viernes, 21 de octubre de 2016

La responsabilidad del cristiano al gobierno, 1ª parte - John Macarthur - [Transcripción] 1 de 4





La responsabilidad del cristiano al gobierno, 1ª parte 

Escritura: Romanos 13:1

Código: 45-97

John MacArthur

Abramos nuestras Biblias en Romanos capítulo 13. Y, me siento, en cierta manera como un hombre que acaba de comerse una comida enorme; y está enfrente de un banquete. Hay tanto aquí, realmente no sé cuánto voy a poder manejar después del tiempo en la Palabra en esta mañana. Esto parece más de lo que podemos recibir.

Y, no tengo prisa de terminar este pasaje, porque creo que es uno muy importante y hace demandas muy significativas en nuestra manera de pensar. Y entonces, no me quiero apurar, quiero ser cuidadoso en explicar y compartir con ustedes su importancia.

Tampoco quiero sermonizar y encontrar bosquejos homiléticos agradables de oír y maneras de atraer su atención. Básicamente, quiero que entiendan el pasaje. Y voy a hacer mi mejor esfuerzo en esta noche, por presentar el contexto que va a hacer que este pasaje se le abra.

; Pero, para comenzar, necesitamos leer los primeros siete versículos, para saber a qué nos estamos refiriendo. Romanos capítulo 13, comenzando en el versículo 1.

“Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios, resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella.

Porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues, por esto pagáis también los tributos. Porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos, pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra”.

; Ahora, en esos siete versículos, encontramos bosquejados en términos breves e incisivos, la responsabilidad del cristiano hacia el gobierno. Este es el pasaje más claro, directo y preciso en todo el Nuevo Testamento, acerca de este tema. Y, como resultado de eso, es uno extremadamente importante que debemos entender.

El tema de la relación del cristiano con el gobierno, es un asunto muy importante. Y lo ha sido a lo largo de la historia de la iglesia. Los cristianos siempre han tenido que enfrentar este asunto e inclusive luchar con él. En donde la iglesia se ha encontrado a sí misma en todo tipo de lugares, en todo tipo de gobiernos, bajo todo tipo de gobernantes, con todo tipo de perspectivas y formas de guía y gobierno. Y entonces, los cristianos siempre han tenido que enfrentar este asunto de, ¿cómo responde usted a su gobierno?

Tradicional e históricamente en nuestro propio país, hemos tenido menos problemas con esto, que muchos otros. Digamos, por ejemplo, nuestros hermanos y hermanas en Cristo que están en China, o tras el muro de hierro o en Rusia. Porque hemos vivido en una sociedad algo influenciada por el cristianismo, hemos tenido la mejor de las situaciones y el más benevolente de los gobiernos. Pero, no siempre ha sido así para los cristianos; y no fue así en épocas del Nuevo Testamento, cuando esto fue escrito. Inclusive para los creyentes en Roma, que recibieron esta carta misma.  

; Pero los cristianos, aunque han luchado por responder la pregunta de cuál es su relación con el gobierno, no siempre la han respondido de manera apropiada.

Y a lo largo de la historia de la iglesia, ha habido revoluciones bajo el nombre del cristianismo, en donde la gente decidió que lo cristiano era revelarse de manera militar contra el gobierno que estaba en el poder y demandar sus derechos. Inclusive, ha habido guerras en nombre del cristianismo.

Y entonces, los cristianos han luchado con esto; y han entendido correctamente cuál era su función. Y, a veces, han revertido su función dada por Dios, y se han vuelto revolucionarios. Ha habido una violación de la ley en el nombre del cristianismo. No sé si usted se ha dado cuenta de esto, pero ha habido – inclusive en nuestro país – ciertas violaciones legales, desobediencia civil, intentos subversivos por derrocar la autoridad a nivel local, estatal, o nacional que, en algunas ocasiones, fueron guiados por personas que decían ser cristianos. Y todo esto, en nombre de Cristo.

Algunos cristianos han decidido que debido a que han recibido maltrato por parte de ciertos gobiernos, se justifica para ellos el pelear contra esos gobiernos. Y, en caso de que usted crea que esto está muy lejos de la realidad, le quiero recordar que para algunas personas el cristianismo evangélico, fue su justificación para la revolución norteamericana. Hay unas personas que creen que Norteamérica nació de una revolución que era justificada y que tenemos todo derecho de cargar nuestros rifles y matar a los ingleses por causa de nuestra libertad religiosa.

Hay algunos cristianos, inclusive el día de hoy, a quien yo conozco a nivel personal, que se rehúsan a pagar sus impuestos, porque creen que violan sus libertades.

