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jueves, 2 de abril de 2020

Todo Obra para bien incluyendo la pandemia | Ps. Salvador Gómez [Transcripción]





Como se ha anunciado, nosotros queremos como tema compartir la palabra de Dios, en algo que hemos titulado: Todo obra para bien incluyendo la pandemia. Ciertamente son momentos como los que nosotros estamos viviendo los que nos muestran, sin lugar a dudas, cuáles son las cosas más importantes en la vida. Aún nos muestran que, entre las cosas importantes hay algunas más importantes que otras. A la luz de eso, yo creo que ha sido correcto el que recibamos llamados a reflexión como los que han sido lanzados por diferentes vías en estos días. Me llamó la atención, sin embargo, lo que alguien expresó esta semana con respecto a lo que sucedió en los supermercados, y fue con su esposa este hermano, al supermercado, y él escribió lo siguiente al respecto:

El sábado por la noche los dos salimos a comprar, algo mientras caminábamos por los pasillos los estantes vacíos me llamaron la atención ¿Qué había desaparecido? y ¿Por qué? lo que más me sorprendió fue la ausencia de carne en las secciones de cosas congeladas y refrigeradas, algunas botellas solitarias de salsa de barbacoa me miraron desde el estante. La sección de frutas y vegetales parecía haber sido allanada con cubos vacíos donde generalmente estaban las papas. Al final del pasillo central la única harina que quedaba era la que se había derramado de las bolsas que se habían comprado antes. No había arroz. A la sección de pastas solo le quedaban algunos paquetes. El siguiente pasillo era un estudio sobre el contraste; la sección de dulces se desbordaba, no hay escasez de dulces: Kitkat, M&M’s Hershey’s, todos mis favoritos estaban allí, en todos sus sabores, empacados en grandes cantidades en los estantes. El contraste entre la sección de carnes y el pasillo de dulces me recordó una verdad importante: en un momento de sufrimiento o crisis, las personas buscan lo que más necesitan no lo que más les gusta. Y es una pandemia global con las interrupciones, el distanciamiento y el aislamiento (sigue diciendo) ninguno de los que corrieron a la tienda estaba pensando en dulces, pensaban en sustento.

Aquí hay una lección para todos nosotros cuando se trata de nuestra fe; La tentación de nuestros días es que los predicadores y maestros, los compositores y artistas están intentando atraer a las multitudes sirviendo dulces más que sustentó. Simplemente da a las personas lo que más les gusta, ya sea la canción más pegajosa, el libro de autoayuda, un estudio bíblico o una serie de sermones que anda detrás de lo que está de moda. De manera que estos no son días de dulces para el alma, las verdades fundamentales son precisamente aquellas que son elementales e imprescindibles porque son necesarias en todo tiempo. Pero hay ocasiones en que acudir a ellas se hace todavía más necesario aún, y esos son los días que estamos viviendo. Una de esas verdades es la expresada por el apóstol Pablo en Romanos capítulo 8 versículo 28 y 29, cuando él dice: “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito. Porque a los que de antemano conoció, también los predestino a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos.”

“Todas las cosas cooperan para bien” así lo dice el texto de la Biblia de las Américas (LBA). Pero en la mente de muchos de nosotros resuena la manera en que la Reina Valera (RVR) lo expresa: “todas las cosas les ayudan a bien”. La Nueva Versión Internacional (NVI) lo traduce: “Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman”. Esa palabra que se traduce “cooperar” “ayudar” o “disponer” en estas versiones, es la palabra συνεργεῖ (sunergei) que significa: obrar juntamente con. De manera que ¿cuál es la idea? que en un mundo en el que muchas cosas nos parecen suceder de una manera inconexa o aislada, en realidad Dios hace que todas converjan y contribuyan al cumplimiento de los propósitos de Dios. Eso es lo que se conoce como la providencia de Dios. El Catecismo de Heidelberg responde la pregunta ¿qué es la providencia de Dios? es la pregunta 27 de ese catecismo, y responde:

La providencia de Dios es el poder de Dios omnipotente y presente en todo lugar, por el cual sustenta y gobierna el cielo, la tierra y todas las criaturas (incluyendo virus) de tal manera que todo lo que la tierra produce, la lluvia y la sequía, la fertilidad y la esterilidad, la comida y la bebida, la salud y la enfermedad, riquezas y pobrezas, y finalmente todas las cosas no acontecen sin razón alguna como por azar, sino por su consejo y voluntad personal.

El control soberano de Dios es el poder de Dios gobernando todas las cosas. Pero lo que desconcierta a las personas es la ocurrencia de las cosas malas, o las cosas que nosotros vemos como negativas. Las cosas malas suceden y a veces cosas muy malas, estamos tentados a colocar a Dios en el microscopio y comenzar a juzgarlo y decir: «sí Dios me ama ¿por qué tal cosa? si Dios está en control ¿por qué ocurren cosas malas?». La facilidad con la que nosotros criticamos las cosas nos puede llevar a criticar al Soberano del universo y su accionar en el mundo. El sufrimiento de Job es proverbial, pero también fue proverbial la respuesta que Él dio a la incomprensión de su propia mujer. Ellos perdieron de manera repentina; posesiones hijos y salud. Dice el versículo 9 del capítulo 2: “entonces le dijo su mujer: ¿aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.”

La gente tiende a pensar que Dios solo está en control de las cosas positivas; el sol brillante, el paisaje que deleita a la vista, el sonido relajante de las olas de la playa, la noche estrellada. Pero la realidad, sin embargo, es que Dios está en control de todo. Tanto lo bueno como lo malo nos ayuda a conocer mejor a Dios, como enseña Romanos capítulo 1 versículo 19 y 20. Como dice alguien: «el sol brillante anticipa la belleza del cielo, y los huracanes anticipan los sufrimientos del infierno». Cuando al final de ese texto de Job, se aclara que Job no pecó en su hablar, está asumiendo que su mujer si pecó con lo que dijo. Porque las aflicciones y los sufrimientos ponen a prueba nuestra fe, son tiempos de prueba, pero no tienen que ser tiempos de pecado. Ni el peor de los sufrimientos constituyen excusas para pecar contra Dios. Por eso debemos aprender como decía el apóstol Pablo a ver tanto la bondad como la severidad de Dios, Romanos 11:22 “Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios.” Job no atribuyo despropósito en el accionar de Dios.

Lo que Romanos 8:28 nos enseña es que, nuestro Padre celestial utiliza hasta las cosas más difíciles para a la postre hacer bien a los suyos. No podemos dejar de ver lo que el texto dice, porque lo que dice, lo dice con respecto “a los que aman a Dios”, lo dice del pueblo de Dios, de los que han sido alcanzados por su gracia salvadora, en ellos y sólo en ellos se cumplirá el bien del que nos habla el versículo 29, que serán “hechos conformes a la imagen de” JESÚS. Una de las frases que nosotros recordamos a nuestros padres decirnos muchas veces es: «eso es para tu bien, es por tu bien que yo lo hago», obviamente, en ese momento no necesariamente lo veíamos con mucho agrado. Pero la verdad es que hoy en día a nosotros nos pasa lo mismo. Romanos 8:28 no significa que todo obrará para nuestro agrado. Tampoco significa que siempre seremos librados de pruebas y de aflicciones, de todos los tipos y colores. Estaremos expuestos a mil cosas. Pero nada nos acontecerá que no sea para el bien de los hijos de Dios, de una manera o de otra. Nada acontecerá que no tenga un propósito santo en la mente de Dios para su gloria y para llevar adelante su reino. Porque como decía R.C. Sproul: «no existe una sola molécula que actúe de manera independiente en el universo», y eso incluye el Coronavirus.

El Coronavirus es una pandemia que nos está afectando a todos, que constituye un peligro, que constituye una amenaza. Pero ¿cómo debemos reaccionar? una cosa es cierta: no debemos reaccionar como la mujer de Job. No entendemos lo que Dios está haciendo, Job tampoco, pero no dejó de confiar en el Todopoderoso, él creía que Dios tenía un propósito en su accionar. Nosotros tenemos más luz todavía para pensar en estas cosas. Hay cosas que desde ya podemos ver que obran para nuestro bien, y son las cosas que yo quisiera enumerar en el resto de este mensaje. Yo quiero hacer reconocimiento de que los siguientes encabezados que estaré mencionando, aparecieron originalmente en el blog del pastor Joel Beeke y que fueron escritos por Brian Najapfour. Lo que yo he hecho es desarrollar cada uno de estos encabezados y elaborarlos un poco más. Pero los encontré muy apropiados y relevantes para la ocasión. En ¿qué sentido podemos decir que la pandemia del coronavirus puede estar obrando para nuestro bien?

Número uno. Dado que estamos hablando de una pandemia y no solo de una epidemia, la misma puede y debe unirnos en oración a nivel global. Puede unirnos en oración a nivel global. Los creyentes de todo el mundo nos estamos uniendo en oración. De seguro ustedes han recibido llamados por distintos grupos: «oremos a tal hora, vamos a hacer rodillazos de oración», y eso está ocurriendo en todo el mundo; el pueblo de Dios está invocando el nombre del Señor. Hermanos, si esto no constituye un llamado a la oración, yo no sé qué más puede serlo. La realidad es que buscamos más de Dios en los momentos de mayor dificultad. No en vano Dios ha descrito su trono de gracia como el lugar al cual acercarnos para encontrar la ayuda oportuna. Porque Él nos conoce, Él sabe que en momentos como estos tendemos a ir más a su trono. Dice el Salmo 78, un Salmo que habla de la historia del pueblo de Israel, un pueblo que en tantas veces caía en pecado, Dios le castigaba, ellos se comprometían a enderezar sus caminos. Pero en este Salmo, en los versículos 34 y 35 dice el Salmo: “Cuando los hería de muerte, entonces le buscaban, y se volvían y buscaban con diligencia a Dios; se acordaban de que Dios era su roca, y el Dios Altísimo su Redentor.” Sabemos que la naturaleza humana no ha cambiado. Sabemos que esa nuestra tendencia.

