Integrantes:
- - Eduardo Saladín (anfitrión)
- - Sugel Michelén
- - Salvador Gómez
Ps. Eduardo:
Religión o Cristo ¿Cuál es la diferencia?, es el tema que trataremos en este
día en su programa: Entendiendo los Tiempos. Tenemos con nosotros a Sugel
Michelén, ¿cómo éstas Sugel? y a Salvador Gómez, que estuvo de viaje y hoy está
con nosotros.
Ps. Sugel: y tú ¿cómo estás?
Ps. Eduardo: Yo estoy muy
bien gracias a Dios, también muy contento de estar aquí con ustedes, es un
privilegio que el Señor me concede de estar con ustedes en este programa (…).
Ps. Eduardo:
Religión o Cristo ¿Cuál es la diferencia?, quizás tú eres una persona religiosa,
y piensas que tienes una relación estrecha con Dios, y puede que sea así, pero
quizá, esa no es la realidad, porque tienes un mal concepto de la religión; y a
mí me gustaría que, en este día, ustedes empezarán a explicarnos primero: ¿Qué
es la religión?, desde el punto de vista que la vamos a tratar, ¿Que tú nos
diría Salvador?
Ps. Salvador:
Los estudiosos tratan de escudriñar todo lo relacionado a la etimología de
la palabra y el uso bíblico de la palabra, el léxico de la palabra, y aún el
uso mismo que la escritura da al término, y concuerdan casi todos, que es
difícil uno llegar a conclusiones, por esos términos originales que se utilizan
para obtener una definición acabada de lo que es la religión, y por eso hay
tantas definiciones, y tantos conceptos, que entran en juego; pero nosotros
pudiéramos resumirlo como los esfuerzos que el hombre hace, por mantenerse
relacionado o unido con una deidad; y lo expreso así en una deidad, porque
abarca mucho, a veces, los conceptos que las personas utilizan para describir
la relación con esa “fuerza superior” como lo llaman muchos; y hablo de los
esfuerzos porque siempre hay algo, que el religioso tiene que hacer, para
ganarse el favor, para por un lado estar bien con “ese dios”, hacer las paces
con ese dios o “esa deidad”, y mantenerse en una buena relación, es por eso que,
siempre las religiones tienen algunos ritos, ceremonias, o elementos que deben
practicarse, para mantener esa relación con ese dios.
Es bueno aclarar, que nosotros no queremos un
título como el que nosotros tenemos aquí, echar por el piso todo lo que se
denomine “religión”, esa no es la idea, creo que el énfasis que nosotros
queremos poner en la mente de las personas, es que, sepan que nosotros somos
salvos por medio de una persona, Jesucristo. Jesucristo es Dios hombre, enviado
a la tierra, para que nosotros por medio de Él, tuviéramos acceso a Dios el
padre, como la Biblia en el Nuevo Testamento lo expresa expresamente [claramente], pero, aunque nosotros, no
decimos que toda religión, necesariamente, o que el uso del término es malo, per se [por sí mismo], normalmente lo que la gente denomina “religión”,
son: esfuerzos humanos, o un método humano, de alcanzar la salvación o la paz
con Dios.
Ps. Eduardo:
Conjunto de formalismos, de ceremonias, para alcanzar la salvación, para tener
comunión con Dios, para restaurar esa comunión que fue perdida con Dios.
Ps. Salvador:
Y algo de lo que el hombre puede
enorgullecerse.
Ps. Eduardo:
Déjeme leerles algo, que dice M.R. de Haan, en su libro, Religión o Cristo: “el Cristianismo no es una religión; es vida.
Por lo general la religión consiste en un conjunto de formalismos y ceremonias.
Aunque existe un sinfín de movimientos religiosos que va en aumento cada día,
el Cristianismo sobresale de toda religión. (…) El genio del Cristianismo es
que su Autor y Cabeza está vivo; porque el autor de nuestra salvación, es Jesucristo,
el Hombre glorificado, que está a la diestra de Dios. Ninguna otra religión se
atreve a reclamar esta distinción”.
Ps. Sugel:
Yo creo que sería bueno, hacer un poquito más de aclaración, aquí, con respecto
al término “religión”; porque ahí nos pueden estar diciendo, pero, mira, ven
acá, y ¿el Cristianismo no es una religión?; Bueno, en cierto modo sí, porque
tú puedes comparar el cristianismo con el islamismo, puedes compararla, con el
hinduismo, el judaísmo; y el Cristianismo en ese sentido más amplio, es una
religión, en un “sentido amplio”. Ahora en el sentido en que nosotros estamos
usando la palabra: “Religión o Cristo”; el punto que queremos establecer, es
que, tú puedes ser religioso y no ser cristiano; aún, tu religión esté dentro
del marco del Cristianismo, en sentido general; o sea, una persona puede decir:
yo no soy hindú, hablando no del nacido en la India, sino del que practica el
hinduismo; yo no practico el islam, yo soy cristiano; pero tú puedes aún,
dentro del marco de las religiones que comprenden el Cristianismo, ser un
religioso y no ser un verdadero cristiano.
Ps. Salvador:
Yo puedo poner un ejemplo personal, en una biografía que se escribió para
un libro de mi autoría, pusieron en los datos biográficos, que yo, no nací en
un hogar cristiano; y la idea que queremos expresar, obviamente, es que, en mi
familia yo fui el primero que se convirtió al Señor. Cuando un familiar le
obsequie una copia del libro, y la leyó, me dijo: ¿nosotros éramos musulmanes o
qué?; es aclarando pues, ese concepto, de que, no es lo mismo ser salvo, o estar
convertido, o haber nacido de nuevo (es el lenguaje que utiliza las escrituras,
para describir o definir, aquellos que son hijos de Dios, que les han sido
perdonados sus pecados y que irán al cielo), que, a pertenecer a un movimiento,
o a una religión oficial, en ese aspecto.
