Les
invito a abrir sus Biblias en Romanos capítulo 9, y nuestro anhelo, nuestra
oración es que el Espíritu de Dios descienda con poder mientras Su Palabra es
predicada; despertando algunos creyentes que tal vez están dormidos, animando a
los que están corriendo, pero también levantando muertos por el poder de Su
Palabra. Vamos a orar: ¡Oh Bendito Rey! ciertamente esperamos ese día de gloria
cuando los cielos se despejen como un pergamino y nosotros veamos a nuestro
precioso Salvador descender del cielo para que nosotros estemos para siempre
con Él, pero permanecemos aquí señor y debemos hacer Tu obra, Padre bendice Tu
Palabra hoy ¡Oh Espíritu Santo! desciende sobre esta congregación, y aun
aquellos que nos están mirando de lejos, obra Señor, muéstranos a Cristo en
esta mañana, porque te lo pedimos en Su Nombre, amen y amen.
Una
de las grandes ventajas que tiene el hecho de exponer un libro de la Biblia versículo
a versículo —lo que se conoce como predicación expositiva consecutiva— es que
nos permite ver cada texto de las Escrituras dentro de su propio contexto y de
esa manera podemos percibir más fácilmente la armonía, el balance de la
revelación de Dios. Cuando nosotros enfatizamos un aspecto de la verdad de las Escrituras
por encima de otros, terminamos haciendo una caricatura de la verdad. Se parece
a lo que la Biblia enseña, pero es una imagen distorsionada, es una imagen
deforme de la realidad. Ese balance y esa armonía de la Palabra de Dios se
percibe claramente en el capítulo 9 de la carta a los Romanos en los versículos
6 al 29. Pablo nos muestra que Dios ha estado llevando a cabo Su plan de
salvación en Cristo, llamando eficazmente a todos aquellos que fueron elegidos
de pura gracia. De manera que el énfasis de toda esta sección de la carta está
en la elección incondicional, en la elección soberana de Dios, pero esa es una
cara de la moneda.
Al
llegar al versículo 30 Pablo nos presenta la otra cara. Si bien es cierto que
Dios es el responsable final de nuestra salvación, Pablo nos va a decir ahora
que los incrédulos son responsables de su perdición, son responsables. El énfasis
en esta sección está en la responsabilidad humana, y recuerden que Pablo está
tratando de responder la pregunta ¿por qué los judíos generalizadamente
rechazaron al mesías? ¿cuál fue su problema? estos israelitas tenían en sus
manos las Escrituras del Antiguo Testamento. Ellos conocían las promesas del
pacto que Dios había hecho con Abraham y su descendencia. Pero vino el Mesías y
la mayoría de los israelitas los rechazó, y Pablo se pregunta ¿por qué? la
respuesta de Pablo en esta sección de la carta es que ellos decidieron
mantenerse en su incredulidad. La soberanía de Dios no anula, no elimina la
responsabilidad humana. Dios es soberano, nosotros somos responsables.
De
manera que podemos resumir el problema de los judíos y de millones de incrédulos
a lo largo de toda la historia, y aún en el presente. Podemos resumirlo en dos
grandes encabezados; el primero, es que estos judíos e incrédulos —la mayoría
de ellos religiosos— procuran alcanzar el favor de Dios por medio de las obras
y no por medio de la fe, ahí está el problema. Procuran alcanzar el favor de
Dios por medio de las obras y no por medio de la fe. El versículo 30 ¿Qué diremos
entonces? una frase típica del apóstol Pablo en la carta a los Romanos, cuando
él va a pasar a otro aspecto del mismo tema, o cuando él está preocupado porque
sus lectores no lleguen a conclusiones equivocadas ¿Qué diremos entonces?
Que los gentiles, es decir, para aquellos que no están familiarizados
con el lenguaje de la Biblia, los gentiles eran los paganos que no conocían a
Dios, el mundo antiguo estaba dividido entre los judíos y todos los demás, los
gentiles, los paganos que no tenían en sus manos la Biblia y ¿qué dice Pablo? que
los gentiles que no iban tras la justicia, alcanzaron justicia, es decir,
la justicia que es por fe.
