jueves, 30 de abril de 2020

Religión o Cristo: ¿Cuál es la diferencia? | Cap #8 | Entendiendo Los Tiempos - T2 [Transcripción]






Integrantes:

  • -        Eduardo Saladín (anfitrión)
  • -        Sugel Michelén
  • -        Salvador Gómez


Ps. Eduardo: Religión o Cristo ¿Cuál es la diferencia?, es el tema que trataremos en este día en su programa: Entendiendo los Tiempos. Tenemos con nosotros a Sugel Michelén, ¿cómo éstas Sugel? y a Salvador Gómez, que estuvo de viaje y hoy está con nosotros.

Ps. Sugel: y tú ¿cómo estás?

Ps. Eduardo: Yo estoy muy bien gracias a Dios, también muy contento de estar aquí con ustedes, es un privilegio que el Señor me concede de estar con ustedes en este programa (…).

Ps. Eduardo: Religión o Cristo ¿Cuál es la diferencia?, quizás tú eres una persona religiosa, y piensas que tienes una relación estrecha con Dios, y puede que sea así, pero quizá, esa no es la realidad, porque tienes un mal concepto de la religión; y a mí me gustaría que, en este día, ustedes empezarán a explicarnos primero: ¿Qué es la religión?, desde el punto de vista que la vamos a tratar, ¿Que tú nos diría Salvador?

Ps. Salvador: Los estudiosos tratan de escudriñar todo lo relacionado a la etimología de la palabra y el uso bíblico de la palabra, el léxico de la palabra, y aún el uso mismo que la escritura da al término, y concuerdan casi todos, que es difícil uno llegar a conclusiones, por esos términos originales que se utilizan para obtener una definición acabada de lo que es la religión, y por eso hay tantas definiciones, y tantos conceptos, que entran en juego; pero nosotros pudiéramos resumirlo como los esfuerzos que el hombre hace, por mantenerse relacionado o unido con una deidad; y lo expreso así en una deidad, porque abarca mucho, a veces, los conceptos que las personas utilizan para describir la relación con esa “fuerza superior” como lo llaman muchos; y hablo de los esfuerzos porque siempre hay algo, que el religioso tiene que hacer, para ganarse el favor, para por un lado estar bien con “ese dios”, hacer las paces con ese dios o “esa deidad”, y mantenerse en una buena relación, es por eso que, siempre las religiones tienen algunos ritos, ceremonias, o elementos que deben practicarse, para mantener esa relación con ese dios.

Es bueno aclarar, que nosotros no queremos un título como el que nosotros tenemos aquí, echar por el piso todo lo que se denomine “religión”, esa no es la idea, creo que el énfasis que nosotros queremos poner en la mente de las personas, es que, sepan que nosotros somos salvos por medio de una persona, Jesucristo. Jesucristo es Dios hombre, enviado a la tierra, para que nosotros por medio de Él, tuviéramos acceso a Dios el padre, como la Biblia en el Nuevo Testamento lo expresa expresamente [claramente], pero, aunque nosotros, no decimos que toda religión, necesariamente, o que el uso del término es malo, per se [por sí mismo], normalmente lo que la gente denomina “religión”, son: esfuerzos humanos, o un método humano, de alcanzar la salvación o la paz con Dios.

Ps. Eduardo: Conjunto de formalismos, de ceremonias, para alcanzar la salvación, para tener comunión con Dios, para restaurar esa comunión que fue perdida con Dios.

Ps. Salvador: Y algo de lo que el hombre puede enorgullecerse.

Ps. Eduardo: Déjeme leerles algo, que dice M.R. de Haan, en su libro, Religión o Cristo: “el Cristianismo no es una religión; es vida. Por lo general la religión consiste en un conjunto de formalismos y ceremonias. Aunque existe un sinfín de movimientos religiosos que va en aumento cada día, el Cristianismo sobresale de toda religión. (…) El genio del Cristianismo es que su Autor y Cabeza está vivo; porque el autor de nuestra salvación, es Jesucristo, el Hombre glorificado, que está a la diestra de Dios. Ninguna otra religión se atreve a reclamar esta distinción”.

Ps. Sugel: Yo creo que sería bueno, hacer un poquito más de aclaración, aquí, con respecto al término “religión”; porque ahí nos pueden estar diciendo, pero, mira, ven acá, y ¿el Cristianismo no es una religión?; Bueno, en cierto modo sí, porque tú puedes comparar el cristianismo con el islamismo, puedes compararla, con el hinduismo, el judaísmo; y el Cristianismo en ese sentido más amplio, es una religión, en un “sentido amplio”. Ahora en el sentido en que nosotros estamos usando la palabra: “Religión o Cristo”; el punto que queremos establecer, es que, tú puedes ser religioso y no ser cristiano; aún, tu religión esté dentro del marco del Cristianismo, en sentido general; o sea, una persona puede decir: yo no soy hindú, hablando no del nacido en la India, sino del que practica el hinduismo; yo no practico el islam, yo soy cristiano; pero tú puedes aún, dentro del marco de las religiones que comprenden el Cristianismo, ser un religioso y no ser un verdadero cristiano.

Ps. Salvador: Yo puedo poner un ejemplo personal, en una biografía que se escribió para un libro de mi autoría, pusieron en los datos biográficos, que yo, no nací en un hogar cristiano; y la idea que queremos expresar, obviamente, es que, en mi familia yo fui el primero que se convirtió al Señor. Cuando un familiar le obsequie una copia del libro, y la leyó, me dijo: ¿nosotros éramos musulmanes o qué?; es aclarando pues, ese concepto, de que, no es lo mismo ser salvo, o estar convertido, o haber nacido de nuevo (es el lenguaje que utiliza las escrituras, para describir o definir, aquellos que son hijos de Dios, que les han sido perdonados sus pecados y que irán al cielo), que, a pertenecer a un movimiento, o a una religión oficial, en ese aspecto.