Ps. Sugel:
Entonces viéndolo desde el punto de vista del título de nuestro programa de hoy
¿cuál es la diferencia, entre un religioso, un mero religioso y un cristiano?
Bueno, el mero religioso; como decía Salvador al principio, cuando él hablo de lo que es el
elemento esencial de la religión, que es, ese esfuerzo humano al querer
alcanzara el favor de Dios; el mero religioso, aún dentro del Cristianismo, en
sentido general, vuelvo y repito, no estamos hablando de musulmanes, estamos
hablando de personas que dicen: yo soy cristiano, yo creo en Cristo; una
persona que diga creer en Cristo, pero en realidad está descansando en su
propio desempeño, en la ceremonias y ritos que practica, en las buenas obras
que hace para ganarse el favor de Dios; es un mero religioso y no es un
cristiano. Ahí, es que está la diferencia, es Religión o Cristo. Bueno, la
religión no salva, es Cristo el que salva por medio de la fe; y el punto de
este programa es que tú puedes ser un religioso dentro del Cristianismo mismo,
y no ser un verdadero cristiano, no ser una persona que en verdad ha descansado
únicamente en Cristo, para la salvación de tu alma. Desde que el hombre pecó,
desde que el pecado entro en el mundo, el hombre ha querido hacer cosas, para
poder resolver ese problema que tiene con Dios.
Ps. Eduardo:
Como decimos nosotros: mi propio esfuerzo para ganarme la salvación.
Ps. Sugel:
Exactamente, yo establezco el protocolo, o sea, yo voy a ganarme el favor de Dios,
haciendo esto, haciendo aquello, no haciendo aquello otro; por ejemplo,
practicando ciertos ritos, practicando ciertos sacramentos; el catolicismo
romano, por ejemplo, piensa que, si un niño es bautizado en el momento del
nacimiento, el mero hecho de ser bautizado, eso ya lo purifica, lo limpia del
pecado original.
Ps. Salvador:
Y eso no fuera ningún problema, si la Biblia dijera, que es así. Pero el
asunto es que la Biblia dice, que no es así.
Ps. Eduardo:
Habiendo establecido lo que queremos significar, con el programa Religión o Cristo;
yo quiero empezar a establecer las diferencias, de una manera más clara; de
manera que todos aquellos que nos ven, o nos oyen a través de la radio, puedan
evaluarse a sí mismo; los que nos están viendo a través de la televisión, a
través del internet, o nos oyen a través de los programas de radio, puedan
evaluarse a sí mismos, y ver en el contexto de lo que hemos hablado de esa
definición, si son religiosos o tienen a Cristo en su corazón de verdad.
A mí me gustaría, que ustedes, nos hablarán de esas
características de la persona que es: “un religioso”.
Ps. Sugel:
Por un lado, es importante volver a repetir otra vez; el religioso descansa en
sí mismo para salvarse.
Ps. Eduardo:
¿Qué significa eso Sugel?, ¿Que descansa en sí mismo para salvarse?
Ps. Sugel:
Es una persona que dice: si yo hago esto, si yo dejo de hacer aquello, yo voy a
ganarme el favor de Dios, yo voy a inclinar el corazón de Dios para favorecerme,
básicamente, la religión lleva al hombre a querer salvarse por su propio
esfuerzo humano.
Ps. Eduardo:
Yo quiero que tú me expliques eso, de una manera más clara. Por ejemplo, una
persona que se quiere salvar, haciendo buenas obras, haciendo misericordia,
haciendo limosna, ¿eso es malo?
Ps. Sugel:
Sí lo es, no porque dar limosna sea malo, dar limosna es bueno, pero si te
quieres salvar por eso, sí estás yendo por un camino equivocado, porque la Biblia
dice: “que yo no puedo comprar el cielo a través de mis obras”, yo no puedo
resolver el problema que tengo con Dios, a través de mis obras. Te voy a
explicar esto, de una forma muy sencilla; un individuo cometió un crimen, vamos
a suponer un crimen serio; mató a otro. Pero le dice al juez, mira, de ahora en
adelante yo voy a ir por todas las esquinas y a todo el que esté pidiendo dinero, aquel que este mendigando,
yo le voy a dar un pan con jamón y queso, y le voy a dar dinero, y le voy a dar
medicina; pero ¿qué hacemos con el crimen que tú cometiste?, o sea, es que tú
mataste un hombre, y la ley dice: que tú debes pulgar una condena, por haber
hecho esta fechoría; ¡Imagínate entonces! un hombre que peca constantemente
contra Dios, continuamente contra Dios.
Decíamos en un programa anterior, que el
mandamiento más importante de la Biblia es: amarás al Señor tu Dios, con todo
tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este
mandamiento, el hombre lo viola cada segundo, porque nadie ama a Dios, con todo
su corazón, con toda su alma; nosotros nos amamos a nosotros mismos, con todo
el corazón, con toda el alma y con todas nuestras fuerzas; o sea, que violamos
continuamente ese mandamiento. No importa cuántas buenas obras yo haga, no
importa cuántos rituales yo practique, no importa cuántas ceremonias yo lleve a
cabo; yo no estoy resolviendo el problema que yo tengo con la justicia de Dios,
por haber violado la ley de Dios.
Ps. Salvador:
Es que nosotros todos tenemos, una especie de juez corrupto dentro de
nosotros mismos, (…) a quién sobornamos, tratando de sobornar nuestra
conciencia, pensando que, de alguna manera, Dios va, a final de cuentas, a
absolvernos, que Dios va a tomar esas buenas obras, y esos esfuerzos; pero, ¿cómo
no va a ser agradado con todas las dádivas que yo le doy a las personas? sobre
todo, lo bueno que yo me tornó en la época navideña, yo le hago tanto bien a
tantas personas; Dios no se va a olvidar. De hecho, la Biblia dice, que no se
olvida de nuestro buen obrar; y de alguna manera “minimizamos” otros tantos
textos del Nuevo Testamento, que nos dicen: que la ira de Dios está sobre el
pecador de continuo; porque, no es un asunto de yo contabilizar mis actos
buenos, con mis actos malos, y ver cuál es el resultado; el problema es que
todos mis pecados, cuentan, para yo ser arrojado a un lago de fuego, que arde
con fuego y azufre, como el mismo Señor Jesucristo nos enseña que el nuevo
tratamiento; o sea, en otras palabras, nosotros no podemos esconder bajo la alfombra
de nuestros buenos actos, todos los pecados que hemos cometido; no podemos. Dios
no se va a hacer de la vista gorda, no hay un texto bíblico, que nos diga; de hecho.
