no se puede entender a cabalidad actual crisis de Hispanoamérica, y ese elemento es espiritual. Para esas personas que puedan comprender esto, quisiera recordar ese texto que Pablo escribe en su Primera carta a Timoteo en el capítulo 2, donde le dice a Timoteo lo siguiente: “Exhorto ante todo a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes, y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente, en toda piedad y honestidad, porque esto es bueno y agradable delante de Dios, nuestro Salvador”

El mensaje del Apóstol es muy claro, lo que esperamos no es la creación de fuerzas sociales que rompan la sociedad, que enfrenten a una parte de la sociedad con la otra, que consideren que una parte de la sociedad tiene que ser aniquilada, que imponga el dominio de un partido sobre el conjunto de la sociedad. Lo que el Apóstol enseña a esos cristianos perseguidos del siglo I, es que: deben orar para que podamos vivir quieta y reposadamente, tranquila y sosegadamente en toda piedad y honestidad, lo que buscamos es una sociedad donde se pueda vivir de manera tranquila, sosegada, serena, y se pueda vivir además siguiendo lo que son los dictados de nuestra conciencia, y la honradez que debe caracterizar nuestra conducta. Este es un elemento enormemente importante, y si bien en el caso de los no creyentes, las referencias a la oración pueden sonar como referencias a algo superfluo, resulta lamentable el caso de aquellos que dicen ser creyentes, y no comprenden la enorme importancia de la oración, y hacia dónde debe orientarse esa oración.

Segundo aspecto que me parece enormemente importante, no se dejen llevar por los partidos políticos, voten valores. Y esto es algo indiscutible, no podemos respaldar con nuestros votos a una izquierda que impulsa una agenda globalista, y que impulsa la ideología de género, o ataques contra la vida y la familia. Pero tampoco podemos votar a una derecha, que va a llevar a cabo exactamente ese mismo programa, simplemente porque es un partido de centro o de derecha, y los ejemplos que ya hemos vivido en España, en Colombia, en Argentina, en tantos lugares del mundo Hispano, nos muestran que esto es así. Lo que debemos votar no es a un partido, no es a unas siglas, no es a un nombre, tenemos que votar valores, valores como: la defensa de la libertad de conciencia, como la defensa de la vida, como la defensa de la familia. Y esa es la manera que tenemos que actuar, si no comprendemos que votamos valores y no partidos, evidentemente nos convertimos al final en los esclavos, y en los vasallos de esos partidos.

Tercero, descubran a los infiltrados. Esta cumbre colombiana de las organizaciones del lobby gay en Hispanoamérica, era muy clara en el sentido de que la única manera de acabar con la incómoda, desagradable, repugnante resistencia evangélica, era infiltrar los grupos, los colectivos evangélicos. Es muy fácil descubrir a aquellos que son infiltrados, una persona que defiende la ideología de género, aunque pretenda apelar a supuestos textos de la Biblia, una persona que defiende las dictaduras Hispanoamericanas contándonos las virtudes de Hugo Chávez, o las virtudes del sistema castrista, o las virtudes de Evo Morales, una persona que defiende la agenda globalista es una persona que, objetivamente es un aliado de la agenda globalista. Puede que incluso se deje llevar por las mejores intenciones, pero eso no deja de convertirlo en un aliado de primer orden para la imposición de la agenda globalista.

Da lo mismo que sea una editorial, e incluso una editorial que vende ediciones de la Biblia, da lo mismo que sea un autor, da lo mismo que sea un clérigo, da lo mismo que sea un lugar de enseñanza de teología. La gente que va en esa línea son agentes infiltrados de la agenda globalista, y colaboradores objetivos de esa agenda. Y aquí deberíamos seguir, la regla que Pablo señala en la Primera carta a los Corintios capítulo 5 y versículos del 9 y siguientes; podemos mantener cualquier tipo de relación, con aquellas personas que viven totalmente en contra de las prácticas morales que nosotros consideramos que deben de seguirse, pero no vamos a mantener esa relación con aquellos que dicen ser cristianos, y están defendiendo prácticas morales que chocan frontalmente con la enseñanza de Jesús.