Ps. Sugel: Entonces viéndolo desde el punto de vista del título de nuestro programa de hoy ¿cuál es la diferencia, entre un religioso, un mero religioso y un cristiano?

Bueno, el mero religioso; como decía Salvador  al principio, cuando él hablo de lo que es el elemento esencial de la religión, que es, ese esfuerzo humano al querer alcanzara el favor de Dios; el mero religioso, aún dentro del Cristianismo, en sentido general, vuelvo y repito, no estamos hablando de musulmanes, estamos hablando de personas que dicen: yo soy cristiano, yo creo en Cristo; una persona que diga creer en Cristo, pero en realidad está descansando en su propio desempeño, en la ceremonias y ritos que practica, en las buenas obras que hace para ganarse el favor de Dios; es un mero religioso y no es un cristiano. Ahí, es que está la diferencia, es Religión o Cristo. Bueno, la religión no salva, es Cristo el que salva por medio de la fe; y el punto de este programa es que tú puedes ser un religioso dentro del Cristianismo mismo, y no ser un verdadero cristiano, no ser una persona que en verdad ha descansado únicamente en Cristo, para la salvación de tu alma. Desde que el hombre pecó, desde que el pecado entro en el mundo, el hombre ha querido hacer cosas, para poder resolver ese problema que tiene con Dios.

Ps. Eduardo: Como decimos nosotros: mi propio esfuerzo para ganarme la salvación.

Ps. Sugel: Exactamente, yo establezco el protocolo, o sea, yo voy a ganarme el favor de Dios, haciendo esto, haciendo aquello, no haciendo aquello otro; por ejemplo, practicando ciertos ritos, practicando ciertos sacramentos; el catolicismo romano, por ejemplo, piensa que, si un niño es bautizado en el momento del nacimiento, el mero hecho de ser bautizado, eso ya lo purifica, lo limpia del pecado original.

Ps. Salvador: Y eso no fuera ningún problema, si la Biblia dijera, que es así. Pero el asunto es que la Biblia dice, que no es así.

Ps. Eduardo: Habiendo establecido lo que queremos significar, con el programa Religión o Cristo; yo quiero empezar a establecer las diferencias, de una manera más clara; de manera que todos aquellos que nos ven, o nos oyen a través de la radio, puedan evaluarse a sí mismo; los que nos están viendo a través de la televisión, a través del internet, o nos oyen a través de los programas de radio, puedan evaluarse a sí mismos, y ver en el contexto de lo que hemos hablado de esa definición, si son religiosos o tienen a Cristo en su corazón de verdad.

A mí me gustaría, que ustedes, nos hablarán de esas características de la persona que es: “un religioso”.

Ps. Sugel: Por un lado, es importante volver a repetir otra vez; el religioso descansa en sí mismo para salvarse.

Ps. Eduardo: ¿Qué significa eso Sugel?, ¿Que descansa en sí mismo para salvarse?

Ps. Sugel: Es una persona que dice: si yo hago esto, si yo dejo de hacer aquello, yo voy a ganarme el favor de Dios, yo voy a inclinar el corazón de Dios para favorecerme, básicamente, la religión lleva al hombre a querer salvarse por su propio esfuerzo humano.

Ps. Eduardo: Yo quiero que tú me expliques eso, de una manera más clara. Por ejemplo, una persona que se quiere salvar, haciendo buenas obras, haciendo misericordia, haciendo limosna, ¿eso es malo?

Ps. Sugel: Sí lo es, no porque dar limosna sea malo, dar limosna es bueno, pero si te quieres salvar por eso, sí estás yendo por un camino equivocado, porque la Biblia dice: “que yo no puedo comprar el cielo a través de mis obras”, yo no puedo resolver el problema que tengo con Dios, a través de mis obras. Te voy a explicar esto, de una forma muy sencilla; un individuo cometió un crimen, vamos a suponer un crimen serio; mató a otro. Pero le dice al juez, mira, de ahora en adelante yo voy a ir por todas las esquinas y a todo el que esté pidiendo dinero, aquel que este mendigando, yo le voy a dar un pan con jamón y queso, y le voy a dar dinero, y le voy a dar medicina; pero ¿qué hacemos con el crimen que tú cometiste?, o sea, es que tú mataste un hombre, y la ley dice: que tú debes pulgar una condena, por haber hecho esta fechoría; ¡Imagínate entonces! un hombre que peca constantemente contra Dios, continuamente contra Dios.

Decíamos en un programa anterior, que el mandamiento más importante de la Biblia es: amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este mandamiento, el hombre lo viola cada segundo, porque nadie ama a Dios, con todo su corazón, con toda su alma; nosotros nos amamos a nosotros mismos, con todo el corazón, con toda el alma y con todas nuestras fuerzas; o sea, que violamos continuamente ese mandamiento. No importa cuántas buenas obras yo haga, no importa cuántos rituales yo practique, no importa cuántas ceremonias yo lleve a cabo; yo no estoy resolviendo el problema que yo tengo con la justicia de Dios, por haber violado la ley de Dios.