Pero el gran problema en el que nosotros caemos, y
que tenemos que resolver, es: ¿para qué vino Cristo entonces?; porque por eso
precisamente se llama el Salvador; es porque nosotros necesitamos que nos
salven, porque no podemos salvarnos a nosotros mismos. Pero ahí entra otra vez
el problema de la religión; lo que pasa es que hay gente muy mala; todo eso que
tú está diciendo, es para el criminal que está en la cárcel; para dos o tres [personas] que yo conozco, que son gente
muy mala; y no tienen el concepto de que: “todos hemos pecado”, como dice Pablo
en Romanos capítulo 3 [vs. 23]; todos hemos sido destituidos de poder tener
acceso a la gloria de Dios en el cielo. Entonces, es como si Pablo nos
estuviera diciendo hay que comenzar de cero, y estamos muy mal para poder
nosotros ganarnos el favor de Dios, porque con una sola violación a la ley que Dios
nos ha dejado en su palabra, ya estamos condenados.
Ps. Sugel:
De hecho, la Biblia dice: el que viola la ley en un punto se hace culpable de
todos; es como si la ley fuera una cadena, cuando yo rompo un eslabón, yo no
rompo uno solo eslabón, yo rompo la cadena completa. (…)
Ahora, hay un problema adicional ya que tú
preguntaste las características del religioso versus el verdadero cristiano;
hay una característica adicional del religioso, que, en cierto modo, abarca
esta que acabamos de decir ahora, y es el hecho, de que el religioso tiene su
propia fuente de autoridad; el cristiano cree lo que la Biblia dice, porque el
cristiano cree que la Biblia es la palabra de Dios; el religioso es su propia
fuente de autoridad. ¿De donde el religioso saca el hecho, de que él puede por
sus propias buenas obras, por su esfuerzo, ganarse el favor de Dios? (…); porque
él es su propia fuente de autoridad, o la tradición de la iglesia a la que él
pertenece, es su fuente de autoridad, pero no la Biblia; porque la Biblia, dice
exactamente lo contrario; el apóstol Pablo dice en Efesios capítulo 2 [vs. 8] “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es un don (es un regalo) de Dios”; y Pablo dice claramente [vs. 9]: “no por obras, para que nadie se gloríe”. Aquí yo tengo un texto
bíblico; aquí yo tengo mi tradición religiosa; aquí yo tengo lo que dice Pablo,
inspirado por el Espíritu Santo; aquí yo tengo lo que yo he practicado desde
que yo soy niño, mi familia pertenece a esa religión toda la vida; sí, pero ¿cuál
es tu fuente de autoridad?; es lo que la palabra dice claramente: “que la
salvación no es por obras”; o es tu tradición eclesiástica que te dice: “que tú
puede salvarte por [tu propio esfuerzo]”.
Ps. Salvador:
Sugel, ¿podría ser lo que la Biblia dice, más, esas tradiciones o esas
fuentes extra bíblicas?
Ps. Eduardo:
Salvador, en el segmento anterior, tú hablabas de aquellas personas, que creen
que pueden salvarse, haciendo las cosas como le parece, teniendo su propia
fuente de autoridad; que dicen: bueno, yo creo en la Biblia, más, las obras que
yo puedo realizar.
Ps. Sugel:
Salvador decía: bueno, y ¿qué pasa con una persona que diga “yo creo en la Biblia,
pero al mismo tiempo, tengo otras fuentes de autoridad”?; la pregunta es, ¿qué
pasa cuando estas fuentes de autoridad entran en conflicto con la Biblia?, ¿cuál
es tu autoridad final?; porque todos nosotros tenemos conceptos personales de
las cosas, tenemos opiniones personales, y aún, tenemos tradiciones que traemos
de nuestra familia, de la cultura en la que vivimos y nacimos; pero, ¿estoy
dispuesto a poner la Biblia por encima de toda tradición humana?, ¿estoy yo
dispuesto a poner la Biblia por encima, aún, de mis propias opiniones?
Cuando yo pienso en las buenas obras, con respecto
a Dios, mi corazón tiende a decir: “pero claro que Dios tiene que tomarlas en
cuenta”; y “Dios tiene que darme el cielo, porque yo no soy tan malo como otras
personas”; eso es lo que mi corazón me dice. Pero ¿qué dice la Biblia?; de
hecho, Pablo dice en un momento dado, en Romanos capítulo 3 [vs.4] cuando tu corazón, y la opinión
humana está en contra de la Biblia, entonces “sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso”. O sea, siempre Dios tiene
razón; y Dios dice en su palabra: que la salvación no es por obras, que la
salvación no es por llevar a cabo ninguna ceremonia, que la salvación no es por
ningún ritual, la salvación es únicamente por Cristo.
Ps. Eduardo:
Sugel, pero es más fácil seguir los rituales humanos, inventados por nosotros y
las tradiciones, que tener que reconocer que somos pecadores y humillarnos
delante de Dios; y que yo no puedo salvarme por mis mismas obras, sino que, hay
un solo camino que es a través de Jesucristo; solo que el hombre no quiere humillarse.