Cuarto, y esto es enormemente importante, esto no es una batalla simplemente para el próximo proyecto de ley, o las próximas elecciones. Esta es una carrera de fondo, y esta es una carrera de fondo que se hace desde la base, esta no es la carrera de los 100 metros lisos, esto no es un sprint rápido, esto es una lucha de años, quizás de décadas, y no sabemos si de generaciones. Y tienen que tener en cuenta esto para no desanimarse, para administrar la respiración y el resuello, para mantenerse constantes en la lucha contra esa agenda globalista.

Quinto, y esto me parece esencial, tienen que ser ustedes conscientes de que sus sociedades sólo van a poder resistir un ataque encarnizado, cruel, sin concesiones como el de la agenda globalista, si por una vez en su historia se levantan sobre valores sólidos que aparecen en la Biblia, y que han marcado la diferencia entre unas sociedades y otras. La solución no está en el conservadurismo, aunque ciertamente el conservadurismo puede tener valores morales que efectivamente estén por encima de los de la izquierda. Pero en estos momentos los partidos conservadores están pactando y avanzando también la agenda globalista. La solución no está tampoco en la iglesia católica, que, como tal institución, y con enorme dolor desconcierto y confusión de muchos de sus miembros, se ha sumado con entusiasmo a la agenda globalista.

La solución está en otro terreno, y permítanme que ponga un ejemplo para intentar que me entiendan mejor. En la época de la guerra fría, Alemania estaba dividida en dos estados distintos, al este se encontraba la Alemania Oriental comunista, al oeste se encontraba la Alemania Occidental capitalista y liberal. Teóricamente, la Alemania comunista tenía, una serie de valores que eran superiores, que la legitimaban, que la convertían en mejor, y eso lo repetía continuamente la propaganda de izquierdas. Pero la realidad, es que cuando los alemanes tenían que decidir en qué Alemania vivían, los alemanes del este de Europa, de la Alemania comunista, huían en masa de ese paraíso socialista, hacia el infierno capitalista. Y huían de tal manera que al final las autoridades de Alemania Oriental, tuvieron que levantar un muro en Berlín para impedir que la gente siguiera huyendo, desde el paraíso socialista del este, al infierno capitalista del oeste.

Esa situación, aunque algunos no hayan apreciado el paralelo, se percibe perfectamente también en el continente americano. Si ustedes contemplan el continente americano ¿Hacia dónde huye la gente la gente? ¿La gente del norte huye hacia el centro y el sur del continente? ¿Se escapa como sea arriesgando su vida para cruzar el río grande y entrar en México, y extenderse hacia el sur? o por el contrario es al revés, la gente del centro y del sur del continente, llega a arriesgar su vida para entrar en el norte, esa es la realidad. Y eso indica que el sistema cultural al sur del río grande, ha sido un fracaso de siglos, de manera continua, que impulsa a millones a huir de esas naciones, incluso arriesgando su vida y la de sus familias, mientras que el sistema situado al norte del río grande, no solo en Estados Unidos sino en el Canadá, funciona. Y fíjense en la cuestión, EEUU coloca un muro con México para evitar que la gente de Hispanoamérica pase a los EEUU, jamás ha colocado un muro en la frontera con el Canadá, no existe ese riesgo, porque los valores sobre los que se ha construido Estados Unidos y el Canadá son distintos, y de un éxito infinitamente mayor que aquellos que han configurado a Hispanoamérica.

Permítanme y voy a concluir con esto, que les cite algunos ejemplos de cuáles son esos valores. Al norte del continente, naciones basadas en la recuperación de valores bíblicos que trajo la reforma protestante del siglo XVI, el trabajo jamás se ha visto como una maldición, ni como un castigo de Dios. Han recordado que Dios le entregó a Adam el inmenso privilegio de trabajar la tierra, de cuidar del jardín del Edén antes de la caída. Al sur, por el contrario, se ha impuesto la idea católica del trabajo como un castigo, como un fruto de la caída de nuestros primeros padres. Todavía a finales del siglo XVIII, cuando ya habían nacido los Estados Unidos de América, el rey de España, Carlos III, que era soberano de las Indias, tuvo que emitir una pragmática para convencer a la gente de que el trabajo manual no era infame. No estoy muy seguro de que los convenciera, pero ciertamente la visión del trabajo es distinta arriba y abajo.