Ps. Salvador: Es que nosotros todos tenemos, una especie de juez corrupto dentro de nosotros mismos, (…) a quién sobornamos, tratando de sobornar nuestra conciencia, pensando que, de alguna manera, Dios va, a final de cuentas, a absolvernos, que Dios va a tomar esas buenas obras, y esos esfuerzos; pero, ¿cómo no va a ser agradado con todas las dádivas que yo le doy a las personas? sobre todo, lo bueno que yo me tornó en la época navideña, yo le hago tanto bien a tantas personas; Dios no se va a olvidar. De hecho, la Biblia dice, que no se olvida de nuestro buen obrar; y de alguna manera “minimizamos” otros tantos textos del Nuevo Testamento, que nos dicen: que la ira de Dios está sobre el pecador de continuo; porque, no es un asunto de yo contabilizar mis actos buenos, con mis actos malos, y ver cuál es el resultado; el problema es que todos mis pecados, cuentan, para yo ser arrojado a un lago de fuego, que arde con fuego y azufre, como el mismo Señor Jesucristo nos enseña que el nuevo tratamiento; o sea, en otras palabras, nosotros no podemos esconder bajo la alfombra de nuestros buenos actos, todos los pecados que hemos cometido; no podemos. Dios no se va a hacer de la vista gorda, no hay un texto bíblico, que nos diga; de hecho.

Pero el gran problema en el que nosotros caemos, y que tenemos que resolver, es: ¿para qué vino Cristo entonces?; porque por eso precisamente se llama el Salvador; es porque nosotros necesitamos que nos salven, porque no podemos salvarnos a nosotros mismos. Pero ahí entra otra vez el problema de la religión; lo que pasa es que hay gente muy mala; todo eso que tú está diciendo, es para el criminal que está en la cárcel; para dos o tres [personas] que yo conozco, que son gente muy mala; y no tienen el concepto de que: “todos hemos pecado”, como dice Pablo en Romanos capítulo 3 [vs. 23]; todos hemos sido destituidos de poder tener acceso a la gloria de Dios en el cielo. Entonces, es como si Pablo nos estuviera diciendo hay que comenzar de cero, y estamos muy mal para poder nosotros ganarnos el favor de Dios, porque con una sola violación a la ley que Dios nos ha dejado en su palabra, ya estamos condenados.

Ps. Sugel: De hecho, la Biblia dice: el que viola la ley en un punto se hace culpable de todos; es como si la ley fuera una cadena, cuando yo rompo un eslabón, yo no rompo uno solo eslabón, yo rompo la cadena completa. (…)

Ahora, hay un problema adicional ya que tú preguntaste las características del religioso versus el verdadero cristiano; hay una característica adicional del religioso, que, en cierto modo, abarca esta que acabamos de decir ahora, y es el hecho, de que el religioso tiene su propia fuente de autoridad; el cristiano cree lo que la Biblia dice, porque el cristiano cree que la Biblia es la palabra de Dios; el religioso es su propia fuente de autoridad. ¿De donde el religioso saca el hecho, de que él puede por sus propias buenas obras, por su esfuerzo, ganarse el favor de Dios? (…); porque él es su propia fuente de autoridad, o la tradición de la iglesia a la que él pertenece, es su fuente de autoridad, pero no la Biblia; porque la Biblia, dice exactamente lo contrario; el apóstol Pablo dice en Efesios capítulo 2 [vs. 8] “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es un don (es un regalo) de Dios”; y Pablo dice claramente [vs. 9]: “no por obras, para que nadie se gloríe”. Aquí yo tengo un texto bíblico; aquí yo tengo mi tradición religiosa; aquí yo tengo lo que dice Pablo, inspirado por el Espíritu Santo; aquí yo tengo lo que yo he practicado desde que yo soy niño, mi familia pertenece a esa religión toda la vida; sí, pero ¿cuál es tu fuente de autoridad?; es lo que la palabra dice claramente: “que la salvación no es por obras”; o es tu tradición eclesiástica que te dice: “que tú puede salvarte por [tu propio esfuerzo]”.

Ps. Salvador: Sugel, ¿podría ser lo que la Biblia dice, más, esas tradiciones o esas fuentes extra bíblicas?

Ps. Eduardo: Salvador, en el segmento anterior, tú hablabas de aquellas personas, que creen que pueden salvarse, haciendo las cosas como le parece, teniendo su propia fuente de autoridad; que dicen: bueno, yo creo en la Biblia, más, las obras que yo puedo realizar.

Ps. Sugel: Salvador decía: bueno, y ¿qué pasa con una persona que diga “yo creo en la Biblia, pero al mismo tiempo, tengo otras fuentes de autoridad”?; la pregunta es, ¿qué pasa cuando estas fuentes de autoridad entran en conflicto con la Biblia?, ¿cuál es tu autoridad final?; porque todos nosotros tenemos conceptos personales de las cosas, tenemos opiniones personales, y aún, tenemos tradiciones que traemos de nuestra familia, de la cultura en la que vivimos y nacimos; pero, ¿estoy dispuesto a poner la Biblia por encima de toda tradición humana?, ¿estoy yo dispuesto a poner la Biblia por encima, aún, de mis propias opiniones?

Cuando yo pienso en las buenas obras, con respecto a Dios, mi corazón tiende a decir: “pero claro que Dios tiene que tomarlas en cuenta”; y “Dios tiene que darme el cielo, porque yo no soy tan malo como otras personas”; eso es lo que mi corazón me dice. Pero ¿qué dice la Biblia?; de hecho, Pablo dice en un momento dado, en Romanos capítulo 3 [vs.4] cuando tu corazón, y la opinión humana está en contra de la Biblia, entonces “sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso”. O sea, siempre Dios tiene razón; y Dios dice en su palabra: que la salvación no es por obras, que la salvación no es por llevar a cabo ninguna ceremonia, que la salvación no es por ningún ritual, la salvación es únicamente por Cristo.

Ps. Eduardo: Sugel, pero es más fácil seguir los rituales humanos, inventados por nosotros y las tradiciones, que tener que reconocer que somos pecadores y humillarnos delante de Dios; y que yo no puedo salvarme por mis mismas obras, sino que, hay un solo camino que es a través de Jesucristo; solo que el hombre no quiere humillarse.

