Los noticieros a diario reportan innumerables casos de robo. Robos de todo tipo; de objetos pequeños y otros millonarios, unos sin que las víctimas se percaten, y otros, atracos a mano armada, donde por desgracia muchos han sido asesinados, aparte de robar sus pertenencias. Algunos son tan sofisticados que son difíciles de detectar, otros son tan descarados que los hacen a plena luz del día.
Pero aun peor, es que en nuestros tiempos, y en la legislación de muchos países, este delito no es castigado como debería ser. Creando así un ambiente propicio para su multiplicación. Las penas que se imponen en la mayoría de casos, no restituyen los bienes a la víctima. Por mucho que llega el castigo es a unos meses de cárcel, o ex-carcelable porque los bienes eran de menor cuantía.
Además el robo termina siendo admirado y publicitado. Un no despreciable número de películas de Hollywood muestras las hazañas que realizan los protagonistas dedicados a este oficio. Los muestran como tipos muy inteligentes y normales. Lo que no muestran es el desastre que deja este delito a diario en nuestra sociedad.
Es tan común el robo, y tan multiplicado que en el libro de Apocalipsis se menciona como un pecado que las personas no quieren abandonar.
Esa gente no se arrepintió de sus asesinatos ni de su brujería ni de su inmoralidad sexual ni de sus robos. *Ap 9:21 NTV
El robo refleja el egoísmo humano, donde no importa el daño que se causa al quitar las pertenencias que con esfuerzo legal les ha tomado conseguirlas a sus dueños. Es una gran mentira que los ladrones roban por necesidad. Roban por placer y avaricia. Y es que el robo es un pecado seductor y muchos van detrás de él. Tanto viejos como jóvenes no tiene reparos en tomar lo ajeno, sin importar los medios que se necesiten usar.
Sin embargo este delito no puede ser tomado como algo simple. Es tan grave como el asesinato o uno peor. Las leyes y limites que Dios ha establecido no los puede remover la humanidad, ni por más que se esfuercen porque son un inamovible.
"No hurtarás" Éxodo 20:15.
Miremos por un momento en el antiguo Israel como se castigaba este delito. Vamos a Éxodo 22:1-4, Como se puede observar en el texto anterior, la ley buscaba la restitución de la cosa robada a quien había sido víctima, y no que el ladrón se enviara a la cárcel por unos días, y después saliera tranquilo sin haber devuelto nada.
Y no era simplemente que devolvieran el objeto robado. Si era un buey, y había sido sacrificado o vendido, se debía restituir el equivalente a cinco (5) bueyes. Caso parecido para las ovejas, solo que se devolvía cuatro (4) veces. Cuando se recuperase vivo el animal se debía devolver el doble. Y si el ladrón no tenía como pagar, se vendía como esclavo por el valor que debía restituir.
La ley anterior es más que justa. Cuanto bien haría tener leyes así en nuestros países. Y aunque en estos casos se hablaba de bueyes y ovejas, porque la sociedad era agrícola, y lo más valioso eran los animales. Es completamente aplicable para otras cosas en nuestro tiempo. El ladrón al ser atrapado por la respectiva autoridad civil, debería iniciarle un proceso de extinción de dominio de sus bienes hasta cubrir un equivalente parecido a la ley dada en Israel. En el caso de no poseer bienes, su fuerza laboral debería ser utilizada, para que pague el valor del bien robado y la indemnización respectiva en favor de la víctima, solo hasta entonces saldría de la carcel.
Sin embargo en la actualidad la impunidad pareciera presentarse en la mayoría de estos delitos. Por tal razón ¿Saldrán los ladrones bien librados al final de cuentas, sabiendo que a sus delitos a penas les hacen cosquillas las leyes penales? Pero están muy equivocados porque nada de esto escapa a la vista del Juez Supremo. Cada hecho delictivo está registrado y será llevado a juicio. Ningún ladrón se podrá burlar del mandamiento moral universal que Dios estableció "NO ROBARAS"
Por eso se les hace un llamado a aquellas personas que están practicando este pecado. Siendo esclavos de su carne y trayendo daño a su prójimo. Aun es hora de apartarse de ese camino de maldad y tomar la senda de la vida. En donde para conseguir las cosas hay que trabajar honestamente.
El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. Efesios 4:28
En definitiva el robo es un delito que no se queda sin castigo. Y su mayor castigo no es ir a la cárcel, o recibir sanciones pecuniarias, sino ser privado de entrar a la presencia de Dios, e ir al infierno por toda la eternidad. No espere que un día no planeado en su agenda tenga que dar cuenta al máximo Juez. No hay estancias superiores donde apelar su sentencia. Y no hay abogados que puedan sobornarle, ni argumentos jurídicos que tengan peso fuera de su ley santa.
¿No se dan cuenta de que los que hacen lo malo no heredarán el reino de Dios? No se engañen a sí mismos. Los que se entregan al pecado sexual o rinden culto a ídolos o cometen adulterio o son prostitutos o practican la homosexualidad o son ladrones o avaros o borrachos o insultan o estafan a la gente: ninguno de ésos heredará el reino de Dios. 1Co 6:9-10 NTV
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