Estos
gentiles que Pablo describe ampliamente en el capítulo 1 de Romanos, no
tuvieron ninguno de los privilegios de los judíos. Ellos no estaban
persiguiendo una correcta relación con el Dios vivo y verdadero. Es a eso que
se refiere Pablo cuando dice aquí: que [ellos] no iban tras de la justicia,
es detrás de una correcta relación con Dios. Aunque algunos de estos paganos
como por ejemplo Séneca, eran moralistas la gran mayoría de ellos, eran
idólatras y esa idolatría los llevó a una rampante inmoralidad, esa era la
condición generalizada de los paganos. Sin embargo, cuando el Evangelio de la
gracia de Dios en Cristo, el evangelio de la justificación por la fe sola
comenzó a penetrar en el mundo grecorromano, la cantidad de gentiles que
abrazaron el Evangelio fue muchísimo mayor que la de los judíos. Ellos vinieron
a ser una ilustración viviente de la enseñanza de Pablo en Romanos 9:16 que la
salvación no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene
misericordia, porque estos gentiles no estaban persiguiendo con afán tener
una relación correcta con Dios, pero eso fue lo que obtuvieron por medio de la fe,
dice Pablo.
Ellos
creyeron en Cristo, la elección incondicional no elimina nuestra
responsabilidad de creer —la elección es incondicional no la salvación— la
salvación está condicionada a que tú creas y te arrepientas, la elección es
incondicional, pero tú tienes que creer y arrepentirte, esta es tu
responsabilidad. Aunque la fe es un don de Dios, somos tú y yo los que creemos,
y al hacerlo recibimos como un regalo la justicia de Dios en Cristo. Para poder
estar en la presencia de Dios hay que ser tan justos como Él. No se puede tener
una justicia ¡un poquito menor! hay que ser tan justos como Dios. Pero ningún
ser humano puede llenar ese estándar, Romanos 3:10 no hay justo, ni aún uno,
así que la única solución es: recibir esa justicia de Dios como un regalo al
poner toda nuestra confianza en el único justo de la historia, nuestro Bendito
Señor y Salvador Jesucristo, Él es el único justo.
Así
que es por medio de la fe y solo por medio de la fe. Romanos 1:17 Porque en
el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito:
Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 3:21 Pero ahora, aparte de la ley,
la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas,
este mensaje no era nuevo, es el mismo del Antiguo Testamento, es decir, la
justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen,
sean judíos, sean gentiles, todos los que creen. Romanos 5:1 Por
tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por
medio de nuestro Señor Jesucristo ¡Nunca, nunca! fue la intención de Dios
salvar a los hombres a través de la obediencia a la ley. Entonces ¿para qué
sirve la ley? primariamente para mostrarnos que no podemos cumplirla, no es el
único propósito de la ley, pero la ley es como un espejo que nos hace ver cómo
estamos realmente. La ley nos muestra la necesidad que tenemos de un Salvador, que
haga por nosotros lo que ni tú ni yo podemos hacer.
Pero
lamentablemente, vino el Salvador —al que la ley apuntaba— y los judíos los
rechazaron ¿cuál fue el problema? que en vez de ir detrás del Salvador anunciado
por la ley se fueron detrás de la ley. Dice Pablo, Romanos 9:31 pero Israel,
que iba tras una ley de justicia, no alcanzó esa ley. Ellos no iban detrás
del Salvador al que apuntaba la ley, ellos se fueron detrás de la ley. Los judíos
tergiversaron las cosas haciendo de la ley un medio de salvación, y por
supuesto se quedaron muy cortos de llegar a la meta, no alcanzaron el estándar
de la ley. Ellos decidieron llegar a Dios por un camino intransitable para
seres humanos imperfectos y pecadores como tú y como yo (vs. 32) ¿por qué dice Pablo
no alcanzaron la ley? Porque no iban tras ella por fe, sino como por obras,
la frase clave aquí es: como por obras, como si fuera por obras. Ellos se
fueron detrás de la ley como si fuera posible para el hombre obedecer el
estándar de justicia que requiere la ley. Pero eso no es posible. Eso fue lo
que hizo necesario que el Hijo de Dios se hiciera hombre y muriera en una cruz
—que no podemos salvarnos por nosotros mismos.
Pablo
dice en Gálatas 2:21 que, si la justicia viene por medio de la ley, entonces
Cristo murió en vano. Si había otra forma de salvarse ¿por qué Dios envió a
Su Hijo? ¿por qué? No se puede alcanzar la justicia guardando la ley. El problema
es que ese mensaje aplasta el orgullo humano, ahí está todo el problema. El evangelio
destruye nuestra justicia propia. Nos deja sin argumentos para jactarnos de
nosotros mismos ¡Yo no quiero ese Evangelio! porque no tengo de que jactarme.