Ps. Salvador:
Y por momentos están involucrados muchos aspectos, aún emocionales; la Biblia,
por ejemplo, dice claramente; hay un cielo, y hay un infierno; un lugar de la
morada de Dios, donde pasar la eternidad con Cristo; o la morada de perdición
eterna. Pero los religiosos dicen: pero podemos hacer misas o ritos religiosos
para sacar a mi muerto del purgatorio, y de esa manera yo también tener la esperanza
de pasar la eternidad con esas personas. Hay una involucración emocional,
obviamente, todo el mundo quisiera sacar a su ser querido del purgatorio, un
lugar que la Biblia no menciona, para que pueda llegar al cielo. ¿Qué decimos?;
ellos pueden decir sí, la Biblia dice eso, hay un libro que habla de hacer
sacrificio por los muertos, de los libros apócrifos ¿qué podemos decir al
respecto?
Ps. Eduardo:
¿Que son los libros apócrifos, Salvador?
Ps. Salvador:
(…) Bueno, los libros canónicos, fueron los libros realmente aceptados por
la iglesia para formar parte del canon bíblico, son 66 libros, 39 del Antiguo Testamento
y 27 del Nuevo Testamento; los libros apócrifos, fueron libros que no fueron
considerados, por sus evidencias, tanto internas, lo que tienen escrito en sí
mismo, como por las evidencias externas, lo que la iglesia pensaba de esos
libros, y lo que esos mismos autores pensaban desde ellos mismos; o sea, los
libros bíblicos dicen, “esto es palabra de Dios”, “así dice el Señor”; los
libros deuterocanónicos o secundarios, son libros que no hablan diciendo, ”yo
estoy escribiendo de parte de Dios”.
Ps. Sugel:
De hecho, y para ponerte el mismo ejemplo, y sin abundar mucho en eso; el mismo
libro deuterocanónico o apócrifo, que dice lo del sacrificio por los muertos;
ese libro termina diciendo [2 Macabeos
15:37-38]: “aquí yo Nicanor, doy por
terminado mi relato. Si quedó bien logrado, me sentiré satisfecho. Si fue
imperfecto y mediocre, yo hice cuanto pude”. Un autor inspirado por el
Espíritu Santo, nunca habla así, es un libro simplemente que los judíos tenían
como cualquier literatura de la época, eso se escribió en el siglo II o III
antes de Cristo.
Ahora bien, el gran problema de esa declaración y del
sentimiento emocional —de aquel que dice, ¡pero mi familiar murió! — es que
contradice lo que la Biblia dice. En Hebreos 9:27 dice: “(…) está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y
después de esto el juicio”; eso quiere decir, que después de la muerte ya
no hay esperanza, después de la muerte, ya no hay otra opción. De hecho Dante Alighieri,
en su famosa “Divina comedia”, una gran obra de la literatura universal, colocó
—en la ficción— en las puertas del infierno, un letrero que dice: “entrad por esta puerta, vosotros que ya no
tenéis esperanza”; o sea, cuando una persona traspasa el lindero de la eternidad,
cuando una persona muere, ya no hay vuelta atrás, ya no hay esperanza; porque
está establecido para los hombres que mueran una sola vez —no hay reencarnación,
no hay oportunidad posterior— y después de esto el juicio.
Ps. Eduardo:
O sea, que, si queremos reconciliarnos con Dios, debe ser ahora, en vida.
Ps. Sugel:
Entonces, ¿a quién le vamos a creer?
Otra vez volvemos al punto, de que el problema del
religioso, no es solamente el hecho, de que él trata por su propio esfuerzo, de
acercarse a Dios, y ganarse el favor de Dios; es que él es su propia autoridad,
o tiene una autoridad, que no es la palabra de Dios.
Ps. Salvador:
Piensa, lo que está en juego aquí, es muy grande, y traigo el tema precisamente
de las misas y demás, por qué en lugar de nosotros decir —como lo hace el Señor
en la palabra — “he aquí [ahora] el día
de salvación”[2 Co. 6:2], para poner un sentido de urgencia, en los hombres
para buscar a Cristo y salvarse, encontrar el perdón de sus pecados; la
religión es como una especie de narcótico, donde las personas pasan a estar
tranquilas y sosegadas, cuando el riesgo y el peligro al que se exponen, es
enorme. Entonces es un chupete de bebes, que nos colocan en la boca para
entretenernos, —y el maligno sabe muy bien, cómo entretenernos— para nosotros
no creer en el Cristo de la Biblia, y salvar mi alma de la condenación.
Ps. Eduardo:
Viene a mi mente, el texto que dice, que: “Hay
camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” [Pr.
14:12]; ellos creen que están haciendo las cosas bien, que van camino al
cielo, y van es camino a una condenación eterna.
Ps. Sugel:
La sinceridad no salva a nadie, otra vez, una persona puede sinceramente
tomarse un veneno, creyendo que está tomando jugo de naranja; la sinceridad no
va a eliminar el efecto dañino del veneno. Hay un ejemplo, muy clásico en el
Nuevo Testamento, que yo creo que sería bueno traer a colación, para que las
personas puedan ver en un ejemplo concreto de carne y hueso, ¿cómo funciona
esto de religión o Cristo? Hay un individuo que se llama Nicodemo, y este
individuo tiene características muy especiales; en primer lugar, era judío, es
decir, que él pertenecía al pueblo de Dios en el Antiguo Testamento, tenía la
revelación divina en las manos, la Biblia; en segundo lugar, este individuo no era
cualquier judío, era fariseo, y los fariseos eran la secta religiosa más estricta
que había en Israel, en los días del Señor, eran personas que trataban de
cumplir la ley al pie de la letra, minuciosamente; pero Nicodemo no era
cualquier fariseo, Nicodemo era maestro de su religión, en un momento dado, en
Juan capítulo 3 [vs.10], el Señor le
dice: “¿Eres tú maestro de Israel, y no
sabes esto?”, o sea que, Nicodemo era un individuo muy aventajado dentro de
los mismos fariseos; y Juan nos dice en el capítulo 3 de su evangelio, que era “un principal entre los judíos [vs.1]”, eso
quiere decir, probablemente, que Nicodemo pertenecía al sanedrín, que era como
una especie de la suprema corte de justicia de Israel, eran gobernantes, eran
personas escogidas por su decencia, por su moral; y por si todo eso fuera poco,
Nicodemo tenía una buena opinión de Jesús; en Juan 3:2, Nicodemo le dice: “Señor, sabemos que tú has venido de Dios
como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios
con Él.”; así que, aquí tenemos a un individuo, que pertenecía al pueblo de
Dios, conocía la palabra, era un religioso, era un maestro de su religión, era
un hombre decente y moral, y tenía una buena opinión de Jesús.