Ps. Salvador: Y por momentos están involucrados muchos aspectos, aún emocionales; la Biblia, por ejemplo, dice claramente; hay un cielo, y hay un infierno; un lugar de la morada de Dios, donde pasar la eternidad con Cristo; o la morada de perdición eterna. Pero los religiosos dicen: pero podemos hacer misas o ritos religiosos para sacar a mi muerto del purgatorio, y de esa manera yo también tener la esperanza de pasar la eternidad con esas personas. Hay una involucración emocional, obviamente, todo el mundo quisiera sacar a su ser querido del purgatorio, un lugar que la Biblia no menciona, para que pueda llegar al cielo. ¿Qué decimos?; ellos pueden decir sí, la Biblia dice eso, hay un libro que habla de hacer sacrificio por los muertos, de los libros apócrifos ¿qué podemos decir al respecto?

Ps. Eduardo: ¿Que son los libros apócrifos, Salvador?

Ps. Salvador: (…) Bueno, los libros canónicos, fueron los libros realmente aceptados por la iglesia para formar parte del canon bíblico, son 66 libros, 39 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento; los libros apócrifos, fueron libros que no fueron considerados, por sus evidencias, tanto internas, lo que tienen escrito en sí mismo, como por las evidencias externas, lo que la iglesia pensaba de esos libros, y lo que esos mismos autores pensaban desde ellos mismos; o sea, los libros bíblicos dicen, “esto es palabra de Dios”, “así dice el Señor”; los libros deuterocanónicos o secundarios, son libros que no hablan diciendo, ”yo estoy escribiendo de parte de Dios”.

Ps. Sugel: De hecho, y para ponerte el mismo ejemplo, y sin abundar mucho en eso; el mismo libro deuterocanónico o apócrifo, que dice lo del sacrificio por los muertos; ese libro termina diciendo [2 Macabeos 15:37-38]: “aquí yo Nicanor, doy por terminado mi relato. Si quedó bien logrado, me sentiré satisfecho. Si fue imperfecto y mediocre, yo hice cuanto pude”. Un autor inspirado por el Espíritu Santo, nunca habla así, es un libro simplemente que los judíos tenían como cualquier literatura de la época, eso se escribió en el siglo II o III antes de Cristo.

Ahora bien, el gran problema de esa declaración y del sentimiento emocional —de aquel que dice, ¡pero mi familiar murió! — es que contradice lo que la Biblia dice. En Hebreos 9:27 dice: “(…) está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”; eso quiere decir, que después de la muerte ya no hay esperanza, después de la muerte, ya no hay otra opción. De hecho Dante Alighieri, en su famosa “Divina comedia”, una gran obra de la literatura universal, colocó —en la ficción— en las puertas del infierno, un letrero que dice: “entrad por esta puerta, vosotros que ya no tenéis esperanza”; o sea, cuando una persona traspasa el lindero de la eternidad, cuando una persona muere, ya no hay vuelta atrás, ya no hay esperanza; porque está establecido para los hombres que mueran una sola vez —no hay reencarnación, no hay oportunidad posterior— y después de esto el juicio.

Ps. Eduardo: O sea, que, si queremos reconciliarnos con Dios, debe ser ahora, en vida.

Ps. Sugel: Entonces, ¿a quién le vamos a creer?

Otra vez volvemos al punto, de que el problema del religioso, no es solamente el hecho, de que él trata por su propio esfuerzo, de acercarse a Dios, y ganarse el favor de Dios; es que él es su propia autoridad, o tiene una autoridad, que no es la palabra de Dios.

Ps. Salvador: Piensa, lo que está en juego aquí, es muy grande, y traigo el tema precisamente de las misas y demás, por qué en lugar de nosotros decir —como lo hace el Señor en la palabra — “he aquí [ahora] el día de salvación”[2 Co. 6:2], para poner un sentido de urgencia, en los hombres para buscar a Cristo y salvarse, encontrar el perdón de sus pecados; la religión es como una especie de narcótico, donde las personas pasan a estar tranquilas y sosegadas, cuando el riesgo y el peligro al que se exponen, es enorme. Entonces es un chupete de bebes, que nos colocan en la boca para entretenernos, —y el maligno sabe muy bien, cómo entretenernos— para nosotros no creer en el Cristo de la Biblia, y salvar mi alma de la condenación.

Ps. Eduardo: Viene a mi mente, el texto que dice, que: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” [Pr. 14:12]; ellos creen que están haciendo las cosas bien, que van camino al cielo, y van es camino a una condenación eterna.

Ps. Sugel: La sinceridad no salva a nadie, otra vez, una persona puede sinceramente tomarse un veneno, creyendo que está tomando jugo de naranja; la sinceridad no va a eliminar el efecto dañino del veneno. Hay un ejemplo, muy clásico en el Nuevo Testamento, que yo creo que sería bueno traer a colación, para que las personas puedan ver en un ejemplo concreto de carne y hueso, ¿cómo funciona esto de religión o Cristo? Hay un individuo que se llama Nicodemo, y este individuo tiene características muy especiales; en primer lugar, era judío, es decir, que él pertenecía al pueblo de Dios en el Antiguo Testamento, tenía la revelación divina en las manos, la Biblia; en segundo lugar, este individuo no era cualquier judío, era fariseo, y los fariseos eran la secta religiosa más estricta que había en Israel, en los días del Señor, eran personas que trataban de cumplir la ley al pie de la letra, minuciosamente; pero Nicodemo no era cualquier fariseo, Nicodemo era maestro de su religión, en un momento dado, en Juan capítulo 3 [vs.10], el Señor le dice: “¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?”, o sea que, Nicodemo era un individuo muy aventajado dentro de los mismos fariseos; y Juan nos dice en el capítulo 3 de su evangelio, que era “un principal entre los judíos [vs.1]”, eso quiere decir, probablemente, que Nicodemo pertenecía al sanedrín, que era como una especie de la suprema corte de justicia de Israel, eran gobernantes, eran personas escogidas por su decencia, por su moral; y por si todo eso fuera poco, Nicodemo tenía una buena opinión de Jesús; en Juan 3:2, Nicodemo le dice: “Señor, sabemos que tú has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con Él.”; así que, aquí tenemos a un individuo, que pertenecía al pueblo de Dios, conocía la palabra, era un religioso, era un maestro de su religión, era un hombre decente y moral, y tenía una buena opinión de Jesús.