Pablo en Romanos 3:27 dice; ¿Dónde está, pues, la jactancia? Queda excluida.
¿Por cuál ley? ¿La de las obras? No, sino por la ley de la fe. Porque
concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley.
Lo que Pablo está diciendo es: tenemos dos opciones, o nos jactamos en nosotros
mismos, o nos jactamos en Jesús, pero no se puede hacer las dos cosas al mismo
tiempo. La gran mayoría de los judíos como de los incrédulos en el día de hoy
decidieron seguir jactándose en ellos mismos. (9:32b) Tropezaron en la
piedra de tropiezo, tal como está escrito: He aquí, pongo en Sion una piedra de
tropiezo y roca de escandalo; y el que crea en el no será avergonzado.
Pablo
está citando aquí dos pasajes que se encuentran en el libro de Isaías (8:14;
28:16) y si se conecta estos dos textos se verá que su mensaje básico es este:
los que confían en el Señor encontrarán seguridad y refugio en medio del juicio.
Dice Isaías, Dios mismo vendrá a ser un santuario para ellos ¡increíble! como
un templo que nos cubre, Jesús es la piedra angular de ese templo. Pero aquellos
que decidan poner su confianza en otro lugar tendrán que enfrentar
inevitablemente el juicio de Dios. De hecho, el mismo Jesús les dijo a los
líderes religiosos de su época (Mateo 21:44) el que caiga sobre esta piedra
será hecho pedazos, eso salió de la boca de Jesús; el que caiga, el
que tropieza y cae, sobre esta piedra será hecho pedazos. Así que con Jesús
solo hay dos opciones: refugio o condenación; seguridad o juicio. Todo depende
de lo que tú hagas con esa piedra, todo depende de Él, o te escondes debajo de
esa piedra o tropiezas en ella y te destruyes. Lo que Pablo está diciendo aquí es
que la gran mayoría de los judíos tropezaron con Jesús, no porque hubiera [algún]
defecto en Él, sino porque ese tipo de Salvador nos deja mal parados, ese tipo
de Salvador destruye nuestra justicia propia.
Si
predicamos como se predica en muchos púlpitos en el día de hoy: que Cristo
vino a darnos un ejemplo de amor sacrificial que debemos imitar para ser salvos.
Puede que muchos te oigan de buena gana, ese mensaje es atractivo; eso es lo
que necesitamos hacer, imitar el amor de Jesús, el mundo sería un lugar ideal
si todos pudiéramos amar como Jesús. Pero cuando le dices: ni lo
intentes que no vas a poder, debes reconocer tu impotencia y recibir por medio
de la fe el regalo que Dios te ofrece en Cristo gratuitamente por gracia. En
vez de decir: ¡Oh wow, si, dame ese regalo! ¡No! muchos se ofenden ¡es una
ofensa! ese es el escándalo de la cruz, como Pablo se refiere al Evangelio en Gálatas
5:11. Si bien de paso es el pasaje que usamos como base para el título de este
sermón: El Escándalo de la Cruz. La cruz resulta escandalosa para todo el que
es incapaz de verse a sí mismo como un pecador, que merece el infierno y que no
puede salvarse a sí mismo. El que no puede ver eso, la cruz es un escándalo.
Ahora
te pregunto antes de seguir adelante ¿qué es Cristo para ti, una piedra de
refugio o una piedra de tropiezo? porque eso va a decidir tu destino en el día
del juicio. Dice el Señor: El que no está conmigo, está contra mí (Mateo
12:30). La neutralidad es imposible con Jesús. Hay personas que dicen: yo no
estoy en contra de Cristo simplemente Él me es indiferente. Eso es
enemistad contra Él, eso es un desprecio a Jesús, eso es pisotear a Jesús. Con
Él la neutralidad no es posible. Estar en contra del Rey de Reyes, del Señor de
los Señores es una locura. Escóndete, refúgiate en esa roca, porque el
que pone en Él toda su confianza, no será avergonzado (Romanos 9:33). La
idea aquí es que seremos vindicados en el tribunal de Dios, declarados sin
culpa porque ya Dios dio ese veredicto desde que depositamos nuestra fe en Jesús,
Dios nos declaró sin culpa en Su tribunal. Anulada el acta de los decretos, ya
no hay nada contra nosotros en el cielo ¡qué gozo! podemos morirnos tranquilos.