Cuando Dios se acerca con sus juicios y sus amenazas, entonces el corazón de los hombres tiembla, entonces lo buscamos con diligencia como dice el texto. Esta pandemia realmente ha puesto en evidencia la fragilidad y la debilidad humana, la incapacidad, aún de las naciones más poderosas, para hacer frente a ella. Creo que, si ya existiera una vacuna 100% eficaz y disponible para todos, nos sentiríamos más seguros y quizás menos inclinados a buscar nuestro (rock) socorro en el Señor. Nos preguntamos ¿dónde está realmente nuestro amparo? Salmo 46 tan conocido, dice: “Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. Ese texto se aplica a nuestros días de una manera muy clara. Salmo 36:7 “¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de tus alas”. Salmo 57:1 “¡Ten piedad de mí, oh Dios, ten piedad de mí, porque en ti se refugia mi alma; en la sombra de tus alas me ampare hasta que la destrucción pase”. Y ¿no es esa la actitud que deben tener todos nuestros corazones?

La situación mundial es un llamado evidente a la oración. Hermanos ¿qué creyente puede leer de lo que está pasando en Italia y no sentir un llamado a suplicar por ellos? ¿quién puede escuchar de la situación en España sin orar? decía alguien que: «en España los médicos ahora tienen que elegir a quien salvar la vida y a quien dejar morir, y que incluso hay un documento en los hospitales titulado “recomendaciones éticas para la toma de decisiones en situación excepcional de crisis por pandemia Covid-19” en las unidades de cuidados intensivos, porque no hay respiradores para todos» ¿Quién puede leer eso y no gemir en el corazón? Debemos orar a Dios, si solamente estás orando para que Dios te cuide a ti y a los tuyos, algo no está bien. No subestimemos lo que Dios puede hacer hermanos, en respuesta a nuestras oraciones ¡si, en respuesta a tus oraciones! no seas un Calvinista pesimista, porque eso es una contradicción de términos; si tú crees en un Dios Soberano, tienes todas las razones del mundo para ser más que optimista. Así que hermanos ¡a orar!, yo creo que algo bueno de esto, es que nos acerca al trono de la gracia y nos une al pueblo de Dios del mundo entero.

Número dos. Esta pandemia puede abrirnos la puerta para compartir el Evangelio con los incrédulos. Por un lado, nosotros tenemos que dar evidencia por nuestro testimonio, y por el otro lado tenemos que hablar el Evangelio. De manera que el momento es una excelente oportunidad para dar testimonio de la gracia y del amor de nuestro Dios. Jesús mismo habló en esos términos cuando Él dice: “vosotros sois la sal de la tierra, pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para más nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres” [Mt. 5:13 LBA]. Dice: “Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” [Mt. 5:14-16 LBA]. Hay un llamado a que nuestro testimonio brille y alumbre a los demás.

Me llamó la atención el título de un libro que vi esta semana, yo no sé si el libro es bueno o es malo, pero el título del libro es “fuera del salero y hacía el mundo”. La idea es; nosotros no estamos para quedarnos como sal dentro de un salero. Nosotros estamos llamados a impactar fuera, a impactar a otros, y obviamente, no tenemos mucho espacio de movimiento en estos días, pero debemos rogar a Dios que nos dé inventivas, ideas de como nosotros alcanzar a los perdidos, como compartirles del Evangelio. Pero eso es nuestro llamado, ser sal de la tierra, ser su luz del mundo. Primera de Pedro 4:19, hablando también en el contexto del testimonio “Por consiguiente, los que sufren conforme a la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, haciendo el bien”. Hay un bien que hacer, hay una manera de vivir que incluye el hacer buenas obras, el hacer bien a los demás, y eso es parte del testimonio que nosotros debemos dar en estos días. Estos días van a levantar situaciones, y nosotros debemos tener los ojos abiertos, los oídos para oír las necesidades que puedan aparecer a nuestro alrededor, y ver oportunidades allí para nosotros mostrar a Cristo.

Pero además del testimonio, tenemos que hablar, el Evangelio tiene que ser anunciado y explicado. En estas circunstancias tenemos que estar a la caza de esas oportunidades para compartirlo. Los hermanos en China reportaban de muchas oportunidades que surgieron en estos días, para compartir el evangelio en medio de la crisis. Aún como muchos pasaron de muerte a vida en estos días. De manera que, si la llegada de días malos es lo que Dios usará para salvar a muchos, que así sea, luego tendrán toda la eternidad para ser consolados. Decía el puritano Richard Sibbes: «es mejor llegar magullados y machacados al cielo, que sanos al infierno». Si en medio de esta situación, es que una persona va a conocer al Señor, esa persona estará agradecida por toda la eternidad por lo que Dios utilizó como instrumento. Estos días nos dan oportunidades para compartir el Evangelio a través de redes sociales, por teléfono, podemos enviar textos bíblicos, videos breves, recomendar un buen libro, enviar el enlace de un mensaje. Necesitamos ser compasivos y creativos. Pero hay una misión que hay que seguir cumpliendo, la gran comisión no se pone en pausa.

Número tres. Esta pandemia puede despegar nos de algunos de los ídolos de este mundo, como, por ejemplo; los deportes, que este virus ha causado cancelaciones y suspensiones de eventos deportivos que ¡jamás nos imaginábamos la vida sin ellos! Se están considerando la cancelación de los juegos olímpicos, solamente esos juegos han sido cancelados por motivos de guerra mundiales. Me resultó interesante ver que, al mencionar los ídolos, este autor no recurrió primariamente a pecados, asuntos groseros escandalosos, sino los deportes. Pero podemos ahí llenar ese espacio en blanco con cualquier cosa que en tu corazón esté ocupando el lugar que solamente le corresponde a nuestro Dios. Una vez más, Dios usa momentos como estos, crisis como estas para que nosotros podamos descifrar, encontrar y descubrir cosas que había allí en nuestros corazones; como aquel escenario del profeta Ezequiel “ven y entra, ve lo que hay dentro en el templo” [Ez. 8:7-13]. Dios puede permitirnos tener un hueco por el cual nosotros ver los ídolos que hay en el corazón.

Una vez más les cito el Salmo 78 en los versículos 18 en adelante. Ustedes recuerdan cómo está narrando la parte de la historia de Israel, cuando ellos estaban por el desierto y anhelando comida, anhelando carne. Dice: “Y en sus corazones tentaron a Dios, pidiendo comida a su gusto. Hablaron contra Dios, y dijeron: ¿Podrá Dios preparar mesa en el desierto? He aquí, hirió la roca y brotaron aguas, y torrentes se desbordaron; ¿podrá también dar pan?, ¿proveerá carne para su pueblo? Por tanto, al oírlo, el Señor se indignó; un fuego se encendió contra Jacob, y aumentó también la ira contra Israel, porque no creyeron en Dios, ni confiaron en su salvación”. Dios esperaba ver en su pueblo, un pueblo que confiara en Él. Estos días pueden mostrarnos dónde está nuestra verdadera confianza, cuáles son las cosas que llenan de más gozo y alegría a nuestros corazones, y pueden ser cosas licitas; como aún los deportes, puede ser aún la salud misma. Podemos idolatrar tantas cosas, y estos días pueden ser un espejo para que descubramos las cosas que realmente están robando el espacio, que solamente a Dios corresponde. Estos son días en que podemos ver a dónde se está consumiendo nuestro tiempo, cuáles son las cosas que nos dan el deleite, cuáles son los deseos que más nos satisfacen. Permite que Dios haga la radiografía y atrévete a leer los resultados, porque estos días pueden acercarnos a Él, de maneras misteriosas.

Número cuatro. Dado que no existe ninguna vacuna disponible para el virus, esta pandemia puede impulsarnos a poner nuestra confianza en Dios para nuestra salud. Hermanos, si ya existiera una vacuna, es muy probable que la manera de sentirnos tranquilos fuera solamente tratando de adquirirla. El intento de conseguirla sería perfectamente entendible. Las medicinas ciertamente son una gran bendición, no es malo que procuremos cuidarnos a nosotros mismos haciendo lo que está posible a nuestro alcance. Quiero enfatizar ese punto por un momento, para no ser malinterpretado, Calvino escribió lo siguiente en sus Instituciones, él cita el Proverbio 16:9 cuando dice: “El corazón del hombre piensa su camino; Mas Jehová endereza sus pasos”, y él dice:

Con eso indica que, el decreto eterno de Dios no nos impide cuidar de nosotros mismos bajo su mirada, gestionando nuestros asuntos, por eso el que ha puesto límites a nuestra vida, también nos ha encargado que cuidemos de ella. Él nos ha dado los me Dios para conservarla permitiéndonos prever los peligros, para que no nos sorprendan y dándonos los remedios para prevenirlos. Ahora bien, nuestro deber es el siguiente; si el Señor nos ha dado nuestra vida para que la custodiemos, conservémosla, si nos proporciona los medios para ello, usémoslos, si nos muestra los peligros, tengamos cuidado de no enfrentarlos de manera irreflexiva e irracional, si nos ofrece los remedios, no los menospreciemos.