Ps. Eduardo: Eran personas ¿verdad?, que guardaban la palabra escrupulosamente [minuciosamente]. ¿Cuantas leyes ellos habían creado? —mandamientos que ellos habían puesto—

Ps. Sugel: 634 mandamientos; para estar seguros de que estaban pulsando los botones correctos a la hora de obedecer a Dios; o sea, ellos no se contentaban con que la Biblia, dice, por ejemplo, “hay que guardar el día de reposo” [Ex. 20:8-11]; ¿y eso que significa?, que comenzaban a anexar y añadirle reglas a ese cuarto mandamiento, que era sencillamente: “guarda un día para el Señor en adoración y reposo”; y ellos comenzaron a decir, bueno, ¿cómo se puede violar ese mandamiento?, y llegaban al colmo, de decir: una mujer no debe mirarse en el espejo en el día de reposo porque puede verse una cana y sentirse tentada a arrancarse esa cana, y eso es un trabajo; no se puede usar dientes postizos en el día de reposo, porque son una carga; le añadieron un montón de mandamientos a la Biblia.

Ahora bien, Nicodemo era ese tipo de hombres; y Cristo le dice: “Nicodemo, tú tienes que entender que el hombre está tan dañado de nacimiento, que, a menos que no nazca de nuevo, no puede entrar en el reino de Dios” [Jn. 3:3]. Eso es lo que la religión no puede producir; tú puedes hacer todas las ceremonias, todas las misas, todos los rituales, todas las buenas obras que tú quieras; pero el problema del daño que está allí, no se resuelve haciendo esas cosas, el hombre está dañado por el pecado y viene dañado. De hecho Cristo le dice a Nicodemo: “Lo que es nacido de la carne, carne es” [Jn. 3:6]; y lo que ese texto significa, en palabras muy simples: el hijo de dos pecadores nace pecador, y tú eres hijo de dos pecadores, tú naciste pecador Nicodemo; tú tienes un problema que no se resuelve con la buena opinión que tu tienes de mí, no se resuelve con hacer rituales, tratar de obedecer la ley; tú tienes que nacer de nuevo, tú tienes que ser engendrado otra vez, y ahora por el Espíritu de Dios; es la única manera; el que no naciere de nuevo no puede entrar en el reino de Dios.

Entonces, eso es como el individuo que va al médico, y el médico le dice: tienes cáncer; y peor, el cáncer ha hecho metástasis en los órganos vitales de tu cuerpo, ¿que tú vas a hacer? — mira, yo voy a comenzar a dar limosnas; — ¡tú no me estás entendiendo!; no importa cuántas limosnas tú des; eso no te va a quitar el cáncer; tú tienes que ser sometido a quimioterapia, tú tienes que ser sometido a una serie de tratamientos, para que puedas atacar el cáncer. La única quimioterapia que puede resolver el cáncer del pecado, con el cual el hombre viene de nacimiento, es el “nuevo nacimiento”, hay que hacerte otra vez, y ese nuevo nacimiento sólo puede hacerlo Dios; yo no puedo hacerme de nuevo, yo no puedo hacer ese milagro de regeneración, eso es una obra del Espíritu Santo.

Ps. Salvador: Pero solamente hay una manera de hacerlo; la gente no puede entender que sea una manera única, tiene que haber algo de diversidad, y es ahí, donde algunos dicen; ¡ah, voy a hablar con la mamá de Cristo!, ella sí es buena y compasiva, ella sí de seguro va a tener piedad de nosotros; y en ese sentido, algunos por eso empiezan, a orar a María, a adorar a María, a hacer ofrendas a María, y [dejan] de buscar por medio de Cristo; que deja un poco mal parado al Señor; porque si están diciendo, que yo puedo ir, a través de la madre para ganarme el favor del Hijo, significa entonces, que la madre es más bondadosa que el Hijo; y entonces ella, que llama a Jesús “su Salvador”, es porque ella misma también tenía pecados; y si tenía pecados, dice la Biblia: “que la paga del pecado es la muerte” [Ro. 6:23]; ella murió, mostrándonos que ella también tenía culpa de su propio pecado personal y necesitaba un Salvador que la limpiara; además de esto, Cristo nunca llamo a los hombres, a creer en María, ni a orar a María; lo vemos continuamente llamando a los hombres hacia sí, ¡venid a mí!, llama a los hombres a creer en Él, en la cruz, a depositar su confianza para salvación en Él, no hay ningún versículo de las escrituras a María.