Alguien
decía: procura que el día que te toque morir solo te haga falta morirte, que
no tengas cuentas pendientes en el tribunal de Dios, y ya no tenemos. No seremos
avergonzados en el día del juicio ¡porque nuestro abogado mostrará las marcas
de Su cuerpo partido en la cruz! no hay deuda pendiente. Te pregunto una vez
más ¿te has refugiado en Cristo, o estás tratando todavía de llegar al cielo a
través de la escalera de tu propia obediencia?
Pero
hay un segundo aspecto que Pablo señala en cuanto al problema de los judíos ¿por
qué rechazaron al mesías? Por la misma razón por la que muchos religiosos los
rechazan en el día de hoy. Dice Pablo, ellos tienen un celo por Dios que surge
de la ignorancia religiosa y no del Evangelio ¿cuál es el problema? Hermanos,
el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por ellos es para su
salvación. Porque yo testifico a su favor de que tienen celo de Dios,
pero no conforme a un pleno conocimiento. De paso aquí nos topamos una vez
más con el misterio de la soberanía de Dios y la responsabilidad humana. Pablo
ha dicho en el capítulo 9 que es Dios el que elige, que la salvación está en Sus
manos, pero ahora nos dice que él oraba por los judíos para que fueran los salvos.
Este texto es similar a Romanos capítulo 9:1-5, donde Pablo menciona el
profundo dolor que había en su corazón al ver a sus parientes según la carne
separados de Cristo y bajo condenación.
Esto
no era un mero problema intelectual para Pablo. Era muy doloroso para él ver a
sus hermanos de raza rechazar el Evangelio, a pesar de todos los privilegios
espirituales que ellos habían tenido como la nación escogida de Dios. Pero en
vez de escudarse en la soberanía Divina para no hacer nada; Dios es [quien]
se encarga de eso, la salvación está en sus manos ¡No! Pablo oraba por
ellos y a la más mínima oportunidad les predicaba el Evangelio. Pablo creía que
la salvación de los pecadores está en las manos de Dios, por eso le oraba a
Dios, si la salvación estuviera en las manos del hombre no tiene caso pedirle a
Dios que lo salve, porque ya no depende de Dios. Aquí está el balance de las Escrituras;
el medio escogido por Dios para salvar a los escogidos —valga la redundancia—
es la oración y el evangelismo, debemos orar y debemos evangelizar.
Pablo
decía: Por tanto, todo lo soporto por amor a los escogidos, para que también
ellos obtengan la salvación que está en Cristo Jesús, y con ella gloria eterna
[2 Timoteo 2:10). Yo todo lo soporto yo, quiero que los escogidos se
salven, y no se van a salvar sin el Evangelio. Dios ha prometido usar el poder
del Evangelio para salvar a gente, millones de toda tribu, pueblo, lengua y
nación. De paso este es uno de los textos que demuestran que no hay salvación
fuera de Cristo, no la hay sin lugar a duda. Estos judíos eran religiosos. De hecho,
Pablo dice que tenían celo de Dios (vs. 2) y aun así estaban perdidos
¿qué era lo que Pablo pedía por ellos? que fueran salvos, le pedía a Dios por
su salvación. Ellos iban camino al infierno con todo y su celo.
Pablo
lo sabía de primera mano, porque si hubo un judío fervoroso en el primer siglo,
fue Saulo de Tarso. Lo que él dice de sí mismo cuando Pablo tuvo que
presentarse delante del rey Agripa (Hechos 26:9-10) este testimonio es espeluznante.
Pablo dice: Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra
el nombre de Jesús de Nazaret; lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en
cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales
sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto ¿qué hacemos Pablo? ¡mátalo!
ese era Pablo, Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los
forcé a blasfemar. Pablo tomaba a estos cristianos y le decían los
carceleros: golpéenlos hasta que maldigan a Jesús. Eso era Pablo, y
enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades
extranjeras. Eso es fervor religioso, este era un hombre fervoroso. En
Gálatas 1:14 dice: yo aventajaba [a la mayoría de mis] contemporáneos, y
Pablo no lo decía con orgullo, con todo y su celo iba camino al infierno.