Ps. Eduardo:
Eran personas ¿verdad?, que guardaban la palabra escrupulosamente [minuciosamente]. ¿Cuantas leyes ellos
habían creado? —mandamientos que ellos habían puesto—
Ps. Sugel:
634 mandamientos; para estar seguros de que estaban pulsando los botones
correctos a la hora de obedecer a Dios; o sea, ellos no se contentaban con que
la Biblia, dice, por ejemplo, “hay que
guardar el día de reposo” [Ex. 20:8-11]; ¿y eso que significa?, que
comenzaban a anexar y añadirle reglas a ese cuarto mandamiento, que era
sencillamente: “guarda un día para el Señor en adoración y reposo”; y ellos
comenzaron a decir, bueno, ¿cómo se puede violar ese mandamiento?, y llegaban
al colmo, de decir: una mujer no debe mirarse en el espejo en el día de reposo
porque puede verse una cana y sentirse tentada a arrancarse esa cana, y eso es un
trabajo; no se puede usar dientes postizos en el día de reposo, porque son una
carga; le añadieron un montón de mandamientos a la Biblia.
Ahora
bien, Nicodemo era ese tipo de hombres; y Cristo le dice: “Nicodemo, tú tienes que entender que el hombre está tan dañado de
nacimiento, que, a menos que no nazca de nuevo, no puede entrar en el reino de Dios”
[Jn. 3:3]. Eso es lo que la religión no puede producir; tú puedes hacer
todas las ceremonias, todas las misas, todos los rituales, todas las buenas
obras que tú quieras; pero el problema del daño que está allí, no se resuelve
haciendo esas cosas, el hombre está dañado por el pecado y viene dañado. De
hecho Cristo le dice a Nicodemo: “Lo que
es nacido de la carne, carne es” [Jn. 3:6]; y lo que ese texto significa,
en palabras muy simples: el hijo de dos pecadores nace pecador, y tú eres hijo
de dos pecadores, tú naciste pecador Nicodemo; tú tienes un problema que no se
resuelve con la buena opinión que tu tienes de mí, no se resuelve con hacer
rituales, tratar de obedecer la ley; tú tienes que nacer de nuevo, tú tienes
que ser engendrado otra vez, y ahora por el Espíritu de Dios; es la única
manera; el que no naciere de nuevo no puede entrar en el reino de Dios.
Entonces, eso es como el individuo que va al médico,
y el médico le dice: tienes cáncer; y peor, el cáncer ha hecho metástasis en
los órganos vitales de tu cuerpo, ¿que tú vas a hacer? — mira, yo voy a
comenzar a dar limosnas; — ¡tú no me estás entendiendo!; no importa cuántas
limosnas tú des; eso no te va a quitar el cáncer; tú tienes que ser sometido a
quimioterapia, tú tienes que ser sometido a una serie de tratamientos, para que
puedas atacar el cáncer. La
única quimioterapia que puede resolver el cáncer del pecado, con el cual el
hombre viene de nacimiento, es el “nuevo
nacimiento”, hay que hacerte otra vez, y ese nuevo nacimiento sólo puede
hacerlo Dios; yo no puedo hacerme de nuevo, yo no puedo hacer ese milagro de
regeneración, eso es una obra del Espíritu Santo.
Ps. Salvador:
Pero solamente hay una manera de hacerlo; la gente no puede entender que sea
una manera única, tiene que haber algo de diversidad, y es ahí, donde algunos
dicen; ¡ah, voy a hablar con la mamá de Cristo!, ella sí es buena y compasiva,
ella sí de seguro va a tener piedad de nosotros; y en ese sentido, algunos por
eso empiezan, a orar a María, a adorar a María, a hacer ofrendas a María, y [dejan] de buscar por medio de Cristo;
que deja un poco mal parado al Señor; porque si están diciendo, que yo
puedo ir, a través de la madre para ganarme el favor del Hijo, significa
entonces, que la madre es más bondadosa que el Hijo; y entonces ella, que llama
a Jesús “su Salvador”, es porque ella misma también tenía pecados; y si tenía
pecados, dice la Biblia: “que la paga del
pecado es la muerte” [Ro. 6:23]; ella murió, mostrándonos que ella también
tenía culpa de su propio pecado personal y necesitaba un Salvador que la
limpiara; además de esto, Cristo nunca llamo a los hombres, a creer en María, ni
a orar a María; lo vemos continuamente llamando a los hombres hacia sí, ¡venid
a mí!, llama a los hombres a creer en Él, en la cruz, a depositar su confianza
para salvación en Él, no hay ningún versículo de las escrituras a María.