Segunda diferencia, muy importante, en la que quiero incidir, la educación. En el siglo XVI, incluso hasta no hace tantos años, una persona podía llegar a ser santo dentro de la iglesia católica, siendo al mismo tiempo analfabeto, fray Martín de Porres, un conocido santo hispanoamericano, fue analfabeto toda su vida, y suponemos que llegó a los altares porque empujaba muy piadosamente la escoba en su convento. Esto implica que, cuando en un momento determinado Hispanoamérica accedió a la independencia, a inicios del siglo XIX, más del 90% de su población era analfabeta, exactamente el mismo y triste porcentaje de gente que había en España. Y por cierto algunas de las cifras de alfabetización, de algunas de las naciones de Hispanoamérica son todavía muy tristes y lamentables. Por el contrario, a mediados del siglo XVII cuando llegaron hasta las costas de lo que ahora es EEUU, los peregrinos del Mayflower, no buscando oro ni gloria, sino libertad de conciencia en un mundo nuevo, el 70% de los hombres sabía leer y escribir, en el caso de las mujeres más del 60%. Y había denominaciones como los cuáqueros, que a mediados del siglo XVII tenían un 100% de alfabetización en hombres y en mujeres. La razón era sencilla, no se podía ser santo y analfabeto, era imposible avanzar moralmente sin estudiar la Biblia, y para estudiar la Biblia había que saber leer y escribir.

Apenas unos años después de la llegada de los peregrinos del Mayflower, fundaron la universidad de Harvard, y después vinieron Yale y Princeton. Universidades todas ellas que a día de hoy siguen estando entre las diez primeras del mundo. La herencia de los valores bíblicos que traía aquella gente. Lamentablemente en el mundo hispano nos encontramos con una terrible realidad, no hay una sola universidad que se encuentre entre las 200 primeras del mundo, no digo las 10, las 200 primeras del mundo. Es más, algunos análisis nos muestran que la enorme diferencia en educación y cultura es para realmente romper a llorar. Un análisis realizado en el año 1991 sobre los premios nobel de ciencias, desde el año 1900 al 1990, dejaba de manifiesto, que el 86% de los premios nobel de ciencias, 86% eran premios nobel obtenidos por protestantes o judíos, un 64% en el caso de los protestantes, un 22% en el caso de los judíos. El resto se repartía entre algún católico, algún agnóstico, algún ateo quizá, por supuesto, alguna persona que profesaba alguna religión oriental, y esto es algo tremendamente inquietante. En nuestras naciones han surgido grandes premios nobel de literatura, pero el número de premios nobel en ciencias es verdaderamente minúsculo, pequeño, reducido, y tiene lógica porque nuestras naciones nunca se construyeron sobre la visión bíblica del trabajo, ni tampoco sobre la visión educativa que aparece en la biblia.

También es lamentable en tercer lugar, que en nuestras naciones no ha existido jamás la idea de la supremacía de la ley. Mientras que, al norte, siguiendo los valores de la reforma, estaba claro que la ley estaba por encima de los gobernantes, y que todos eran iguales ante esa ley, nosotros siempre vivimos una cultura en la que había instancias que se veían libres de obedecer a la ley; el papa, el emperador, el rey no obedecían la ley. E incluso cuando en algunas ocasiones a las Indias llegaba alguna ley, que pretendía que se explotara algo menos a los indígenas, el virrey tomaba aquella ley del rey de España, la colocaba sobre su cabeza y afirmaba: “se acata, pero no se cumple”. Y la supremacía de la ley es algo desconocido en nuestros países.