Contrario
a lo que mucha gente piensa en el día de hoy, no es la sinceridad de una creencia
la que salva. Puedes tomar un veneno creyendo sinceramente que es jugo de
naranja y vas a morir envenenado. Proverbios [14:12] dice: Hay camino que al
hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte. Los judíos eran celosos,
pero era un celo que provenía de la ignorancia. Fervor sin conocimiento es
igual a fanatismo religioso. Lamentablemente debemos reconocer que hay mucho de
ese fanatismo, de ese fervor fanático dentro de iglesias que se identifican
como evangélicas. Es el tipo de fervor que surge de la idea equivocada, y es
algo que está como muy sutil en nuestro corazón; la idea equivocada de que
debemos tratar de ganarnos el favor de Dios a través del activismo religioso, o
a través de nuestro desempeño, en vez de aceptar por fe lo que ya Cristo compró
para nosotros en la cruz del calvario a precio de Su bendita sangre. Eso puede
ser muy engañoso porque la persona se ve a sí misma haciendo un esfuerzo enorme
por obedecer a Dios ¡no, lo que pasa es que tú eres frío, yo si estoy en
esto, es difícil! Es una persona fervorosa en su obediencia, pero solo
porque piensa erróneamente que de eso depende el favor de Dios; ¡tengo que
leer mi Biblia, tengo que orar, tengo que predicarles el Evangelio a los
perdidos, a los que no conocen al Señor! Si, los creyentes deben hacer todo
eso y mucho más, pero no para ganarnos el favor de Dios sino porque ya fuimos
favorecidos por Él, gratuitamente por gracia por medio de la fe en Jesucristo.
Todo
fervor que nos surge de un correcto entendimiento del Evangelio es una trampa
mortal, porque nos lleva de la mano, nos lleva de vuelta a la jactancia y
alejarnos de Jesús. Aquí está el problema, pues desconociendo, ellos tienen
celo de Dios, pero como no es conforme a un pleno conocimiento, desconociendo
la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se
sometieron a la justicia de Dios (Romanos 10:3). Todos los verbos que Pablo
usa aquí apuntan hacia la responsabilidad humana ¿por qué se perdieron? Desconocieron,
procuraron establecer, no se sometieron ¿Quiénes? Ellos, decidieron desconocer
la justicia de Dios. En otras palabras, ellos no quisieron aceptar el regalo de
la justicia que Dios nos ofrece en Cristo ¿Por qué? porque eso era muy
humillante, trataron de establecer la suya propia ¡no queremos la salvación
como un regalo, yo no soy ningún mendigo! Por eso alguien decía que, Israel
permanecía en ignorancia no porque la información no estuviera disponible, sino
porque les convenía permanecer ignorantes ¿Has visto esas personas que no saben
ni quieren saber?
El
fanático es una persona que se rehúsa a toda reflexión. El fanático no
reflexiona porque él no tiene el menor interés de ser convencido. De manera que
en la mayoría de los casos la ignorancia del fanático no es otra cosa que una
protección de su arrogancia ¿tú me quieres quitar la única cosa en la que yo
todavía me puedo jactar? Es por eso que un poco más adelante Pablo va a
decir contra ellos, son un pueblo desobediente y rebelde (Romanos 10:21).
Pablo no está dorando la píldora [suavizar una mala noticia] aquí, Pablo amaba
a sus hermanos, pero todo médico sabe que el peor error que puede cometer con
un paciente es dorarle la píldora, hay que decirle cuál es el problema. Pablo
amaba a sus hermanos, a los judíos, y los amaba con tal sinceridad que él
estaba dispuesto a ser odiado con tal de decirles cuál era la naturaleza de su
problema; ustedes son unos arrogantes, ustedes son unos jactanciosos. No
venga a decirme que tú no has creído porque Dios no te ha elegido ¡olvídate
de eso! Tu problema es que ¡tú no quieres este Evangelio, no lo quieres porque te
deja malparado, eres un soberbio! eso es lo que Pablo está diciendo, es tu arrogancia.
Es
una ignorancia culpable, ellos tenían la Biblia. Pablo dice: ¿ustedes no tenían
la ley? ¿quién puede obedecer ese libro? Dios dice: Yo voy a
circuncidar tu corazón [Dt. 30:6] ¿no lo decía Dios en un montón de lugares
en el Antiguo Testamento? Yo pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros;
quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne [Ezequiel
36:26] Yo lo voy a hacer porque ustedes no pueden hacerlo. La parábola
del fariseo y el publicano (Lucas 18) es el cuadro que tenemos aquí en Romanos,
dice: Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro
recaudador de impuestos (aunque era un judío, a los ojos del judío era como
gentil, era como un pagano). El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta
manera: "Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres:
estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos.
"Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano."
¡qué figura! ¡Oh gracias, Señor, te pasaste conmigo! Claro, la gente no
dice eso con la boca.
La
hipocresía es el homenaje que el vicio le rinde a la virtud. La gente quiere aparentar
que es humilde porque sabe que la humildad es lo correcto, pero en el fondo es
un soberbio. Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia,
¿saben lo que implica esto? El fariseo estaba orando ahí mismo del lugar
santísimo, él puede acercarse. El publicano estaba en la última fila de atrás, no
quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho,
diciendo: "Dios, ten piedad de mí, pecador", y el texto original
dice el pecador, de todos los pecadores, yo soy el más pecador. Y
dice Cristo ahora: Os digo que éste descendió a su casa justificado,
declarado justo, inocente, sin culpa en el tribunal de Dios, pero [este
fariseo] no; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se
humilla será ensalzado. Jesús lo resume todo en estas dos actitudes del
corazón; ensalzamiento y humillación. El religioso no quiere reconocer que sus
buenas obras y su religiosidad son dinero de monopolio en el reino de Dios,
papelitos que no sirve de nada. Imaginen un tipo que llega al banco con un
maletín: quiero hablar con el gerente, voy a depositar 2 millones de dólares
¡wow! ¿usted tiene 2 millones? Si, en este maletín, dinero de monopolio.
Créanme, no van a llamar al gerente, van a llamar a un psiquiatra. Tus buenas
obras no circulan, esa moneda no circula en el reino de Dios, la única moneda
que circula en el cielo es la justicia de Jesús, es la única moneda.
Pero
ellos no quieren venir como mendigos, clamando por misericordia, prefieren seguir
esforzándose por obedecer la ley antes que recibir de la mano de Dios el regalo
de Su justicia en Cristo por medio de la fe. De esa manera están pisoteando el
regalo de Dios. Porque Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquel
que cree (Romanos 10:4) Ellos no quieren eso, porque Cristo es el fin de
la ley. Lo que Pablo está diciendo aquí, no es que los creyentes ya no
tienen obligación con la ley. Romanos 6 y 7 dice claramente que no, la ley es
santa, justa y buena, ese no es el problema, como dice Martyn Lloyd-Jones: la
ley continúa siendo la expresión permanente de la voluntad de Dios para el
hombre. Pero Cristo es el fin de la ley, o el clímax de la ley, o la
consumación de la ley porque Él satisfizo todas sus demandas a la perfección, y
luego fue a la cruz para llevar la maldición, el castigo que la ley impone
sobre nosotros por causa de nuestro pecado. Por decirlo de alguna manera, la
ley aterriza en Cristo, Él es el destino de la ley, pero el religioso se rehúsa
a desembarcar.
Imaginen
a un individuo que va en el avión y cuando llegan el piloto dice: ya
aterrizamos, ya pueden salir en orden, y el tipo diciendo: yo aquí me
quedo, yo quiero seguir volando, pero ya llegamos ¡ya apéate que ya
llegamos! este avión aterrizó en un lugar extraordinario porque ahora
podemos disfrutar en Cristo de todas las bendiciones de Dios gratuitamente por
gracia, por medio de la fe, y tú quieres seguir en el avión. Ahora, noten algo
de extrema importancia para volver a mi encabezado, hemos dicho que el problema
de los judíos y de muchos incrédulos religiosos que hay en el mundo, es que
tienen un seno equivocado por Dios, porque es un fervor que no surge del Evangelio.
Pero hay un fervor informado que el Evangelio debiera producir en el creyente,
y que debe ir en aumento en la misma medida en que adquirimos un mejor
entendimiento de la misericordia de Dios en Cristo.