Nosotros creemos que Dios provee medios tal como Calvino. Las medicinas son una gran bendición. Pero tal como ocurre con el dinero, los medios pueden hacernos poner nuestra confianza en ellos y no en Dios. Porque tenemos la tendencia de a confiar a los medios y no en el Dios que nos los da. Guardamos cuarentena, respetamos el toque de queda, nos lavamos las manos, mantenemos distancia de las personas, tomamos esas medidas correctas. Pero el punto es: cuidado con confiar más en tus precauciones que en tu Padre Celestial. Eso impedirá que nuestras precauciones no se conviertan o terminen en ansiedad, y eso Dios nos pide que lo evitemos a toda costa, que por nada estemos ansiosos. De manera que yo te propongo una prueba; si orar no alivia tus cargas, entonces todavía estás confiando demasiado en tus precauciones y no en Dios. Filipenses 4:6 “Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará a vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús”.

¿¡Pues yo no sé cómo que tú puedes estar tan tranquilo y confiado!? Bueno, dice aquí: “que la paz de Dios sobrepasa todo entendimiento”. Primera de Pedro 5:6 “humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte a su debido tiempo, echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros”. No existe molécula que pueda infectar nuestros pulmones si no lo permite el Señor. Eso debe ayudarnos a seguir confiados en Él. Nuestra promesa no es que; no llegarán dificultades, enfermedades, muertes y aflicciones. La promesa de Dios es que; nada de eso nos puede separar del amor de Cristo “¿quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?” ¡No todo eso puede llegar! “Pero en todas estas cosas” Romanos 8:37 “somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo porvenir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro” ¡Aleluya! alguien decía que: «la preocupación es como una mecedora, que hace que tú te muevas mucho, pero no te lleva a ningún lado». Hermanos, confiemos en el Señor, busquemos el trono de la gracia, y Dios nos librará de estar andando ansiosos, temerosos, sobrepreocupados.

Número cinco. Esta pandemia puede brindar a los padres un tiempo especial, una oportunidad de oro con sus hijos. Sé que a algunos se les esta agotando ya la creatividad de cosas que hacer con sus hijos. Pero sabemos hermanos que, ante el hecho de que no hay escuelas, que los trabajos están funcionando de manera remota, con las actividades tan limitadas; no hay excusas para pasar más tiempo con nuestros hijos y para hacer actividades junto a ellos en el hogar ¿Es la falta de tiempo la excusa que normalmente das, por las cuales no tienes devociones familiares más significativas? Pues ahora tu cuentas con tiempo de sobra ¡úsalo bien! aprovecha estas oportunidades, y recuerda: nosotros estamos enseñando continuamente por medio de nuestro ejemplo. Para algunos de nosotros, momentos de crisis pasadas vienen fácilmente a nuestras mentes, en lo que vivimos en épocas del huracán David, o el huracán George, esos son cosas que quedan en nosotros. De niños podemos vivir cosas y ver como nuestros padres manejaron estas cosas. Pues hoy nos toca a nosotros modelar ante nuestros hijos; cómo pasar por medio de situaciones como estas. Debe ser un llamado nuestro a sus corazones a confiar en el Señor, a no temer. Pero también, porque vean en nosotros el ejemplo de que confiamos en el Señor, y que no tememos.

Número seis. Esta pandemia puede servir como una ocasión para nosotros estar quietos, y saber que él es Dios. Como dice el Salmo 46:10: “estad quietos, y sabed que yo soy Dios”. El ritmo de vida que la sociedad nos impone es tan rápido y deja tan poco espacio que, se nos hace difícil hacer pausas que nos permitan meditar en Dios y en su Palabra. Esta pausa obligada que el virus ha traído a todos nos permite tener más tiempo para comunión con nuestro Señor, para escudriñar su Palabra, para pensar en las cosas celestiales y eternas. Estos son días para alejarnos del virus, pero para acercarnos a Dios. Dice Santiago 4:8 “acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros”. Ahora, este texto no sólo nos habla de acercarnos a Dios, también nos hable de limpiar nuestros corazones dice: “Limpiad nuestras manos, pecadores; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones”. O sea que, cultivamos la comunión con Dios, nos acercamos a Dios, pero.

Número siete. Esta pandemia puede ser una alarma despertadora de parte de Dios para que nos arrepintamos de nuestros pecados. En la Biblia no es extraño ver plagas como señal del desagrado de Dios por los pecados. En el Segundo libro de Samuel capítulo 24 tenemos el caso del castigo que Dios trajo sobre su pueblo a causa del pecado del rey David, miles de personas murieron. Nuestro problema es que nosotros no vemos el pecado como Dios lo ve, y saben ¿por qué se nos dificulta tomar el pecado más en serio? por nuestra incredulidad. En su libro “la mano de Dios” Frederick Leahy expreso: «cuando consideramos nuestros pecados ¿no es una maravilla que el castigo sea tan ligero?» ¿quién puede pensar así? sino alguien que realmente está aprendiendo a ver el pecado como Dios lo ve. Por eso muchas veces nos impactan las aflicciones, las tragedias, los sufrimientos, porque pensamos que merecemos otra cosa. Nuestra incredulidad no nos deja ver bien.

Escuchamos a Jesús hablar con tanta sobriedad acerca del infierno. Pero de alguna manera la idea no nos perturba a nosotros tanto. Nos inquietan las estadísticas que estamos escuchando de los contagiados del Coronavirus y los muertos que se han contabilizado. Pero ¿te inquietan los que ya han partido de este mundo sin haber estado preparados para entrar en la eternidad? ¿te perturban los que todavía están por entrar a esa horrible condenación a causa del virus del pecado? Job vivió esas aflicciones que Dios trajo a su vida y ciertamente tuvo sus crisis en el proceso. Pero al final ¿qué ocurrió? Job se arrepintió, el justo Job que Dios mismo había descrito como un hombre de tal justicia, se arrepintió. Porque todos nosotros tenemos pecados y pecados de los cuales tenemos que estar continuamente arrepintiéndonos.

Momentos como estos son llamados a la reflexión y el examen personal. Él decía: “he sabido de ti sólo de oídas” Job 42:5 “pero ahora mis ojos te ven” él pensaba que veía bien antes y dijo: “por eso me retracto, y me arrepiento en polvo y ceniza”. A Job vino una sensibilidad de corazón que no tenía antes. La pregunta es si ¿esta pandemia nos dejará a nosotros más o menos sensibles de lo que estábamos antes? Dice Lamentaciones 3:38 “¿No salen de la boca del Altísimo tanto el mal como el bien? ¿Por qué ha de quejarse el ser viviente? ¡Sea valiente frente a sus pecados! Examinemos nuestros caminos y escudriñémoslos, y volvamos al Señor; alcemos nuestro corazón en nuestras manos hacia Dios en los cielos”. Hay mini juicios de Dios que se manifiestan sobre la tierra, y que son una especie de advertencia del juicio final. Son juicios que afectan a cualquiera; creyentes o no, de cualquier raza, de cualquier nación. Según Génesis 3, la introducción de la muerte en la humanidad fue un juicio de Dios que recayó sobre toda la humanidad “la paga del pecado es la muerte”. Jesús quita el aguijón de la muerte, nos garantizó la resurrección. Pero experimentamos la muerte, porque toda la tierra está bajo esa maldición.

Los desastres naturales y las pandemias son advertencias divinas, como una especie de un avance de una película de lo que ocurrirá al final, para que despertemos a las realidades espirituales. Cristo narra en Lucas 13 la ocasión cuando sucedieron algunas cosas dentro del pueblo, tragedias. Dice: “En esa misma ocasión había allí algunos que le contaron acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con la de sus sacrificios. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque sufrieron esto? Os digo que no; al contrario, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. ¿O pensáis que aquellos dieciocho, sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, eran más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo que no; al contrario, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.”

Si queremos incluir en la pregunta; todos aquellos que han sido contagiados y los que han muerto por este Coronavirus ¿piensan ustedes que eran peores que nosotros, si no nos contagiamos? De ninguna manera. El llamado de Dios es el mismo para todos “si no os arrepentís, pereceréis”. Estas aflicciones, estas tribulaciones, estas pandemias son llamados de Dios al arrepentimiento ¿Esta Dios proveyéndote de una manera de hacerte despertar, de llamar tu atención a que consideres tus caminos, para a la postre evitarte la condenación eterna? ¡puede ser! Jesucristo es tu única ruta de escape; cree en el Señor Jesucristo y será salvo, arrepiéntete y cree.

Número ocho. Ante el hecho de que esta pandemia ha cobrado y continúa cobrando cientos de vidas, nos puede confrontar con la realidad de la muerte de una forma singular. Podemos vivir o tratar de vivir de espaldas a la realidad de la muerte, porque este mundo nos distrae con tantas cosas que fácilmente alejamos de nuestras mentes el hecho de que; cada día que pase es uno menos en este mundo. Pero la verdad de Dios está allí revelada de que “está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio” [He. 9:27], esa es nuestra realidad. Todos nos dirigimos a la muerte, todos vamos a morir; sea por enfermedad o no, puede que no sea el Coronavirus, pero nada garantiza que no lo sea tampoco. Pero el punto es; tarde o temprano moriremos ¿estás realmente preparado para la muerte? Porque solo si para nosotros el vivir es Cristo, es que para nosotros la muerte será ganancia. De lo contrario será tu mayor pérdida y el Coronavirus es un recordatorio de cuán frágiles y mortales somos ¡reflexiona! una cosa tan minúscula puede provocar tantas muertes, afectar y detener al mundo como lo ha hecho ¿estás listo para comparecer ante el juicio de Dios?