Ps. Sugel: La Biblia es muy clara, en [afirmar] que sólo Cristo salva; de hecho, ni siquiera la fe salva, ¡yo tengo mucha fe!, el problema es que la fe tampoco salva. En República Dominicana, tenemos el problema de personas que se van en embarcaciones muy débiles, para irse a Puerto Rico y de ahí irse a E.E.U.U. Una persona puede irse en una de estas embarcaciones, y otra persona puede irse a Puerto Rico en avión; este que se va en embarcación, puede tener mucha fe en la barquita en la que se está yendo, y el que se va en el avión está muerto de miedo, porque le tiene miedo a volar, sin embargo el del avión tiene muchísimas más posibilidades de llegar a Puerto Rico, con todo y “su poca fe”, que el otro llegar en la barquita con “su mucha fe”; porque no es la fe lo que importa, es el objeto de la fe, no es la fe la que salva, es Cristo el que salva por medio de la fe; no es la fe, es Cristo el Salvador  por medio de la fe; y la Biblia es bien clara cuando dice: “solamente en Cristo hay salvación [Hch. 4:12]”; Juan 14:6 dice el Señor: “Yo soy el camino”, no uno de los tantos que hay, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” ;Hechos 4:12 dice, “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”, excepto Cristo; 1 Timoteo 2:5 dice: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”.

Pero de nuevo volvemos al punto ¿cuál es tu fuente de autoridad?

Ps. Salvador: Tengo una pregunta; si está viendo el programa, una persona que cree en su “virgencita”, y ahora mismo dijo: —después de nosotros haber mencionado estas cosas— ¡ay si no, me tocaron a mi virgencita! ¿que tú le dirías?

Ps. Eduardo: Salvador, en el segmento anterior tu preguntabas ¿Qué de aquellas personas que creen, que la virgen puede salvarlos? ¿que de ellos?; Bueno, tienen una fuente de autoridad que no son las escrituras, y a la luz de lo que veíamos, de los textos que tú decías Sugel, de Juan 14:6 que el Señor dice: “Yo soy el camino, —o sea el único camino— y la verdad,— la única verdad— y la vida”; y como dice 1 Timoteo 2:5 “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres”; querer poner, un elemento que no está en las escrituras, para salvación, aparte de Cristo, es muy peligroso; ¿Por qué? por lo que decíamos, hay camino que al hombre le parece derecho, pero es camino de muerte. Entonces yo, o sigo a la religión, viéndola en el sentido de las tradiciones, o sigo a Cristo, y lo que Él dice en su palabra.

Ps. Sugel:  Ahora yo quisiera hacer una aclaración, porque hay personas que pueden estarnos viendo, [y exclamar]; ¡tú ves, ese es el problema!, que esta gente siempre tiene que estar criticando a los demás, hay tanto odio, y tantos problemas religiosos. Nosotros no estamos atacando a ninguna persona, esto no es un ataque es un acto de amor; nosotros estamos diciendo lo que la palabra de Dios enseña, para poder sacar a las personas del error; porque es terrible que una persona vaya dirigiéndose hacia un precipicio, tú lo sepas, la persona no se da cuenta a dónde va a terminar, y tú dices: “yo no lo quiero ofender, yo no lo quiero molestar”; eso sí es un acto de aborrecimiento, el tú ver claramente hacia dónde se dirige la persona. Entonces aquí no estamos hablando “en contra de”, estamos hablando “a favor de”; ¿a favor de que?; estamos hablando, a favor del cristianismo, y estamos hablando a favor de las personas que nos están mirando por internet; porque queremos llevarlos a ellos, a Cristo; para que no sigan confiando en su religiosidad.

Ps. Salvador: Y en ese punto Sugel, me gustaría de verdad, hacer una exhortación en amor, a todos los que nos están viendo, y es que: escudriñemos, leamos, estudiemos en las escrituras, lo que la Biblia tiene que decir, acerca de las cosas que nosotros creemos. Si usted no puede corroborar por las palabras de Cristo, si usted no puede corroborar por las escrituras —la Biblia—; la creencia que usted sostiene, para albergar esperanza, de que al morir usted irá a la gloria; entonces usted tiene que buscar de Dios. Pero no lo asuma, no asuma de que, porque usted escucho eso, y lo practico desde niño, ya eso está bien. Por eso Cristo continuamente estaba instruyendo a los hombres, advirtiendo a los hombres, hay un peligro muy grande en asumir las cosas que no son enseñadas por Dios, porque lo que está en juego es, vida o muerte, es eternidad de salvación o condenación.

Ps. Sugel: Y, sobre todo, tomando en cuenta, que todos los grupos mayoritarios dentro del Cristianismo, tenemos un punto en común, todos creemos que la Biblia es la palabra de Dios; ahí estamos todos de acuerdo. Entonces, si la Biblia es la palabra de Dios, lo que estamos es invitando a las personas que nos están mirando, es: no le crean a Salvador, a Eduardo o a Sugel Michelén, créanle a la Biblia, ve a la escritura directamente, y verifica lo que está allí. Hay una escena en el libro de los Hechos, cuando el apóstol Pablo va a un lugar que se llama Berea, a predicar el evangelio, y el autor de los Hechos que es Lucas el médico, Lucas hace un comentario, diciendo que esas personas de Berea eran más nobles que los de Tesalónica, porque ellos escudriñaban cada día las escrituras, para ver si lo que Pablo decía era así [Hch. 17:11]. Y nuestra invitación es, no nos creas a nosotros, ve a la escritura, mírala por ti mismo, escudriña la palabra de Dios, y busca la respuesta allí.

Ps. Eduardo: Nosotros hemos visto en estos dos segmentos, en estas dos secciones, que la religión no puede resolver el problema fundamental del hombre, que es: ser reconciliado con Dios; y hemos visto también, que, para ser reconciliados con Dios, debe ser a través de Jesucristo; eso es lo que nos enseña la palabra de Dios; y hemos exhortado a aquellas personas en amor, que nos escuchan, que nos ven, a que escudriñen en las escrituras, como tú estabas diciendo.

Yo lo que quiero ahora, es que hablemos, de ¿qué hizo Jesucristo para salvarme? y ¿cómo yo me apropió de esa obra que Él hizo a mi favor?