Pablo
no está en contra del fervor ¿A dónde va a llegar Pablo? Por consiguiente,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, (tengo once capítulos
hablándoles de la misericordia de Dios para con pecadores que no lo merecen), os
ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como
sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional (Romanos
12:1). Es ahí donde debemos llegar. ¿Como debiéramos reaccionar a la realidad
de que, por la pura gracia de Dios tú y yo fuimos destinados de antemano, desde
antes de la fundación del mundo para ser hechos vasos de misericordia? Obviamente
que esa gente puede escuchar la pieza más increíble de música, pueden ver el
paisaje más hermoso y no se inmutan. Hay creyentes que parecen estar observando,
oyendo la música del Evangelio, viendo la hermosura de Jesucristo desplegada en
el Evangelio, pero parece que no se inmutan. Observen lo que dice Pablo no
seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu,
sirviendo al Señor (Romanos 12:11), esta palabra que se traduce como ferviente
en nuestras Biblias da la idea de alguien cuyo espíritu está en ebullición,
es lo contrario a la apatía, a la indiferencia, a una vida cristiana que se
vive en automático. Hay muchos creyentes que están viviendo sus vidas cristianas
en automático. Están haciendo las mismas cosas que antes, pero han perdido su
primer amor, y Cristo les dice como a los Efesios; arrepiéntanse y hagan las
primeras obras [Ap. 2:5] ¡vuelvan, vuelvan!
El
fervor y el fanatismo no son la misma cosa. Es verdad, como Martyn Lloyd-Jones dice
que: se puede estar fanáticamente dedicado a Dios y aun así estar perdidos.
Eso es lo que Pablo esta diciendo en Romanos 10:1-2, pero al mismo tiempo no
deja de ser extraño que haya tanta gente que profese ir camino al cielo por la
pura misericordia de Dios, y desconozcan por completo el verdadero fervor que
produce el Evangelio. Miren el ejemplo del apóstol Pablo ¿qué fue lo que
provocó que este fervoroso fariseo se convirtiera en un fervoroso cristiano? ¿qué
fue lo que hizo la diferencia? que él vio la gloria de Jesús camino a Damasco. Nosotros
vemos la gloria de Jesús en este libro, en el Evangelio (2 Corintios 4:1-6), la
misma gloria. Tú no tienes que tener el mismo encuentro con Jesús que tuvo Pablo
camino a Damasco. Pablo mismo dice: Pero si nuestro evangelio está aún encubierto,
entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo
cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz
del evangelio de la gloria de Cristo (2 Corintios 4:3-4).
El
diablo le tiene el ojo cegado. Pero ¿qué hace el Evangelio? Pablo dice: yo
en cambio predicó a Cristo (vs. 5) saben ¿por qué? Porque Dios, que
mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en
nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en
la faz de Jesucristo (2 Co. 4:6) ¡La misma gloria que yo vi es la que
vemos en el Evangelio cuando Dios nos abre los ojos! Podemos nosotros decir
“¡que interesante!”, pero no solamente esto fue lo que convirtió a Pablo
de un fervoroso fariseo en un fervoroso cristiano ¿qué fue lo que mantuvo la
llama de ese fervor hasta el día de su muerte? Lean la vida de Pablo, un
entendimiento cada vez más profundo de la misericordia de Dios en Cristo, que
lo llevó a un aprecio cada vez mayor de su Salvador y de su salvación. Ese es
el testimonio que él da en Filipenses 3, después de mencionar su pedigrí
religioso; yo era fariseo, yo era hebreo de hebreos, etc., dice, Pero
todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de
Cristo. Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del
incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor (por amor), por
quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, y
ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley (Romanos
9), sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios
sobre la base de la fe (Fil. 3:7-9). Pablo no sólo fue fervoroso cuando se
convirtió, él mantuvo ese fervor década, tras década, tras década, tras década.
Porque el Evangelio nunca dejó de ser para él una noticia sorprendente.
Hay
al menos tres aplicaciones breves que quiero traer antes de terminar. En primer
lugar, cuídate del legalismo. No olvides que el legalista no es aquel que toma
en serio la ley de Dios, ¡no, no, no! debemos tomar en serio la obediencia,
debemos tomar en serio nuestros deberes cristianos. El legalista es aquel que
hace todo eso para ganarse algo que ya Cristo compro ¡cuídate del legalismo! ¡cuídate
legalismo! Este problema no es nuevo, alguien decía, autor del siglo XVII, el
poeta inglés Richard Lovelace: todos gravitamos de manera automática hacia
la suposición de que somos justificados por nuestro nivel de santificación, de
manera que comenzamos cada día haciendo que nuestra seguridad personal no
descanse en el amor de Dios, ni en el sacrificio de Cristo, sino en cómo nos
sentimos en el momento, o en nuestros logros recientes, y como estos argumentos
nunca aquietan la conciencia humana somos movidos inevitablemente a crear una
justicia propia que limpie nuestro historial y así lograr sentirnos en paz.