Ps. Sugel:
La Biblia es muy clara, en [afirmar] que sólo Cristo salva; de hecho, ni
siquiera la fe salva, ¡yo tengo mucha fe!, el problema es que la fe tampoco
salva. En República Dominicana, tenemos el problema de personas que se van en
embarcaciones muy débiles, para irse a Puerto Rico y de ahí irse a E.E.U.U. Una
persona puede irse en una de estas embarcaciones, y otra persona puede irse a
Puerto Rico en avión; este que se va en embarcación, puede tener mucha fe en la
barquita en la que se está yendo, y el que se va en el avión está muerto de
miedo, porque le tiene miedo a volar, sin embargo el del avión tiene muchísimas
más posibilidades de llegar a Puerto Rico, con todo y “su poca fe”, que el otro
llegar en la barquita con “su mucha fe”; porque no es la fe lo que importa, es
el objeto de la fe, no es la fe la que salva, es Cristo el que salva por medio de la fe; no es la fe, es Cristo
el Salvador por medio de la fe; y la Biblia
es bien clara cuando dice: “solamente en Cristo hay salvación [Hch. 4:12]”; Juan 14:6 dice el Señor: “Yo soy el camino”, no uno de los tantos
que hay, “Yo soy el camino, y la verdad,
y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” ;Hechos 4:12 dice, “Y en ningún otro hay salvación; porque no
hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”,
excepto Cristo; 1 Timoteo 2:5 dice: “Porque
hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”.
Pero de nuevo volvemos al punto ¿cuál es tu fuente
de autoridad?
Ps. Salvador:
Tengo una pregunta; si está viendo el programa, una persona que cree en su “virgencita”,
y ahora mismo dijo: —después de nosotros haber mencionado estas cosas— ¡ay si
no, me tocaron a mi virgencita! ¿que tú le dirías?
Ps. Eduardo:
Salvador, en el segmento anterior tu preguntabas ¿Qué de aquellas personas que
creen, que la virgen puede salvarlos? ¿que de ellos?; Bueno, tienen una fuente
de autoridad que no son las escrituras, y a la luz de lo que veíamos, de los
textos que tú decías Sugel, de Juan 14:6 que el Señor dice: “Yo soy el camino, —o sea el único camino—
y la verdad,— la única verdad— y la vida”; y como dice 1 Timoteo 2:5 “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador
entre Dios y los hombres”; querer poner, un elemento que no está en las
escrituras, para salvación, aparte de Cristo, es muy peligroso; ¿Por qué? por
lo que decíamos, hay camino que al hombre le parece derecho, pero es camino de
muerte. Entonces yo, o sigo a la religión, viéndola en el sentido de las
tradiciones, o sigo a Cristo, y lo que Él dice en su palabra.
Ps. Sugel: Ahora yo quisiera hacer una aclaración, porque
hay personas que pueden estarnos viendo, [y exclamar]; ¡tú ves, ese es el
problema!, que esta gente siempre tiene que estar criticando a los demás, hay
tanto odio, y tantos problemas religiosos. Nosotros no estamos atacando a
ninguna persona, esto no es un ataque es un acto de amor; nosotros estamos
diciendo lo que la palabra de Dios enseña, para poder sacar a las personas del
error; porque es terrible que una persona vaya dirigiéndose hacia un precipicio,
tú lo sepas, la persona no se da cuenta a dónde va a terminar, y tú dices: “yo
no lo quiero ofender, yo no lo quiero molestar”; eso sí es un acto de
aborrecimiento, el tú ver claramente hacia dónde se dirige la persona. Entonces
aquí no estamos hablando “en contra de”, estamos hablando “a favor de”; ¿a
favor de que?; estamos hablando, a favor del cristianismo, y estamos hablando a
favor de las personas que nos están mirando por internet; porque queremos
llevarlos a ellos, a Cristo; para que no sigan confiando en su religiosidad.
Ps. Salvador:
Y en ese punto Sugel, me gustaría de verdad, hacer una exhortación en amor, a
todos los que nos están viendo, y es que: escudriñemos, leamos, estudiemos en
las escrituras, lo que la Biblia tiene que decir, acerca de las cosas que
nosotros creemos. Si usted no puede corroborar por las palabras de Cristo, si
usted no puede corroborar por las escrituras —la Biblia—; la creencia que usted
sostiene, para albergar esperanza, de que al morir usted irá a la gloria;
entonces usted tiene que buscar de Dios. Pero no lo asuma, no asuma de que,
porque usted escucho eso, y lo practico desde niño, ya eso está bien. Por eso Cristo
continuamente estaba instruyendo a los hombres, advirtiendo a los hombres, hay
un peligro muy grande en asumir las cosas que no son enseñadas por Dios, porque
lo que está en juego es, vida o muerte, es eternidad de salvación o condenación.
Ps. Sugel:
Y, sobre todo, tomando en cuenta, que todos los grupos mayoritarios dentro del Cristianismo,
tenemos un punto en común, todos creemos que la Biblia es la palabra de Dios;
ahí estamos todos de acuerdo. Entonces, si la Biblia es la palabra de Dios, lo
que estamos es invitando a las personas que nos están mirando, es: no le crean
a Salvador, a Eduardo o a Sugel Michelén, créanle a la Biblia, ve a la
escritura directamente, y verifica lo que está allí. Hay una escena en el libro
de los Hechos, cuando el apóstol Pablo va a un lugar que se llama Berea, a
predicar el evangelio, y el autor de los Hechos que es Lucas el médico, Lucas
hace un comentario, diciendo que esas personas de Berea eran más nobles que los
de Tesalónica, porque ellos escudriñaban cada día las escrituras, para ver si
lo que Pablo decía era así [Hch. 17:11]. Y
nuestra invitación es, no nos creas a nosotros, ve a la escritura, mírala por
ti mismo, escudriña la palabra de Dios, y busca la respuesta allí.
Ps. Eduardo:
Nosotros hemos visto en estos dos segmentos, en estas dos secciones, que la
religión no puede resolver el problema fundamental del hombre, que es: ser
reconciliado con Dios; y hemos visto también, que, para ser reconciliados con Dios,
debe ser a través de Jesucristo; eso es lo que nos enseña la palabra de Dios; y
hemos exhortado a aquellas personas en amor, que nos escuchan, que nos ven, a
que escudriñen en las escrituras, como tú estabas diciendo.
Yo lo que quiero ahora, es que hablemos, de ¿qué
hizo Jesucristo para salvarme? y ¿cómo yo me apropió de esa obra que Él hizo a
mi favor?