; La verdad del asunto es -y usted necesita pensar en esto- que nuestra propia nación nació a partir de una violación de este texto bíblico. Ahora que usted ha sido sacudido por eso, ésta es sin embargo una realidad. Nuestra nación nació a partir de una violación de este texto, en el nombre de la libertad cristiana.

Eso no quiere decir que Dios no está por encima de dichas violaciones y puede traer bien de esto. Lo cual Él así lo hizo en este caso. Pero, eso no justifica los medios. Y, aún en la actualidad, luchamos con el asunto de cómo debemos identificarnos con nuestro gobierno; porque aunque Norteamérica en cierta manera tenía una orientación cristiana, ahora vivimos en lo que supongo que podríamos llamar Norteamérica post-cristiana.

Y, aunque tenemos la fortuna de tener un presidente que afirma la fe cristina, y que se aferra a normas cristianas de ética y moralidad, nuestro gobierno ya no promueve la Biblia como una fuente de verdad. La moralidad bíblica como una fuente de lo que está bien, y rápidamente estamos viendo todo es erosionándose de nuestro país. Y entonces, algunas personas creen que nosotros, como cristianos, entonces, debido a que Norteamérica parece estar perdiendo su orientación cristiana, tiene el derecho de protestar, tiene el derecho de desafiar la ley, de violar la ley.

Muchos líderes cristianos están llamando a otros cristianos a que dejen su operación actual, su ministerio actual y se vuelvan parte de una nueva agrupación cristiana política, para usar medios de presión, de acciones sociales y demás. Algunos están llamando al enojo, a las protestas y a una especie de revolución moderada en contra de nuestro gobierno.

Dicen que el gobierno está apropiándose de las libertades de las iglesias. Está infiltrándose en la religión. Y en un esfuerzo por salvar la libertad de la iglesia, muchas organizaciones están surgiendo en nuestro país llamando a tomar acción en contra del gobierno. Me sorprende cuántos cristianos evangélicos que hace quince años atrás no se habrían encontrado muertos en una actividad como esa, ahora están impulsando esto de manera muy agresiva en términos políticos.

También me sorprende de la misma manera, aquellos que se unen en asuntos de autoridad civil y derechos civiles, que nunca encontrarían ningún punto en común en el asunto de la verdad. Por ejemplo, muchos evangélicos ahora están alineados con Sun Myung Moon, y los moonies, porque tienen una causa en común en el área de la libertad religiosa.

Entonces, el hecho de que se unan todos estos tipos de personas en maneras muy extrañas, como colaboradores, demuestra esta preocupación con los fines políticos. En donde la teología y la doctrina de la verdad bíblica, son hechas a un lado por causa de la libertad. 

; Recientemente recibí una invitación para la inauguración del presidente y fue agradable recibir eso. Me da gusto que me invitaron, también al banquete, lo cual va de la mano. No voy a ir, por cierto, a ninguno de los dos. Pero, debido a eso, recibí una carta el otro día, la cual era un seguimiento a la carta por parte de un nuevo grupo. Ni siquiera puedo acordarme del nombre, pero, tiene que ver con algo con Acción Cristiana en Washington; invitándome a venir a un banquete muy especial y estar junto con ellos, con todas estas personas, para promover las libertades cristianas en Norteamérica. Y, vi la lista de gente involucrada en eso y escribí, y dije que no podía ir porque no podía identificarme con esas personas.

Me sorprende que puede tener una lista de verdaderos creyentes y charlatanes, y farsantes, y falsos profetas, todos unidos por causa de la libertad religiosa, para involucrarse en un esfuerzo político, pensando que eso va a preservar el Reino de Dios en Norteamérica.

; Una de las peores consecuencias de esta nueva preocupación con asuntos políticos, esta nueva politización de la iglesia, es que en últimas, el ministerio de la iglesia es prostituido; y la gente se está vendiendo a sí misma por algo que queda corto de aquello a lo que la iglesia ha sido llamada. La iglesia no puede simplemente volverse una voz de protesta política para el cambio gubernamental. Ese no es nuestro llamado. Y me sorprende señalar cuántos pastores han dejado un énfasis en el Evangelio; y se han vuelto a un énfasis en la política. De un énfasis en enseñar la Biblia, a un énfasis en coaliciones para apoyar ciertas leyes en particular. Y, todo esto está basado en alguna premisa ridícula, de que el crecimiento del cristianismo y el poder y el impacto de alguna manera está relacionado con la política del gobierno en Norteamérica.

; C. S. Lewis, en una ocasión le recordó a los cristianos que los seres humanos viven para siempre, mientras que el estado es solo temporal. Y de esta manera, está reservado simplemente a una importancia insignificante, en términos comparativos. Y, pasar tu tiempo alterando al estado, cuando podrías estar pasando tu tiempo dándole a la gente salvación eterna, es un intercambio malo.