Son impactantes para mí las palabras de un autor cuando dice: «en un frenesí de incredulidad un hombre salta de un gran precipicio. La intención de Dios para él puede verse claramente en las rocas que se encuentran debajo, pero por un breve periodo de tiempo, el hombre piensa que está volando». El hombre piensa que, al vivir de espaldas a Dios, haciendo todo lo que quiera para complacer sus placeres y sus deseos, está dándose la buena vida ¡Esto si es vida! Aún en medio de estos días hay personas que no pueden detenerse, que tenían que simplemente disfrutar de su Spring Break, sus vacaciones de primavera, a como dé lugar, en bebentinas, para luego terminar contagiados y contagiando a otros ¿la vida es acerca de eso? Dicen ¡Si! y se tiran por el precipicio y creen que es volando que están. Pero lo que les espera es simplemente algo terrible. Si Dios te libra de esta plaga, mi pregunta es ¿Como tú piensas seguir viviendo? Aprovecha la oportunidad que Dios te está dando para prepararte, para el encuentro que tarde o temprano tendrás con tu Dios y tu creador.

Número nueve. Esta pandemia nos apunta a la realidad de la segunda venida de Cristo. Una vez más, es muy fácil desenfocarnos y postergar en nuestras mentes la promesa del Señor, de volver otra vez. Él ama a los que esperan su venida. Pero los afanes de esta vida nos absorben y solo hay espacio para lo que voy a hacer hoy, esta semana, el mes que viene. Vivimos como si nuestro Señor no fuera a regresar. En Lucas 21:10 dice: “entonces les dijo (Cristo hablando): Se levantará nación contra nación y reino contra reino; habrá grandes terremotos, y plagas y hambres en diversos lugares; y habrá terrores y grandes señales del cielo”. Luego en el versículo 25 “Y habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra, angustia entre las naciones, perplejas a causa del rugido del mar y de las olas, desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las potencias de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán al Hijo del Hombre que viene en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas empiecen a suceder, erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención.”

¡Que llamado el de Cristo, a esperar su venida! ¡erguíos, levantad la cabeza! Hermanos estas cosas que estamos viviendo es un recordatorio que, este mundo como lo conocemos no durará para siempre. Nosotros esperamos cielos nuevos y tierra nueva. Nuestro Señor volverá. Nuestro Amado Redentor regresará, Él cumplirá su promesa. De manera que esta pandemia es un recordatorio de que estas cosas no serán para siempre. Nos dejamos a veces abrazar por la temporalidad de las cosas que están a nuestro alrededor y olvidamos esto. Por eso Él dice luego en el mismo capítulo 21 de Lucas versículo 34 “Estad alerta, no sea que vuestro corazón se cargue con disipación y embriaguez y con las preocupaciones de la vida, y aquel día venga súbitamente sobre vosotros como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Mas velad en todo tiempo, orando para que tengáis fuerza para escapar de todas estas cosas que están por suceder, y podáis estar en pie delante del Hijo del Hombre”. Puedes prepararte para la amenaza del Coronavirus y superar esta crisis, y al mismo tiempo seguir sin prepararte para la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. Un día que él mismo dice que, llegará como ladrón, de sorpresa y sin avisar.

Número diez. Dios usará esta pandemia como un instrumento en sus manos para conformarnos más a la imagen de su Hijo Jesucristo. Una vez pase esta tormenta la pregunta es ¿cómo nos dejara? ¿seremos mejores o peores? ¿terminaremos conociendo más a Dios? ¿habremos crecido espiritualmente? ¿habremos tratado con toda honestidad ante Dios la realidad de los ídolos del corazón? ¿estarás más cerca o más lejos de Dios? Para usar una frase que aplicará John Piper a otro contexto: «no desperdicies esta pandemia, no desperdicies estos días en donde estamos más recluidos, donde nuestro movimiento está más limitado, no desperdicies estas oportunidades que Dios te da, aprovechala para la gloria de Dios». Decía alguien: «algunas veces Dios permite lo que aborrece para lograr lo que ama». Son días difíciles y cosas pasan. Pero Dios está haciendo algo en todos nosotros. Dios no lo hace con despropósito, Él tiene un propósito para ti y para mí.

A modo de conclusión. Una vez más el texto que leíamos en la lectura, Juan 14:1 “no se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí”. El versículo 27 “La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. Esa es la exhortación de nuestro Señor. Al principio de este mensaje les leía la pregunta 27 del Catecismo de Heidelberg, permítanme ahora concluir citándoles la pregunta 28 ¿qué utilidad tiene para nosotros este conocimiento de la creación y providencia divina? ¿de qué sirve conocer la doctrina de la providencia? y dice: “que en toda adversidad tengamos paciencia, y en la prosperidad seamos agradecidos, y tengamos puesta en el futuro toda nuestra esperanza en Dios, nuestro Padre fidelísimo. Sabiendo con certeza que no hay cosa que nos puede apartar de su amor, pues todas las criaturas (incluyendo el coronavirus) están sujetas a su poder, de tal manera que no pueden hacer nada sin su voluntad”

Personalmente me ministró un vídeo que recibí entre los tantos que nos están llegando en estos días. Contiene un poema con el que, a pesar de unas pocas cosas, con la que no estamos de acuerdo en sentido general, nos identificaríamos. Comenzaba diciendo este poema:

Era el 11 de marzo de 2020,
las calles estaban vacías,
las tiendas cerradas,
la gente ya no salía.
Pero la primavera no lo sabía.
Y las flores seguían floreciendo,
y el sol brillando,
y las golondrinas volviendo,
y el cielo se coloreaba de rosa y de azul.
Por la mañana se amasaba el pan y se horneaban los bizcochos.
Oscurecía siempre más tarde
y por la mañana las luces entraban pronto a través de las ventanas.
Era el 11 de marzo de 2020,
y los jóvenes estudiaban conectados.
Y por la tarde la ineludible cita para jugar con las cartas.
Era el año en que solo podías salir de compras.
Después de un rato cerraron todo.
También las oficinas.
El ejército comenzaba a vigilar las salidas y las fronteras.
Porque ya no había más espacio para todos en los hospitales.
Y la gente se enfermaba.
Pero la primavera no lo sabía y los brotes seguían saliendo.
Era el 11 de marzo del 2020,
y todo el mundo estaba en cuarentena obligatoria.
Los abuelos, las familias y también los jóvenes.
Entonces el miedo se hizo real.
Y todos los días parecían iguales.
Pero la primavera no lo sabía y las rosas volvieron a florecer.
El placer de comer juntos fue descubierto otra vez.
De escribir dejando libre la imaginación.
De leer volando con la fantasía.
Hubo quien aprendió un nuevo idioma.
Quién comenzó a estudiar
y quién volvió a tomar el último examen que faltaba para la tesis.
Quien entendió que estaba amando de verdad separado de vida.
Quién dejó de hacer tratos con la ignorancia.
(…)
Hubo quien se convirtió en médico para ayudar a quien lo necesitara mañana.
Fue el año en el que se entendió la importancia del saludo y de los afectos.
El año en el que el mundo pareció pararse.
Y la economía desplomarse.
Pero la primavera no lo sabía y las flores dieron paso a los frutos.
Y entonces llegó el día de la liberación.
Estábamos viendo la tele y el primer ministro dijo por redes unificadas
que la emergencia había terminado.
Y que el virus había pasado.
Que todos los italianos juntos habían ganado.
Y entonces salimos a la calle.
Con lágrimas en los ojos.
Sin mascarillas ni guantes. Abrazando a nuestro vecino.
Como si fuera nuestro hermano.
Y fue entonces que llegó el verano.
Porque la primavera no lo sabía. Y seguí estando allí.
A pesar de todo
A pesar del virus
A pesar del miedo
A pesar de la muerte
La primavera no lo sabía
Y enseñó a todos
La fuerza de la vida.

Pero hermanos ¿no se aplica esto a nosotros ahora con una cosmovisión cristiana? El mundo parece haberse detenido. Pero la realidad es que el universo sigue funcionando bajo el gobierno soberano de nuestro Dios, que es nuestro Padre Celestial. El poema me recordó la promesa del Señor a Noé, en Génesis 8:22 “Mientras la tierra permanezca, la siembra y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche, nunca cesarán”. Quizás podemos cambiar una frase del poema por otra, y en lugar de decir: «pero la primavera no lo sabía», podemos colocar la frase “pero Dios seguía en su trono”. Y seguirá en su trono, hasta llevar a cabo su plan redentor hasta el final, con cada uno de los suyos, guardados en su redil.

Vamos a orar. Oh, Padre nuestro, clamamos tu bendición, da muerte a la incredulidad de nuestros corazones. Concédenos a vivir ante la realidad de tu existencia, a la luz de tus ojos penetrantes, como una realidad más grande y real que todas las cosas que podemos palpar y ver a nuestro alrededor. Oh, Señor usa esta pandemia para acercarnos a ti. Permítenos verte más claramente, limpia nuestros ojos. Perdona nuestros pecados, limpia nuestros corazones. Ciertamente te rogamos que nos guarde del mal, libra a cada uno de los tuyos. Oh, Señor ya tú hiciste lo más grande, tú nos libras te de la condenación eterna por el virus del pecado, enviando a tu Hijo Jesucristo para salvarnos y comprometerte con nosotros; una relación eterna. Danos ojos para ver esas realidades Señor, y vivir a la luz de la eternidad. Danos paciencia y perseverancia para pasar por estos días debidamente, en una forma que glorifiquemos tu Nombre. Ayúdanos como iglesia a ser mejores, a salir airosos. Guárdanos, Señor, guárdanos a todos, y permítenos, Señor, estar preocupados los unos por los otros, hasta el día que venga nuestro Señor. Gracias por tus promesas, porque son fieles y verdaderas. En tu nombre te suplicamos todo. Amen. 

lunes, 30 de marzo de 2020

Encontrando seguridad en un mundo afligido - John Macarthur




GAV-81-73  mar. 24, 2020

Nos estamos regocijando en nuestros corazones por la oportunidad de abrir la Palabra de Dios juntos, y por tratar de ayudarle a entender lo que probablemente ya sabe si es parte de Grace Community Church, el Señor nos ha revelado suficiente verdad en Su Palabra, básicamente para cubrir cualquiera de los asuntos de la vida y ciertamente eso incluye aquello en lo que todos estamos involucrados.