Ps. Sugel:
Cristo es el único Salvador posible, por varias razones; en primer lugar,
porque sólo Él es Dios hecho hombre, y no hay nadie que pueda hacer lo que Él
hizo por su persona misma, Él es Dios hecho hombre; lo grandioso del Cristianismo,
es que la salvación no se obtiene por lo que el hombre puede hacer, sino por lo
que ya Dios hizo, solo Dios podía resolver el problema; y Dios vino al mundo
como hombre, a resolver el problema en la persona de nuestro Señor Jesucristo; Cristo
es la segunda persona de la trinidad, que se hace hombre; y ¿porque se hace
hombre? ¿acaso vino Cristo para darnos un ejemplo, mostrarnos cómo debemos
vivir, como debemos amar al prójimo?; No. Él hace todo eso, porque Él es un
ejemplo a seguir, pero la razón por la que Cristo viene, es porque, la paga del
pecado es la muerte; el hombre tiene una deuda infinita con Dios, que solo un
ser infinito podría pagar; el problema es que el único ser de valor infinito,
es Dios mismo; y Dios no puede morir. Entonces, ¿que hizo Dios?; se hizo hombre;
y cuando Cristo muere en la cruz del calvario, es la muerte de un ser, que
tiene un valor infinito, que está pagando por nuestros pecados, por los pecados
de aquellos a quienes Él vino a salvar.
Entonces, en primer lugar, solo Cristo salva, porque
solo Cristo es Dios hecho hombre, nadie tiene esa característica; pero, en
segundo lugar, solo Cristo salva, porque solo Él murió en la cruz por nuestros
pecados, solo Él murió en la cruz como nuestro sustituto. ¿Porque Cristo tenía
que morir en la cruz?; porque nosotros hemos violado la ley, y la Biblia dice:
que estamos bajo la maldición de Dios, bajo el castigo de Dios, bajo la ira de Dios,
por causa de nuestros pecados; y la Ley decía: “maldito todo aquel que es
colgado en un madero”; entonces Cristo no podía morir por apedreamiento, no podía
morir en una horca, Él tenía que morir en el madero, Él tenía que morir en la
cruz, para hacerse maldición por nosotros. Así que en segundo lugar sólo Cristo
puede ser el Salvador; porque solo Él se hizo maldición, al morir por nosotros
en la cruz. En tercer lugar, sólo Cristo puede ser el Salvador, porque solo Él
resucitó; Jesucristo se levantó de la tumba, y eso hace el Cristianismo algo
completamente distinto a cualquier otra religión del mundo; Mahoma, no resucitó;
Confucio, no resucitó; Lao Tse, no resucitó; nosotros podemos buscar cualquier
religión del mundo, y sus adeptos pueden seguir las enseñanzas de ese líder
religioso, pero ellos no pueden decir: “mi redentor está vivo”; El cristiano sí.
Porque Cristo murió, se levantó de la tumba al tercer día y ascendió a los
cielos, y está sentado a la diestra de Dios.
Entonces solo Cristo salva, por esas
características que acabamos de mencionar, no hay salvación fuera del Señor.
Ps. Salvador:
Algunos lamentablemente, dicen verbalmente: “solo Cristo salva; pero, debemos
hacer buenas obras, hacer rituales”. Entonces, no es tanto, un “solo Cristo
salva”; es, “Cristo más muchas otras cosas más”. Y ahí radica el problema, yo
creo que el apóstol Pablo nos dejó un ejemplo ideal, de ¿que debe ocurrir con
el religioso, para abrazar a ese solo Cristo? —porque de Él es que viene a la
salvación—; dice el Señor, “yo vine a
buscar y a salvar lo que se había perdido” [Lc. 19:10]; —¡Ah, sí, a la
gente mala! — No, a todos nosotros. Vine a buscar y a rescatar de la humanidad
a los pecadores; y yo vine a pagar el precio de vida en la cruz del calvario. La
culpa que nosotros todos tenemos, Él asumió la culpa, y pagó el precio, para
que nosotros pudiéramos tener el perdón de nuestros pecados; es clave aquí. Ahora,
el apóstol Pablo, —si había alguien, que podía enorgullecerse por ser rígido en
su religión, apegado a las leyes del Antiguo Testamento; no estamos hablando ni
siquiera de documentos extra bíblicos; a las leyes del Antiguo Testamento; era
el apóstol Pablo — el mismo dice: “yo era superior a los religiosos de mi época”
[Gá. 1:14]; y sin embargo leemos en Filipenses
capítulo 3 [vs. 8-9], que él llegó a considerar como basura todos sus esfuerzos
humanos, y su vida ejemplar como fariseo y judío; dice, “con tal, de yo ganar a Cristo y de poder verme hallado en su justicia”;
porque él vio que, de su propia justicia, de su buen obrar, de sus ceremonias,
y de sus errores religiosos, no le iba a llevar a ningún lado; y ahora estaba
confiando solamente, en la justicia de Jesús, la vida perfecta de Jesús.
Su muerte es vital; —como tú decías Sugel. — Pero
su vida también; su vida perfecta, es precisamente, lo que Dios pone en cuenta en
nuestra hora, y cuando aquel que cree en Jesús, y abraza a Jesús, recibe esa
cuenta; ahora es visto por Dios el padre, como un justo. Los injustos son
tomados en cuenta, como justos, por esa justicia con la que Cristo vivió,
mientras era hombre aquí en la tierra; y ahora esa justicia, nos hace ver a
nosotros, como absueltos en la justicia divina; de culpables a absueltos,
porque Cristo pasó de inocente a culpable por nosotros en la cruz.