Ps. Sugel: Cristo es el único Salvador posible, por varias razones; en primer lugar, porque sólo Él es Dios hecho hombre, y no hay nadie que pueda hacer lo que Él hizo por su persona misma, Él es Dios hecho hombre; lo grandioso del Cristianismo, es que la salvación no se obtiene por lo que el hombre puede hacer, sino por lo que ya Dios hizo, solo Dios podía resolver el problema; y Dios vino al mundo como hombre, a resolver el problema en la persona de nuestro Señor Jesucristo; Cristo es la segunda persona de la trinidad, que se hace hombre; y ¿porque se hace hombre? ¿acaso vino Cristo para darnos un ejemplo, mostrarnos cómo debemos vivir, como debemos amar al prójimo?; No. Él hace todo eso, porque Él es un ejemplo a seguir, pero la razón por la que Cristo viene, es porque, la paga del pecado es la muerte; el hombre tiene una deuda infinita con Dios, que solo un ser infinito podría pagar; el problema es que el único ser de valor infinito, es Dios mismo; y Dios no puede morir. Entonces, ¿que hizo Dios?; se hizo hombre; y cuando Cristo muere en la cruz del calvario, es la muerte de un ser, que tiene un valor infinito, que está pagando por nuestros pecados, por los pecados de aquellos a quienes Él vino a salvar.

Entonces, en primer lugar, solo Cristo salva, porque solo Cristo es Dios hecho hombre, nadie tiene esa característica; pero, en segundo lugar, solo Cristo salva, porque solo Él murió en la cruz por nuestros pecados, solo Él murió en la cruz como nuestro sustituto. ¿Porque Cristo tenía que morir en la cruz?; porque nosotros hemos violado la ley, y la Biblia dice: que estamos bajo la maldición de Dios, bajo el castigo de Dios, bajo la ira de Dios, por causa de nuestros pecados; y la Ley decía: “maldito todo aquel que es colgado en un madero”; entonces Cristo no podía morir por apedreamiento, no podía morir en una horca, Él tenía que morir en el madero, Él tenía que morir en la cruz, para hacerse maldición por nosotros. Así que en segundo lugar sólo Cristo puede ser el Salvador; porque solo Él se hizo maldición, al morir por nosotros en la cruz. En tercer lugar, sólo Cristo puede ser el Salvador, porque solo Él resucitó; Jesucristo se levantó de la tumba, y eso hace el Cristianismo algo completamente distinto a cualquier otra religión del mundo; Mahoma, no resucitó; Confucio, no resucitó; Lao Tse, no resucitó; nosotros podemos buscar cualquier religión del mundo, y sus adeptos pueden seguir las enseñanzas de ese líder religioso, pero ellos no pueden decir: “mi redentor está vivo”; El cristiano sí. Porque Cristo murió, se levantó de la tumba al tercer día y ascendió a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios.

Entonces solo Cristo salva, por esas características que acabamos de mencionar, no hay salvación fuera del Señor.

Ps. Salvador: Algunos lamentablemente, dicen verbalmente: “solo Cristo salva; pero, debemos hacer buenas obras, hacer rituales”. Entonces, no es tanto, un “solo Cristo salva”; es, “Cristo más muchas otras cosas más”. Y ahí radica el problema, yo creo que el apóstol Pablo nos dejó un ejemplo ideal, de ¿que debe ocurrir con el religioso, para abrazar a ese solo Cristo? —porque de Él es que viene a la salvación—; dice el Señor, “yo vine a buscar y a salvar lo que se había perdido” [Lc. 19:10]; —¡Ah, sí, a la gente mala! — No, a todos nosotros. Vine a buscar y a rescatar de la humanidad a los pecadores; y yo vine a pagar el precio de vida en la cruz del calvario. La culpa que nosotros todos tenemos, Él asumió la culpa, y pagó el precio, para que nosotros pudiéramos tener el perdón de nuestros pecados; es clave aquí. Ahora, el apóstol Pablo, —si había alguien, que podía enorgullecerse por ser rígido en su religión, apegado a las leyes del Antiguo Testamento; no estamos hablando ni siquiera de documentos extra bíblicos; a las leyes del Antiguo Testamento; era el apóstol Pablo — el mismo dice: “yo era superior a los religiosos de mi época” [Gá. 1:14]; y sin embargo leemos en Filipenses capítulo 3 [vs. 8-9], que él llegó a considerar como basura todos sus esfuerzos humanos, y su vida ejemplar como fariseo y judío; dice, “con tal, de yo ganar a Cristo y de poder verme hallado en su justicia”; porque él vio que, de su propia justicia, de su buen obrar, de sus ceremonias, y de sus errores religiosos, no le iba a llevar a ningún lado; y ahora estaba confiando solamente, en la justicia de Jesús, la vida perfecta de Jesús.

Su muerte es vital; —como tú decías Sugel. — Pero su vida también; su vida perfecta, es precisamente, lo que Dios pone en cuenta en nuestra hora, y cuando aquel que cree en Jesús, y abraza a Jesús, recibe esa cuenta; ahora es visto por Dios el padre, como un justo. Los injustos son tomados en cuenta, como justos, por esa justicia con la que Cristo vivió, mientras era hombre aquí en la tierra; y ahora esa justicia, nos hace ver a nosotros, como absueltos en la justicia divina; de culpables a absueltos, porque Cristo pasó de inocente a culpable por nosotros en la cruz.