Al mirar atrás, bueno ahora después de unos 51 años de ministerio aquí en Grace, me acuerdo que a lo largo de los años básicamente hemos estudiado libro tras libro, capítulo tras capítulo, versículo tras versículo, algunas veces palabra tras palabra, hemos cubierto todo el Nuevo Testamento, hemos regresado para estudiar algún libro por segunda vez, básicamente en los primeros años predicamos a lo largo del Antiguo Testamento y llegamos hasta el Salmo 72 y me acuerdo en una serie que estábamos haciendo el miércoles por la noche, entonces básicamente exponiendo la Palabra de Dios versículo a versículo, pero ocasionalmente a lo largo de los años también hemos tenido algunos momentos muy importantes en nuestra iglesia en dónde hemos hablado de la doctrina, una categoría teológica, una verdad teológica, y esas series también han sido útiles.

Ocasionalmente más allá de la predicación expositiva normal, incluso esas series doctrinales que hemos hecho, nos hemos visto forzados a hablar en cierta manera de acontecimientos excepcionales podríamos decirlo, cosas que dominan a tal grado la sociedad que todo mundo está consciente de ellos, sino todo mundo en el mundo, ciertamente todo el mundo en Grace. Y pienso en esos momentos cuándo entré en este púlpito y hablamos de algún asunto que de alguna manera se había vuelto algo tan general que no lo podía ignorar. Creo que la primera vez que eso pasó fue el 2 de marzo de 1988, en ese entonces hubo un evangelista famoso en la televisión conocido básicamente por cualquier persona que tenía una televisión en esos días, llamado Jimmy Swaggart y hubo una caída masiva que ocurrió en su vida a tal grado que todos los medios masivos de comunicación lo reportaron. Y me acuerdo que di una lección de la caída de este evangelista, uno lección en torno a la idea de un náufrago moral. Fue algo que no puede evitar porque había tanto de esto en las noticias.

Fue un par de años después el 20 de enero, en 1991 cuando los Estados Unidos se involucró en la apertura de lo que es conocido como la Guerra del Golfo. La gente estaba haciendo todo tipo de preguntas como, como es que los cristianos deben relacionarse con la guerra, que dice la Biblia de la guerra, debemos estar en la batalla. Entonces, hice una serie breve, Lo que la Biblia dice de la guerra. Fue solo un año después que aquí en Los Ángeles, de hecho, fue el 3 de mayo de 1992, que tuvimos un acontecimiento que dejó una marca en la ciudad por mucho tiempo, y se conoció como “Las protestas de Los Ángeles”. Y claro, también estuvo en las noticias a nivel global y necesitaba hablar de eso desde una perspectiva bíblica y lo hice. Tuvimos un mensaje de la perspectiva bíblica, y lo que eso revela de la humanidad.

Dos años después fue el 23 de enero de 1994 cuando tuvimos un terremoto enorme, conocido como “El terremoto de Northridge”, y fue importante para nosotros porqué todo mundo aquí sintió ese terremoto y lo vimos desde una perspectiva bíblica también. Y me acuerdo que la iglesia recibió a muchas personas nuevas en las siguientes semanas después del terremoto, porque la gente estaba tan aterrada. Pasó algo de tiempo y después fue el 16 de septiembre cuando entré en el púlpito en el 2001, y di un mensaje del 11 de Septiembre, del “Terrorismo, Jihad, y la Biblia.” El acontecimiento del 11 de septiembre sucedió el martes, y tuve que estudiarlo por lo menos desde una perspectiva bíblica, y estar listo para explicarlo a nuestra congregación el domingo después de ese acontecimiento, el 16 de septiembre del 2001.

Once años pasaron antes de que pensé que hubo otro asunto que llegó al nivel en dónde tenemos que detener todo y hablar de eso, y fue el 23 de septiembre del 2012. Fue cuando hubo una elección, una elección nacional en nuestro país, y el Partido Demócrata había decidido que dos de sus plataformas que promovían iban a ser la homosexualidad y el aborto. Hubieron apoyos positivos por parte de la, del Partido Demócrata, para que la gente votara por ellos, aquellos que apoyaban la matanza de los bebés y la homosexualidad. Ese fue un momento que definió la historia de nuestra nación y del mundo. Tres años después la Corte Suprema legalizó lo que se llama el matrimonio homosexual, fue el 19 de julio, y di un mensaje titulado “No nos postraremos.”

Ahora, aquí estamos en el 2020, y nuestra nación está enfrentando algo que ha dado la vuelta al mundo, la epidemia del coronavirus, y ha creado temor, confusión, duda, preguntas por todos lados, y todavía no hemos visto el fin, todavía está avanzando a un paso acelerado, no conocemos el resultado final de eso, no solo el resultado físico de la enfermedad misma, sino las implicaciones que han afectado a todo mundo desde un punto de vista económico. Y aunque el 99 punto algo por ciento de la gente que se ha enfermado se va a recuperar de esto, todavía hay un temor, hay mucho temor, no solo de la enfermedad misma sino de todo lo que está pasando alrededor que está cambiando la vida de la gente. Y para ser honesto con ustedes, es algo que usted todavía no ha experimentado, la mayoría de ustedes que están escuchándome probablemente no van a enfermarse de esto, es un pequeño número de gente y como dije, la mayoría de esas personas se recuperan. Sin embargo, las implicaciones de esto son aterradoras para la gente, porque les ha quitado el control de su vida.

Ahora, si estuvo con nosotros la semana pasada recordará que nuestro Señor dijo, “Dejen de preocuparse por mañana, porque mañana se encargará de sí mismo, cada día tiene suficientes problemas por sí mismo.” Mateo 6, “Dejen de preocuparse,” hablamos de eso, de Mateo 6, “Dejen de preocuparse”. ¿Se han olvidado quien es su Padre? pertenecen al Señor. ¿Se han olvidado de la familia en la que están? No son parte de esas personas del reino de las tinieblas, son parte del reino de Dios, son parte de la familia de Dios. Son hijos de Dios van a ser cuidados como miembros de su familia eterna, recuerden quien es su Padre, recuerden quien es su familia y en tercer lugar hablamos del hecho de que podrían haber olvidado cuál es su futuro, no necesitan preocuparse por su futuro, está en las manos de nuestro Señor.

Recuerden su Padre, recuerden su familia, recuerden su futuro, hablamos de eso la última vez. Tienen suficientes problemas el día de hoy sin proyectar problemas que quizás nunca vengan en el futuro. Todos tenemos suficientes problemas para el día, entendemos eso, salud, trabajo, dinero, matrimonio, hijos, personas difíciles, digo, entendemos todas las categorías que nos traen problemas, pero es más de lo que jamás ha sido en la historia humana, y tenemos que admitir eso, y esta es una buena ilustración de eso.

Si usted tan solo supiera lo que está pasando en su familia, y lo que está pasando en el pequeño círculo en el que vive probablemente no estaría aterrado por nada porque el no saber que existe algo allá afuera que tiene el potencial de dañar, no sería conocido por usted que eso existe. Usted incluso ni siquiera lo sabría, y usted viviría su vida con cierto nivel de simplicidad. No vivimos ya en ese mundo. Todos conocemos todo y lo que eso hace básicamente es añadir a la carga que llevamos, es suficiente enfrentar la dificultad en su vida y ahora debido a los medios masivos de comunicación literalmente tenemos que llevar los problemas de todo el mundo sobre el planeta, lo cual es una sobreexposición de información, de tal manera que las cargas se vuelven absolutamente abrumadoras y debilitantes en algunos casos, insoportables incluso deprimentes.

El mundo puede ser un lugar difícil. Isaías 8:22 dice, “Miré a la tierra y he aquí aflicción y oscuridad y la oscuridad de la angustia.” Entendemos eso. A un nivel más personal Salomón escribiendo en Eclesiastés capítulo dos dijo, “Aborrecí la vida por el trabajo que ha sido hecho bajo el sol, me fue triste porque todo es vanidad, perseguir el viento.” Debido a que todos los días de un hombre, su tarea es dolorosa y triste, incluso de noche su mente no descansa. Ahora, ese es un hombre sin medios masivos de comunicación, ese es un hombre simplemente diciendo la vida es vana, simplemente en mi propio círculo de experiencia.

Jesús dijo en Juan 16:33, “En el mundo tendréis aflicción.” Van a tener problemas. La palabra en el griego es de hecho presión.

No obstante, la Biblia siempre nos dice esto, que Dios está en el problema, Dios está en la dificultad. Dios está en el problema, Él no solo está viendo el problema, Él no solo está permitiendo el problema, Él está en el problema. Escuche Isaías 14:24, “Jehová de los ejércitos juró diciendo, ‘Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será hecho como lo he determinado.’” De nuevo Isaías dice en el capítulo 46, “Mi propósito se establecerá y cumpliré todo mi buen placer. Verdaderamente he hablado, verdaderamente lo cumpliré. Lo he planeado, ciertamente lo haré.” ¿Y de que está hablando Dios? de todo. De hecho, de todo.