Ps. Sugel:
Para ponerlo en un lenguaje más sencillo; para llegar al cielo, tú tienes que
ser tan justo como Dios, porque Dios no puede rebajar sus estándares, y no lo
somos. Nadie puede alcanzar eso, por más buenas obras que tú hagas; pero todo
el mundo sabe eso en el fondo, la gente siempre dice: “nadie es perfecto”, las
personas saben que sus pecados cometen. Para llegar al cielo hay que ser tan
justo como Dios, y la única manera, en poder llegar a alcanzar esa justicia, es
si Dios se la regala, y eso es lo que el Cristianismo anuncia, y es de hecho
una prueba de la inspiración de la Biblia. Porque esa religión —si lo podemos
llamar así ahora, al final de este programa— no se la hubiera podido inventar
el hombre jamás, porque es contra intuitiva, dice alguien, es contra mi
intuición. Mi intuición me dice, si yo hago lo bueno, yo obtengo lo bueno; si
hago lo malo, yo soy castigado. El Cristianismo te dice: no importa lo que tú
trates de hacer, eres pecador, y no puedes llegar a alcanzar la justicia de Dios,
a menos que Él te la regale; esa justicia la tiene Cristo, Él obedeció la ley
de Dios y obedeció a su padre, desde la cuna, hasta la tumba, Cristo nunca
peco; Él es el Justo.
Cuando Cristo viene a la tierra, cumple la Ley de Dios,
y luego muere como un criminal; lo que Él estaba haciendo, era lo siguiente: Él
estaba viviendo la vida de justicia que yo no podía vivir, y luego muriendo en
la cruz, la muerte que yo merecía morir, para que todo aquel, que en Él cree,
no se pierda, más tenga vida eterna. Pablo dice, en 2 Corintios 5:21 “Al que no conoció pecado, — nunca hizo
pecado— por nosotros —Dios a Él lo
trató como un pecador— Dios lo hizo
pecado, para que ahora nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él”. O sea,
es la justicia de Dios, que yo tengo por estar en Cristo; es mi unión con Cristo
lo que me salva, y esa unión viene por medio de la fe.
Ps. Salvador:
El orgullo religioso, es algo aquí, que pone en serio peligro las almas de los
hombres. Una persona puede haber escuchado esta explicación del evangelio, y
como quiere albergar en su corazón: ¡pero es que es que yo no voy a dejar mi
religión!; o su apego a los familiares, o el temor a lo que dirán sus
familiares, o sus amigos. — ¡yo no puedo dejar mi religión! —Mi amigo, ama a Cristo,
aférrate a Cristo, Él es lo primero, y al final de cuentas, con quien tú
tendrás que verte en la eternidad; de manera que toma la decisión de corazón,
de no vivir para tu religión, sino para Jesús; aférrate en el único que te
puede salvar de todos tus pecados, y darte vida eterna; porque la religión no
lo hará.
Ps. Sugel:
Ahora (…) ya para terminar aquí (…) ¿cómo yo me aferro a Cristo? Con el
arrepentimiento y la fe. O sea, yo tengo que arrepentirme de mis pecados, yo
tengo que reconocer que soy pecador, yo tengo que reconocer que merezco la
justa condenación de Dios por mis pecados, pero confiar únicamente en la
persona y la obra del Señor Jesucristo. La Biblia dice, que el que hace eso,
será salvo.
Ps. Eduardo:
Para finalizar el programa, yo quiero que ustedes me establezcan, claramente, ¿cuál
es la diferencia entre un religioso y un cristiano?
Ps. Sugel:
Habíamos hablado, a lo largo de todo el programa; que el religioso, es aquel
que hace algo para tratar de ganar el favor de Dios, y está confiado en sus
propios criterios, o los criterios de su iglesia, o los criterios de su
tradición. El cristiano, es una persona que ha entendido, que sólo la Biblia es
la palabra de Dios, el cristiano es una persona que ha entendido que es pecador,
que ha entendido que merece la condenación de Dios; y no confía en absoluto, ni
en su iglesia, ni en sus tradiciones, ni en sus ceremonias, ni es sus ritos, ni
en sus buenas obras; él confía únicamente en la vida perfecta de Cristo, su
muerte en la cruz, y su resurrección. Cristo y solo Cristo; eso es un cristiano.
Por eso, cuando una persona dice: “mira yo soy cristiano desde chiquito, desde
que yo nací”; ya esa persona, no lo es; porque lo primero, el punto de partida
para llegar a ser cristiano, es reconocer que somos pecadores.
Ps. Salvador:
O sea, que lo más importante, no es ser parte de un movimiento, no es
pertenecer a una religión organizada; lo más importante es abrazar a Cristo,
por medio de la fe y el arrepentimiento; y es en ese sentido, que esta vida, es
el tiempo que Dios nos da, para conscientemente, entender, que somos pecadores
delante de Dios, y entender que Cristo es la respuesta que Dios da, la solución
que Dios brinda para que el hombre se salve; Él es el Salvador, porque necesitamos que alguien nos rescate del
estado de perdición en que nos encontramos; y si morimos en ese estado, nos
perderemos eternamente y para siempre. Es por esto, que algunos apelan a esa
historia, —que tú hacías referencia con los ladrones en la cruz,— para mostrar
que sólo uno, en toda la Biblia, se salvó así, al final de sus días; para que
no presumamos que podemos vivir como queramos toda nuestra vida entera, y luego
al final, pensar que vamos a tener siempre la oportunidad de arrepentirnos y
salvarnos; porque muchos mueren en accidentes, o en estados de enfermedad, que
les impiden aún razonar y pensar bien tranquilos; no lo dejes para el tiempo
final de tu vida, para los tiempos de agonía de tu muerte; resuelve tu problema
con Dios, mientras tú tienes condición mental, mientras tú puedas asumir que eres
pecador delante de Dios, porque es la única manera, a través de Jesucristo.
Ps. Eduardo:
¿cuál es tu condición? ¿eres tú un religioso o eres un cristiano? ¿alguien que
está confiando en Cristo, y sólo en Cristo para salvación?
Gracias por haber estado con nosotros en su
programa: “Entendiendo los Tiempos”.
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