(Ayer no fue un buen día, hoy tengo que hacer mejores obras) ¿tú quieres
limpiar el historial? Arrepiéntete, confía en la promesa de que la sangre de Cristo
nos limpia de todo pecado ¡levántate! y sigue corriendo la carrera con los ojos
puestos en Jesús, no en tus propios logros ¡cuídate del legalismo! porque es
fatal para la vida cristiana, y produce un tipo de fervor que alimenta el
orgullo y nos aleja de Jesús.
En
segundo lugar, la enorme importancia de seguir creciendo en nuestro
entendimiento del Evangelio. A veces perdemos de vista que la carta de Pablo a
los Romanos era una carta, que no fue enviada a un seminario, fue enviada a una
iglesia. Todo eso que Pablo ha dicho acerca de la elección incondicional,
acerca de cómo Dios de la misma masa hizo vasos de misericordia, él quería que
una iglesia de gente común y corriente, como tú y como yo, algunos de ellos
analfabetas, que no sabían ni leer ni escribir, y Pablo quería por inspiración
del Espíritu Santo que ellos entendieran todo eso ¿Por qué? ¡Oh! porque
nosotros debemos mantener en nuestras mentes que todas las bendiciones que
recibimos de la mano de Dios son nuestras únicamente por causa de la justicia
perfecta de Cristo, que fue puesta en nuestra cuenta por medio de la fe. Necesitamos
conocer mejor el diamante del Evangelio. Eso es lo que nos permite decir como Pablo;
que preferimos dar por perdidas todas las cosas en vista del incomparable valor
de conocer a Cristo Jesús, mi Señor.
¿Tú
estás viviendo en automático tu vida cristiana? no te lo permitas, hay momentos
en que nosotros nos damos cuenta de que estamos viviendo por inercia, a mí me
ha pasado, más de lo que yo quisiera recordar. Pero si Dios te ha dado luz en
esta mañana y dices: ¡espera, espera! estoy viviendo en automático ¡despierta!
Despierta, vuelve a recordar quien eras tú, vuelve a recordar lo que Dios ha
hecho por ti en Cristo, vuelve a recordar las glorias de Jesús ¡despierta, no
te permitas la mediocridad espiritual! Pídele a Dios en oración: ayúdame a entender
esto Señor ¡Oh! hasta que tú puedas decir como el Salmista: ¡Cuán
preciosa es, oh Dios, tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se
refugian a la sombra de tus alas. Se sacian de la abundancia de tu casa, y les
das a beber del río de tus delicias. Porque en ti está la fuente de la vida; en
tu luz vemos la luz [Sal. 36:7-9]. Decía C.S. Lewis que: la luz del sol
no solo es lo que nos permite ver la luz, sino ver todo lo demás a través de
esa luz. Es a través del conocimiento de Dios que nosotros podemos ver e
interpretar la realidad tal cual la realidad es, en tu luz vemos la luz.
En
cuarto lugar, ora y evangeliza. Vive conforme a lo que Dios ha revelado y no
queriendo entender y conocer lo que Él no ha revelado; yo no sé quiénes son
escogidos ¡Ora, ora! por tus familiares incrédulos ¡Ora! por tus amigos ¡Ora,
ora, ora! Porque de alguna forma misteriosa que ni tú ni yo podemos entender, Dios
ha decidido obrar por medio de la oración. Predica el Evangelio, porque el Evangelio
es poder de Dios para salvación.
Finalmente,
si tú estás aquí sin Cristo, quiero volver a reiterarte, lo que decíamos anteriormente;
no hay término medio con Jesús, o te refugias en esa piedra o terminarás
aplastado por el peso de la justicia de Dios contra tu pecado. ¡Oh! ven y
refúgiate en Cristo. Acógete hoy a la misericordia de Dios, si, ven como un
mendigo que no tiene nada que ofrecer excepto una mano desnuda diciendo: Señor
límpiame de mi pecado, perdóname Señor, acéptame en Cristo, porque yo no tengo
méritos por los cuales tú me puedas aceptar, acéptame en Jesús ¡Oh! que Dios
bendiga Su Palabra.
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