En el profeta Amos hay una afirmación que se hace, de hecho, un par de afirmaciones que se hacen en el tercer capítulo de Amos que quiero leerle. Amos es un libro muy breve, pero un libro muy rico, y esta porción en particular nos es muy útil conforme pensamos en nuestro estrés actual. Amos capítulo 3, versículo 6, “Si una trompeta es tocada en una ciudad, ¿acaso el pueblo no temblará? Si una calamidad ocurre en una ciudad, ¿acaso el Señor no lo ha hecho?” Algunas personas en cierta manera quieren quitarle a Dios la responsabilidad de lo que está saliendo mal. Ese no es el enfoque correcto. “Si una calamidad ocurre en una ciudad, ¿acaso el Señor no lo ha hecho?” El siguiente versículo, versículo 7 de Amos 3, “Ciertamente el Señor Dios no hace nada, a menos de que él revele su consejo secreto a sus siervos los profetas.”

Entonces, Dios es el que hace cosas, incluso la calamidad es hecha dentro del marco de la voluntad del Señor, y él dice, Él no hace ese tipo de cosas, a menos de que Él revele su secreto a sus siervos los profetas. Lo que eso nos está diciendo es que, en la historia antigua registrada en la Palabra de Dios, cuando Dios trajo una calamidad, inevitablemente era un juicio y ese juicio tuvo una advertencia, la advertencia siempre vendría de Dios a los profetas. Los profetas advertían al pueblo y después Dios traía su juicio en dónde no se arrepentían. Dios no está escondiéndose de sus propios juicios. Dios va a declarar su derecho como un Dios justo y santo, de juzgar el pecado, la iniquidad, y cuando el juicio viene, Dios asume la responsabilidad plena por él. De nuevo, la gente quiere justificar a Dios de los problemas, como si de alguna manera eso lo hiciera menos que santo y puro, cuando la realidad es que su santidad, su pureza absoluta y justicia demanda justicia y juicio.

La pregunta no es porque Dios permite que estas cosas pasen, la pregunta es, porque es que Dios no permiten que pasen con más frecuencia, e incluso de manera más fatal. Lamentaciones capítulo 3, leemos en el versículo 37, “¿Quién es el que habla y sucede a menos de que el Señor lo haya mandado? ¿Acaso no es de la boca del Altísimo que el bien y el mal salen? ¿Por qué es que algún mortal viviente o algún hombre ofrezca queja a la luz de sus pecados?” ¡Que afirmación tan sorprendente!

Entonces, usted ve la calamidad que sucede, sucede porque el Señor la manda. Es de la boca del Altísimo que tanto el bien y el mal salen. Y ¿porque algún mortal viviente o algún hombre ofrece queja a la luz de sus pecados? Aquellos de nosotros, todos nosotros somos pecadores, no tenemos derecho de quejarnos en contra de la santidad de Dios. No podemos quejarnos, somos pecadores. Hubo un libro escrito por el Rabino Kushner años atrás titulado, “¿Porque las cosas malas le pasan a las personas buenas?” Y él escribió capítulo tras capítulo, tras capítulo, tratando de explicar porque cosas malas le pasan a personas buenas. Y el libro podría haber sido muy simple, el título podría haber sido, “Porque cosas malas le pasan a personas buenas”, usted abre el libro y debería haber dicho una cosa, “No hay personas buenas, no hay personas buenas. ¿Porque cosas malas le pasan a buenas personas? Nunca ha habido personas buenas, “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios.” Las cosas malas siempre van a pasar porque no hay personas buenas, todos somos pecadores.

Ahora, en tiempos antiguos, como leímos antes de Amos, Dios revelaba su juicio venidero mediante sus profetas. Dios revelaba su propósito, para que su pueblo supiera que estaba por venir y porque estaba por venir. Eso pasó muchas veces en la Escritura. Pero ese no es el caso en todos los juicios de Dios, y no es el caso ahora porque no hay profetas reales, como los profetas del Antiguo Testamento lo fueron. No hay revelación nueva, Dios no está revelando cosas, todo se acabó al final del libro de Apocalipsis en la Escritura.

Entonces, estamos viendo al mundo y estamos viendo que pasan cosas, pero no tenemos profetas como el pueblo del Antiguo Testamente los tuvo. Entonces podemos decir con Isaías 45:15, “Ciertamente eres un Dios que se esconde.” No tenemos una palabra del cielo ahora, no estamos oyendo de Dios para saber porque todo esto está pasando y eso nos coloca en una situación interesante. Eso nos coloca en una situación muy parecida a una persona en la Biblia, y esa persona es Job.

Regrese al libro de Job conmigo por un momento. Usted está regresando al período de la época patriarcal con Job, remontándonos hasta la época de Génesis, cuando Job estaba viviendo. Él nos es presentado en el primer capítulo como un hombre de la tierra de Uz, perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Eso es lo mejor que se podría decir de alguien, lo cual quiere decir que la salvación y la santificación ya estaban operando en el periodo patriarcal y todos conocemos la historia. Él tuvo mucha riqueza, él tuvo una familia grande, y de pronto todo comenzó a salir mal en su vida, y él no sabe por qué. Sabemos por qué, porque en los capítulos 1 y 2 de Job, Satanás viene a Dios y Satanás le dice a Dios, “Oye, ¿acaso Job teme a Dios por nada?”

En otras palabras, la razón por la que Job te teme a ti, la razón por la que él es justo, la razón por la que él es un hombre tan bueno, la razón por la que él te adora como te adora es porque tú lo has bendecido tanto, tú has colocado una barrera a su alrededor, su casa y todo lo que tiene, en todos lados has bendecido la obra de sus manos, le has dado posesiones, se han incrementado en la tierra. Y después Satanás le dice a Dios, “Pero estira ahora tu mano y toca todo lo que tiene y te maldecirá en tu cara. Job solo te adora, te sirve, porque los has bendecido. Quítale la bendición y él te va a maldecir.” Entonces, esta es una prueba. ¿Acaso un hombre fiel y justo será fiel y justo cuándo se le quita todo?

Y la historia se desarrolla a partir de ahí. Dios dice, “Voy a probar la naturaleza de la fe salvadora. Voy el probar el poder de la vida, de la vida espiritual. Voy a probar el poder de la santificación.” Y entonces Dios permite que Satanás desate todo tipo de terrores sobre Job. Y Job pierde todo, sus amigos vienen y le dan un consejo bastante malo, y él está luchando con todo esto, él está luchando porque él no entiende. Él no sabe de la conversación entre Dios y Satanás, Dios está escondido, la conversación está escondida, él no sabe porque esto está pasando, sus amigos le dan respuestas equivocadas, le dan teología buena en un sentido genérico, pero aplicada de manera equivocada, irrelevante en su caso.

Finalmente, después de oír consejo malo, y comentarios malos y condenación por parte de sus amigos, que no son legítimos, Dios habla. Eso está en el capítulo 38 de Job, usted podría ver eso por un momento. Y Dios no le dice nada acerca de lo que está haciendo, Dios no dice, “Mira, Satanás y Yo estuvimos en una confrontación y esta es la razón por la que estoy haciendo esto, porque quiero probar la validez de tu fe. Quiero probar que la fe salvadora es eterna y no puede ser quebrantada. Y quiero probar el poder de la santificación.” Él no dice nada de eso, Él no le dice nada a Job acerca de la conversación con Satanás.

Entonces, aquí Dios esconde la realidad. Y lo que Dios hace en el capítulo 38 hasta el 41, es simplemente una inundación de preguntas que esencialmente le dicen a Job, “Tú ni siquiera tienes el derecho de hacer esta pregunta.” El Señor dice, “¿Quién es este que oscurece consejo por palabras sin conocimiento? Ahora, ciñe tus lomos como hombre, y te preguntaré y tú instrúyeme. ¿Dónde estabas cuando establecí el cimiento de la tierra? ¿Dónde estabas…?” versículo 6, “¿…cuando sus bases fueron hundidas? ¿Dónde estabas tú cuando las estrellas y el alba cantaban juntas y todos los hijos de Dios cantaban de gozo?”, hablando de los ángeles, que es lo más probable, en la creación. “¿En dónde estabas cuando yo hice el mar? ¿En dónde estabas cuando yo hice las nubes?”

Versículo 12, “¿Alguna vez en tu vida mandaste a la mañana, hiciste que el atardecer, el amanecer conociera su lugar?” Simplemente sigue así, versículo 16, “¿Has entrado en las fuentes del mar, o caminado en las profundidades? ¿las puertas de la muerte se te han revelado?” Versículo 19, “¿Dónde está el camino de la morada de la luz y la oscuridad? ¿dónde está su lugar?” Él está haciendo preguntas que dice, “Tú ni siquiera tienes el derecho de saber nada. ¿Quién crees que eres tú para cuestionarme? Esto está mucho más por encima de ti, lo que Yo hago está por encima de ti, está tan infinitamente por encima de ti, y no tiene sentido que tú llegues incluso a cuestionarme.”

Ahí en el versículo 31, él incluso se refiere al hecho de que Dios ha diseñado y colocado en su lugar las constelaciones, y las identifica. El versículo 39, Él habla de los animales, y Él entra al versículo 1, y el capítulo 39 hablando más de los animales. Habla de los animales hasta el capítulo 39. Capítulo 40, versículo 1, “¿Acaso el que haya errores contenderá con el Todopoderoso? Que el que reprende a Dios lo responda.” Job finalmente entiende el mensaje y dice en el versículo 4, “Soy insignificante, y ¿qué puedo responderte? Coloco mi mano en mi boca. Una vez he hablado y ya no responderé, e incluso dos veces no añadiré nada más. Muy bien. Está demasiado lejos, muy por encima de mí, no puedes darme una respuesta que yo siquiera pueda comprender.”