Como también es desconocido, en tercer [cuarto] lugar, el concepto de división de poderes. Cualquiera que lea las declaraciones de independencia, las constituciones hispanoamericanas, pero también las constituciones españolas, aprecia una visión a veces poética, hermosa, lírica, de optimismo antropológico, de la idea de que el ser humano puede llegar a situaciones verdaderamente sin límite. Por el contrario, las constituciones de aquellas naciones que se asentaban en bases bíblicas, como es el caso de EEUU, partían de la base de algo muy distinto; el ser humano, tanto como individuo como especie, ha caído en el pecado, y por lo tanto cualquier poder absoluto es un poder que deriva hacia la tiranía, y por lo tanto el poder tiene que estar dividido y controlado. Eso ha significado que al sur los personajes de referencia hayan sido un Fidel Castro y un Hugo Chávez, un Augusto Pinochet y un Perón, e incluso en el caso de los libertadores, gente que ansió la dictadura, como fue el caso de Simón Bolívar. Al norte nos encontramos con el Abraham Lincoln, con George Washington, o con Thomas Jefferson, convencidos de que efectivamente; los hombres, las sociedades, las naciones no deben de esperar un salvador providencial en un político, sino que tienen que ser un esfuerzo común y colectivo, en el cual la sociedad vigila al poder, y no espera que el poder la salve de sus problemas.

Finalmente, y esta es la quinta y última diferencia en la que yo quisiera detenerme, nuestras sociedades siguen construidas sobre la idea de que la mentira y el hurto son pecados veniales. No me encontrado a lo largo de las décadas que he estudiado, y es un estudio realmente fascinante, un solo político en España o en Hispanoamérica cuya carrera se viera frustrada por el hecho de haber mentido. La triste realidad es que sabemos que nuestros políticos nos mienten, y a pesar de todo seguimos votándolos. Y cuando a la mentira se suma la idea de que el hurto no es importante, el resultado es la corrupción, que es un cáncer que aqueja desde hace siglos de manera letal a nuestras naciones.

Hoy más que nunca, hoy más que nunca es imperativo que Hispanoamérica recuerde aquellas palabras que cinco siglos A.C. escribió el profeta Zacarías, en el primer capítulo de su libro, cuando decía:

En el octavo mes del año segundo de Darío, vino palabra del SEÑOR al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: Se enojó el SEÑOR en gran manera contra vuestros padres. Diles, pues: Así ha dicho el SEÑOR de los ejércitos: Volveos a mí, dice el SEÑOR de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho el SEÑOR de los ejércitos. No seáis como vuestros padres, a los cuales clamaron los primeros profetas, diciendo: Así ha dicho el SEÑOR de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras; y no atendieron, ni me escucharon, dice el SEÑOR.

Este mensaje es ahora más actual que nunca, Hispanoamérica, sus sociedades, cada una de las naciones que la integran. No necesita volver hacia hombres, no necesita volverse hacia los errores que cometió en el pasado, no necesita volverse a las malas acciones de las generaciones que los precedieron, no necesita volverse a imágenes de madera o de yeso, no necesita volverse ni siquiera a aquellos que se presentan a sí mismos como los representantes de Dios en la tierra, no debe seguir el ejemplo de generaciones anteriores, que dejaron tras de sí una herencia de dolor y de miseria, cuando no de derramamiento de sangre. Tiene que volverse a Dios, abandonar sus malos caminos y sus malas obras. Tiene que escuchar esa enseñanza de Dios y no de los hombres, y entonces se encontrará remedio para sus males.

En una sociedad sana, elevada sobre principios sanos, que obliga a los políticos a seguirla, en vez de ser un simple rebaño que sigue a los políticos hacia dónde va, pensando que sigue a los políticos, cuando esos políticos son meras marionetas de una agenda globalista. La situación que enfrenta Hispanoamérica es un conjunto de males que va mucho más allá de la economía, de la política, de las estructuras, y que además tienen una honda raíz espiritual. Y ante las naciones hermanas de Hispanoamérica se abre un camino de vida, y un camino de muerte, ellas tienen que decidir cuál va a ser el camino que transitarán en el futuro.

Les ha hablado César Vidal desde este amado continente americano, que Dios los bendiga.



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