Abandonar el mensaje que da a esa alma eterna vida con Dios a favor del cambio temporal, prostituye y desperdicia la luz. Digo, sería como un gran cirujano de corazón, con una capacidad de salvar a muchos abandonando su práctica que salva vidas, para volverse un artista de maquillaje. Es estar jugando con lo de afuera, ignorar la capacidad que tiene de salvar las vidas de hombres.

Me parece que la iglesia necesita usar todo su poder, y todos sus recursos, y toda su energía y fuerzas, para convertir a hombres y a mujeres a Jesucristo. Y, eso es aquello a lo que Dios nos ha llamado a hacer. Las Escrituras no hablan en absoluto de que los cristianos se involucren en la política. No tiene nada que decir al respecto. Fuera del hecho de que debemos ser ciudadanos modelo, no dice nada.

No dice nada en absoluto acerca de que los cristianos se involucren en el cambio civil. Esa no es nuestra prioridad. No significa que no debemos estar involucrados como ciudadanos en donde podamos. Es cuestión de prioridad.

En el Antiguo Testamento, por ejemplo, Israel era una nación sacerdotal, y por diseño de Dios, Israel debía traer a los hombres a Dios. Y en esa nación, Israel, había sacerdotes cuya función primordial era hacer simplemente eso. Habían otros que podían encargarse de asuntos menos importantes y los problemas, los asuntos sociales. Pero, el corazón, el núcleo, era el sacerdocio. El núcleo de la vida, que le daba su identidad a la nación entera, y no podían abandonar la función de traer a hombres y a mujeres a Dios. Ése fue el diseño de Dios.

Y la iglesia es lo mismo. Yo creo que somos un reino de sacerdotes, no un reino de políticos. Que nuestro diseño en el mundo debe ser traer a hombres a Dios. Dice usted: “¿Acaso no le importa a usted el cambio?” “¡Claro que me importa el cambio!” Pero, también sé que el cambio viene desde adentro, no desde afuera, ¿verdad?

Debemos administrar las cosas de Dios, debemos administrar el Reino de Dios. Entonces, conforme entramos a este asunto de la función del cristiano en el gobierno, quiero que entienda desde el principio, que lo que estamos diciendo, no tiene nada que ver con hacer política en la iglesia. No tiene nada que ver con jugar a la política, involucrarnos en la política. No tiene nada que ver con involucrarnos en esas cosas que son buenas, pero, no son nuestro llamado y prioridad divinos. No hay mandato bíblico para que nosotros pasemos tiempo, gastemos dinero y energía en entrar en la política, o involucrarnos en asuntos del gobierno civil.

Debemos ser - y escuche con atención – este es un pensamiento importante – debemos ser la conciencia de la nación, mediante una vida piadosa y predicación fiel. Confrontamos a la nación, no mediante la presión política, sino mediante la Palabra de Dios. Así es como confrontamos a la nación. Predicamos en contra del pecado, predicamos en contra de los males de nuestra época, pero, es predicación y vida santa, vida piadosa lo que es nuestro llamado.

; Observe a Cristo por tan solo un momento, conforme construimos un cimiento para este pasaje. Observe a Cristo, Él vino a un mundo muy interesante. Él vino a un Imperio Romano, en donde la esclavitud florecía; la esclavitud. Usted entiende eso, la esclavitud. Había tres esclavos, aproximadamente tres esclavos, por cada hombre libre.

Él también vino a un mundo que estaba dominado por el absolutismo, en términos de gobierno. Los hombres eran los monarcas absolutos, gobernantes absolutos. Al final de la república romana, cuando los césares entraron y adoptaron o asumieron el poder, ellos gobernaban con autoridad absoluta. Y, aunque Julio César fue asesinado en el senado romano en el año 44 a. C., esto solo aceleró la centralización del poder. El senado romano declaró a Augusto procónsul y tribuno de Roma de por vida. Y él tenía poder absoluto y total. Él era el comandante en jefe de todos los soldados, él estaba por encima del senado, y él controlaba todos los asuntos civiles.


Continua....

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Este artículo originalmente apareció aquí en Gracia a Vosotros.


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Nuestro deseo no es que conozcan a un predicador en particular, sino que vean claramente que las respuestas se encuentran en la Biblia, por eso debemos leerla, meditarla y vivirla cada día, pues nuestra fe no debe estar basada en las afirmaciones de un predicador, sino en la Palabra de Dios, la cual es invariable (Jn. 5:39, Mat. 22:29, ) y sigamos el ejemplo de los cristianos de Berea (Hch. 17:11).



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