Dios no ha acabado con él, capítulo 41, Él vuelve a comenzar, “¿Puedes sacar al leviatán con un anzuelo, o presionar su lengua con una cuerda?” hablando de los grandes monstruos del mal y él sigue con esa misma manera de abordar el asunto hasta el capítulo 41. Y Job finalmente en el capítulo 42 dice, “Yo sé que tú todo lo puedes, y que ningún propósito de ti puede ser estorbado.” ¿Qué salió de todo eso? Eres es soberano. Tú eres soberano. Lo entiendo, no entiendo, no entiendo. Este conocimiento está escondido, es demasiado maravilloso para mí, no lo conozco, no lo puedo entender. Y él dice, en el versículo 5 del capítulo 42, “De oídas te había oído, más ahora mis ojos te ven.” Por primera vez te veo de una nueva manera, “por tanto me arrepiento en polvo y cenizas.” Pide perdón, simplemente por haber asumido que él podía entender los propósitos de Dios. “Tú no necesitas saber Job, confía en Mí. Confía en Mí”. “Confío en Ti, me arrepiento. Confío en Ti.”

Conocer la mente divina en todas sus complejidades infinitas no es posible para nosotros. Las complejidades y contingencias innumerables, incalculables, infinitas que operan en la mente de Dios, que hacen que Él haga lo que Él hace como Él lo hace y dónde lo hace, van mucho más allá de nuestra capacidad de entendimiento. Y ciertamente, conocer las razones por las que Dios hace algo y conocer el futuro va más allá de nosotros. Pero no solo va más allá de nosotros, no es bueno para nosotros. A usted no le gustaría conocer el futuro, usted piensa que sí, pero no le gustaría. Si usted conociera el futuro le robaría del gozo actual, si usted conociera que el futuro es mejor, eso lo robaría a usted del gozo actual porque usted estaría esperando algo mejor. Si usted supiera que el futuro es peor, eso lo robaría del gozo actual porque usted viviría en temor.

A usted no le gustaría saber que va a tener un accidente de carro en seis meses, a usted no le gustaría saber que va a tener cáncer en tres años, a usted no le gustaría saber que su hijo va a perecer, a usted no le gustaría saber que su esposa lo va a dejar a usted, a usted no le gustaría saber que alguien a quien usted ama va a morir en un choque de avión, a usted no le gustaría saber que la muerte está encima de su familia. A usted no le gustaría saber eso, usted no puede vivir con eso ahora, eso robaría todo su gozo. Dios es demasiado complejo para usted, y Él únicamente hace que usted sepa lo que usted necesita saber. Y, lo que usted necesita saber es esto, que Él se caracteriza como leemos en el Salmo 103, por compasión, bondad, gracia, misericordia, perdón, amor paternal y cuidado de sus propios hijos, eso es lo único que necesita saber usted. Y eso es realmente todo lo que usted necesita saber. ¡Confía en Mí! ¡Confía en Mí! Dios dice.

Entonces estamos viendo cosas que pasan en nuestra vida, nuestro mundo, y vienen mucho más rápido que quizás han venido en el pasado, porque la ley de la entropía está en operación, las cosas están deteriorándose, quizás de manera más específica vienen en un volumen mucho mayor porque mediante los medios masivos de comunicación conocemos todo lo que está mal en todos lados. Entonces, ¿qué hacemos? como Job decimos, “¿Qué está pasando Dios, que está pasando? Demando saber. Quiero saber, quiero entender esto.” Y Dios nos dice, “Va mucho más allá de tu capacidad de entendimiento.” Simplemente vea usted la creación entera, macro-creación, micro-creación, todo entre estos dos polos, todos los cuerpos celestes en el espacio, todas las moléculas de la vida en este planeta.

La complejidad de esto es tan inmensa. Y Dios opera simplemente en esa complejidad. Y una explicación dada a usted estaría mucho más allá de su comprensión. Hay algunas cosas que Él quiere que usted sepa, hay algunas cosas que Él quiere que usted sepa con toda certeza, y aquí está la primordial, que Él hace todas las cosas según el consejo de Su voluntad. Él hace todas las cosas conforme a Su voluntad, Efesios 1:11. Eso es lo que usted necesita saber. Y después usted necesita saber esto, Romanos 8:28, que “a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, a los que son llamados conforme a su propósito.”

Entonces, Él hace todo conforme a su voluntad en el universo, y Job es el testimonio de Dios de que Él dirige todo en el universo, incluso de manera específica en eso capítulos como hemos señalado. Lo que Dios quiere que usted sepa es que Él está a cargo de absolutamente todo a un nivel de complejidad que va mucho más allá de su comprensión que explicarlo sería inútil. Pero Él quiere que usted sepa esto, que todo otra conforme a Su voluntad. Eso significa que Él es absolutamente soberano en el mundo, Él está en control y lo que Él determina es exactamente lo que sucede. Y Él quiere que usted sepa que si usted le pertenece todo está operando para el bien de usted.

Y después hay una tercera cosa que Él quiere que usted sepa, y eso es que al final todo es para Su gloria. Él está haciendo lo que Él quiere, lo que Él determina, en todo. Él está cumpliendo el bienestar de usted en todo porque Él lo ama a usted, y usted es su hijo. Y Él va a recibir la gloria al final por todo esto. John Piper estaba viendo Romanos 8:28, “Todas las cosas nos ayudan a bien,” y él escribió esto. “Todas las cosas, incluye la caída de las aves, el aventar el dado,” todo esto es de textos bíblicos.  “La caída de aves, el aventar los dados, la matanza de su pueblo, las decisiones de reyes, el no ver, la enfermedad de niños, la pérdida y ganancia de dinero, el sufrimiento de los santos, el terminar planes de viajes, la persecución de los cristianos, el arrepentimiento de almas, el regalo de la fe, la búsqueda de la santidad, el crecimiento de creyentes, el dar vida y el quitar la vida en la muerte, y la crucifixión de su Hijo.” Y como leí en Isaías 46, Dios dice, “Mi consejo permanecerá y haré todo lo que quiero de hecho, ciertamente he hablado, ciertamente también lo haré, lo he determinado, yo lo haré.” Esto no quiere decir que Dios crea la maldad. Esto quiere decir que Dios no es abrumado por la maldad, sino que Dios controla la maldad para sus propios fines y propósitos los cuales son todos justos y gloriosos.

Entonces, lo que estoy tratando de hacer me imagino, en cierta manera, es colocarlo en el lugar de Job y decirle que Dios está escondiéndose en este acontecimiento y no hay profetas que declaren lo que Él está haciendo. Entonces, ¿qué debemos hacer en respuesta a eso? Usted debe saber esto, que todo lo que está pasando está en Su voluntad, que todo lo que sucede va a resultar para el bien de aquellos que lo aman, y que son llamados conforme a Su propósito y en últimas para Su propia gloria porque todas las cosas son por Él y para Él, Romanos 11. Él no nos dice porque Él hace todo, de nuevo, es demasiado complejo. Él no nos dice el futuro porque no sería posible incluso que pudiéramos siquiera enfrentar los problemas actuales, multiplicados por conocer el problema del mundo. Dios nos libera en Su misericordia el conocimiento del futuro. La información que Dios nos da es lo único que necesitamos. La ignorancia del futuro lleva a confiar en Dios, quien ha asegurado de manera eterna nuestro futuro, y la ignorancia del futuro es un regalo dulce y amable de Dios para nosotros. Si Dios nos diera más información, no la entenderíamos, no tendría sentido para nosotros, porque solo tiene sentido para Dios, quien es una mente infinita.

Los detalles relacionados a cualquier tipo de información dada a nosotros serían tan complejos que nos abrumarían. Dios quiere que sepamos esto, Tú eres mío, te amo, envié a Mi Hijo para morir por ti, tú eres mi hijo, confía en Mí. Confía en Mí. Dios está a cargo de todo, Él no está revelando todo, pero Él está haciendo algo, y esto es, Él nos está enseñando a confiar en Él. Él nos está enseñando a confiar en Él. Y la mayoría de esas lecciones son mucho más explicadas y muchas más intensas cuando estamos en problemas. No aprendemos mucho cuando todo va bien, no escuchamos muy bien. Empezamos a escuchar cuando estamos al fin de nuestra capacidad de controlar algo, cuando la vida se nos está escapando de las manos. Cuando fuerzas más allá de nosotros se han apoderado del control, quizás nos volvemos un poco más dispuestos a escuchar. Y, ¿qué es lo que Dios nos quiere decir? ¿qué lecciones quiere que aprendamos?

Le voy dar algunas de esas, simplemente una lista tomada de varios pasajes de la Escritura. Pero permítame decirle lo que Dios está haciendo en su vida y en mi vida, en este momento de dificultades. Número uno, Dios usa la aflicción, y esto en un sentido general, esto en un sentido amplio, pero es aplicable en un sentido aplicable. Dios usa la aflicción para probar la fuerza de nuestra fe. Dios usa la aflicción para probar la fortaleza de nuestra fe. Y ahora, por cierto, Él no necesita probarla para su información, Él conoce eso, pero Él la prueba para nuestra información.