Ps. Sugel: Para ponerlo en un lenguaje más sencillo; para llegar al cielo, tú tienes que ser tan justo como Dios, porque Dios no puede rebajar sus estándares, y no lo somos. Nadie puede alcanzar eso, por más buenas obras que tú hagas; pero todo el mundo sabe eso en el fondo, la gente siempre dice: “nadie es perfecto”, las personas saben que sus pecados cometen. Para llegar al cielo hay que ser tan justo como Dios, y la única manera, en poder llegar a alcanzar esa justicia, es si Dios se la regala, y eso es lo que el Cristianismo anuncia, y es de hecho una prueba de la inspiración de la Biblia. Porque esa religión —si lo podemos llamar así ahora, al final de este programa— no se la hubiera podido inventar el hombre jamás, porque es contra intuitiva, dice alguien, es contra mi intuición. Mi intuición me dice, si yo hago lo bueno, yo obtengo lo bueno; si hago lo malo, yo soy castigado. El Cristianismo te dice: no importa lo que tú trates de hacer, eres pecador, y no puedes llegar a alcanzar la justicia de Dios, a menos que Él te la regale; esa justicia la tiene Cristo, Él obedeció la ley de Dios y obedeció a su padre, desde la cuna, hasta la tumba, Cristo nunca peco; Él es el Justo.

Cuando Cristo viene a la tierra, cumple la Ley de Dios, y luego muere como un criminal; lo que Él estaba haciendo, era lo siguiente: Él estaba viviendo la vida de justicia que yo no podía vivir, y luego muriendo en la cruz, la muerte que yo merecía morir, para que todo aquel, que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Pablo dice, en 2 Corintios 5:21 “Al que no conoció pecado, — nunca hizo pecado— por nosotros —Dios a Él lo trató como un pecador— Dios lo hizo pecado, para que ahora nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él”. O sea, es la justicia de Dios, que yo tengo por estar en Cristo; es mi unión con Cristo lo que me salva, y esa unión viene por medio de la fe.

Ps. Salvador: El orgullo religioso, es algo aquí, que pone en serio peligro las almas de los hombres. Una persona puede haber escuchado esta explicación del evangelio, y como quiere albergar en su corazón: ¡pero es que es que yo no voy a dejar mi religión!; o su apego a los familiares, o el temor a lo que dirán sus familiares, o sus amigos. — ¡yo no puedo dejar mi religión! —Mi amigo, ama a Cristo, aférrate a Cristo, Él es lo primero, y al final de cuentas, con quien tú tendrás que verte en la eternidad; de manera que toma la decisión de corazón, de no vivir para tu religión, sino para Jesús; aférrate en el único que te puede salvar de todos tus pecados, y darte vida eterna; porque la religión no lo hará.

Ps. Sugel: Ahora (…) ya para terminar aquí (…) ¿cómo yo me aferro a Cristo? Con el arrepentimiento y la fe. O sea, yo tengo que arrepentirme de mis pecados, yo tengo que reconocer que soy pecador, yo tengo que reconocer que merezco la justa condenación de Dios por mis pecados, pero confiar únicamente en la persona y la obra del Señor Jesucristo. La Biblia dice, que el que hace eso, será salvo.

Ps. Eduardo: Para finalizar el programa, yo quiero que ustedes me establezcan, claramente, ¿cuál es la diferencia entre un religioso y un cristiano?

Ps. Sugel: Habíamos hablado, a lo largo de todo el programa; que el religioso, es aquel que hace algo para tratar de ganar el favor de Dios, y está confiado en sus propios criterios, o los criterios de su iglesia, o los criterios de su tradición. El cristiano, es una persona que ha entendido, que sólo la Biblia es la palabra de Dios, el cristiano es una persona que ha entendido que es pecador, que ha entendido que merece la condenación de Dios; y no confía en absoluto, ni en su iglesia, ni en sus tradiciones, ni en sus ceremonias, ni es sus ritos, ni en sus buenas obras; él confía únicamente en la vida perfecta de Cristo, su muerte en la cruz, y su resurrección. Cristo y solo Cristo; eso es un cristiano. Por eso, cuando una persona dice: “mira yo soy cristiano desde chiquito, desde que yo nací”; ya esa persona, no lo es; porque lo primero, el punto de partida para llegar a ser cristiano, es reconocer que somos pecadores.

Ps. Salvador: O sea, que lo más importante, no es ser parte de un movimiento, no es pertenecer a una religión organizada; lo más importante es abrazar a Cristo, por medio de la fe y el arrepentimiento; y es en ese sentido, que esta vida, es el tiempo que Dios nos da, para conscientemente, entender, que somos pecadores delante de Dios, y entender que Cristo es la respuesta que Dios da, la solución que Dios brinda para que el hombre se salve; Él es el Salvador,  porque necesitamos que alguien nos rescate del estado de perdición en que nos encontramos; y si morimos en ese estado, nos perderemos eternamente y para siempre. Es por esto, que algunos apelan a esa historia, —que tú hacías referencia con los ladrones en la cruz,— para mostrar que sólo uno, en toda la Biblia, se salvó así, al final de sus días; para que no presumamos que podemos vivir como queramos toda nuestra vida entera, y luego al final, pensar que vamos a tener siempre la oportunidad de arrepentirnos y salvarnos; porque muchos mueren en accidentes, o en estados de enfermedad, que les impiden aún razonar y pensar bien tranquilos; no lo dejes para el tiempo final de tu vida, para los tiempos de agonía de tu muerte; resuelve tu problema con Dios, mientras tú tienes condición mental, mientras tú puedas asumir que eres pecador delante de Dios, porque es la única manera, a través de Jesucristo.

Ps. Eduardo: ¿cuál es tu condición? ¿eres tú un religioso o eres un cristiano? ¿alguien que está confiando en Cristo, y sólo en Cristo para salvación?

Gracias por haber estado con nosotros en su programa: “Entendiendo los Tiempos”.


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