Escuche Éxodo capítulo 16, versículo 4, Jehová le dijo a Moisés, “He aquí, haré llover pan del cielo para vosotros. Y el pueblo saldrá y recogerá la porción de un día, para que yo los pruebe, para saber si andarán o no en mi instrucción.” Van a salir y van a tomar solo lo suficiente para un día y van creer que Dios al día siguiente va a proveer más pan, y al día siguiente más pan, y en el día sexto pueden ellos recoger el doble porque no habrá nada de pan para el día de reposo. ¿Acaso harán lo que Yo les mando que hagan? Ahí hay una prueba, la prueba era que necesitan alimento, no sabían de dónde iba a venir ese alimento, y ¿van a estar dispuestos a hacer lo que Dios dijo cuándo esencialmente estaban jugándose la vida? La noción probablemente entraría a la mente de cualquier persona judía ahí en el desierto en ese momento. “Voy a recoger lo más que pueda.” Harían con el pan lo que todo el mundo está haciendo con el pan hoy día en el supermercado. Hay un pánico que los lleva a acumular, lo cual es una prueba de fe. ¿Cree usted que Dios va a proveer para el día siguiente? Él les dijo, “un día a la vez”. Esta es una prueba para ver si realmente confía en Él. Esto se los dijo a los israelitas.

En Deuteronomio capítulo 8 Dios todavía está probando al pueblo de Israel, “Todos los mandamientos,” versículo 1, “que os estoy dando hoy día, guardareis para que viváis y os multipliquéis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová juró a vuestros padres, recordaréis como Jehová vuestro Dios os ha guiado en el desierto estos cuarenta años a fin de humillaros, probándoos para saber que había en vuestro corazón. Para saber si guardarías sus mandamientos o no. Entonces, Él los humilló y dejó que tuvierais hambre y os alimentó con maná.” En otras palabras, todo lo que está pensando en términos de una privación, lo empuja a usted a una categoría de confianza, para conocer la fortaleza de su fe.

Otra ilustración de esto se puede encontrar en la profecía de Habacuc. Habacuc ve la condenación en el horizonte y dice en la apertura de su profecía, “El oráculo que Habacuc el profeta vio, ¿hasta cuándo, oh Jehová pediré ayuda y no oirás? Clamé a ti violencia, no salvas, ¿Por qué me haces ver la iniquidad, y me haces ver la impiedad? Sí, destrucción y violencia están delante de mí. Hay contención que se levanta, por tanto, la ley es ignorada y la justicia nunca es mantenida en alto porque el impío rodea al justo, la justicia sale pervertida. ¿Estás viendo?” “Ve a las naciones, observa dice Dios,” le responde, “porque estoy haciendo algo en tus días que no lo creería si se te dijera. No se ve bien. Confía en mí. Confía en mí.”

Esa es la lección. Esta fue una prueba de la fe de Habacuc. ¿Cómo le fue con la prueba? Bueno, ahí en el capítulo 3 de Habacuc, está una de las porciones más maravillosa de la Escritura, versículo 16, al final del capítulo 3, al final de la profecía, “Oí, oí de Dios y mis partes internas temblaron, al sonido mis labios temblaron, putrefacción entre mis huesos, y en mi lugar tiemblo, porque debo esperar en silencio el día de la aflicción. El pueblo que se levante, que nos invadirá,” él está aterrado porque la profecía le está diciendo que invasores van a venir, y vienen con poder y juicio en contra del pueblo judío. Pero observe su fe, versículo 17, “Aunque la higuera no florezca y no haya fruto en la vid, aunque el producto del olivo fracasare, y los campos no produjeren alimento, aunque el rebaño fuera quitado de los animales y no hubiera rebaño”.

Mire, él es un hombre que vive en una sociedad agrícola, si todo lo que es predecible, las higueras dando fruto, el fruto pereciéndose ahí en la vid, el aceite de oliva no cayendo cientos de años del mismo árbol. Si todo lo que es normal y la rutina es cambiada o de manera dramática, “con todo yo me gozaré en Jehová. Me regocijaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, y él ha hecho mis pies como de siervas, como los pies de cabras montañosas. Y él me hace andar sobre mis alturas.” Y, de hecho, él da instrucción para convertirla en una canción para el director del coro, en un instrumento de cuerdas. Si todo en mi mundo que yo conozco como rutinario y normal, desaparece, es alterado de manera tan dramática que no va a existir, ¡me regocijaré en el Dios de mi salvación! ¡Jehová mi Dios es como mi fortaleza, yo soy como una cabra montañosa en lugares altos! Esta es la razón por la que Dios trae problemas, no necesita explicarnos nada a nosotros, lo que hace en esos problemas en primer lugar es una prueba de nuestra fe en él.

2 Crónicas 32:31 dice acerca de Ezequías, Dios lo dejó para probarlo, para que él supiera lo que había en su corazón, no para que Dios supiera, sino para que Ezequías supiera. Dios sabe lo que hay en nuestro corazón, Dios conoce todo. La prueba es para nosotros, para que realicemos una evaluación honesta de nuestra fe.

Entonces, ¿cómo está usted en este caos momentáneo de un virus? ¿cómo está su fe? Usted debería estar regocijándose según Pedro, en 1 Pedro 1:6, “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo si es necesario seáis afligidos por diversas pruebas, para que la prueba de vuestra fe, siendo más preciada que el oro, el cual es perecedero, aunque probada por fuego, resulte en alabanza y gloria y honra en la revelación de Jesucristo.” Pedro está diciendo, “deberían estar agradecidos porque están atravesando por una prueba, porque esa prueba va a mostrar la validez de su fe”. Esta es la razón por la que en lo que concierne a los creyentes, Dios permite esas pruebas para nosotros, para probar la fortaleza de nuestra fe.

En segundo lugar, yo diría, y en cierta manera fluye de eso, Dios tiene un segundo propósito y ese es humillarnos. Yo le diría que cualquier persona que está pasando por una prueba de fe, de manera legítima y honesta va a decir, “Necesito más fe”, “necesito más fe”. Y usted va a ser humillado, la prueba de fe más severa, en la persona más fiel probablemente no va a hacer que esa persona fiel se ensoberbezca por su fidelidad, si no que más bien la persona más piadosa y espiritual en medio de la prueba diría, “Señor, creo. Fortalece mi fe.” En 2 Corintios capítulo 12 hay un texto que habla de manera tan directa de esto, Pablo está sufriendo por un aguijón en la carne. Este aguijón en la carne probablemente no es un problema físico, este aguijón en la carne este aguijón en la carne es descrito como un mensajero de Satanás, un mensajero es un ángelos, un ángel satánico, es un demonio, lo más probable que este demonio estaba atormentándolo, no a nivel personal sino atormentándolo al guiar los ataques en contra de su iglesia corintia amada. Y esto se volvió doloroso y agonizante para Pablo, que maestros falsos guiados por los demonios estaban destrozando a su iglesia corintia amada.

Entonces, versículo 7 él dice, “Debido a la grandeza de las revelaciones por esta razón, para evitar que me exaltara me fue dado un aguijón en la carne, un mensajero de Satanás, para atormentarme, para guardarme de exaltarme a mí mismo.” ¿Por qué es que Dios permitiría que falsos maestros inspirados por demonios dañaran a la iglesia corintia? La respuesta es, para humillar a Pablo. Cuando usted piensa en Pablo usted piensa en el más piadoso de los hombres sin paralelos. Sin embargo, la soberbia era una realdad en su vida debido a las muchas revelaciones que él había tenido. Y él dice, “Incluso yo en medio de esta prueba, reconozco que Dios me está humillando. Tres veces le rogué al Señor que esto se detuviera. Y Él me ha dicho, “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Con más gozo por tanto prefiero jactarme en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí, por lo tanto, estoy contento con debilidades, con insultos, con aflicciones, con persecuciones, con dificultades con causa de Cristo, porque cuando soy débil entonces soy fuerte.”

Pablo está siendo aplastado en su corazón, es como una lanza que lo está atravesando. La palabra aguijón es mucho más que un pequeño aguijón, esencialmente es una lanza que está siendo atravesada por su cuerpo, pero el Señor está permitiendo que pase para humillarlo, porque él ha tenido tantas revelaciones. Él necesitaba ser humillado. Él necesitaba conocer que el poder espiritual es perfeccionado en la debilidad. El Señor nos hace pasar por pruebas, entonces, para probar la fortaleza de nuestra fe, y en la prueba nos muestra que nuestra fe está mucho más lejana de dónde debería estar, incluso los más nobles de nosotros y por lo tanto para humillarnos al punto en el que diríamos con Pablo, “Estoy contento con la debilidad, dame más de esto si me humilla.” ¿Es eso algo en lo que usted ha pensado? ¿Sean cuales sean las aflicciones que estamos enfrentando en la actualidad, está usted diciendo, Señor no soy lo que debo ser? ¿te agradezco por la realidad de mi fe, la veracidad de mi fe, es real mi fe permanece en pie, esta prueba a probado la validez de la prueba que tú me diste en Cristo? Pero, ¿puede decir Señor dame más lo que sea necesario para humillarme porque conozco que tu poder es perfeccionado en la debilidad? Prefiero gloriarme con gusto por mis debilidades para que el poder de Cristo puede morar en mí.

Es una manera de decir, nunca quiero ser la explicación de mi utilidad para el Señor, quiero que siempre sea su poder en mí. Él está contento, versículo 10 dice, y diremos más de eso el próximo domingo. Él está contento con las debilidades, insultos, aflicciones, persecuciones y dificultades por causa de Cristo, porque lo empujan a la realidad de su debilidad, lo cual entonces se relaciona al hecho de que él tiene que depender de Dios. Entonces, el Señor trae estas cosas a nuestras vidas, para probar la naturaleza de nuestra fe, y en la prueba, inevitablemente nuestra soberbia, nuestra confianza en nosotros mismos, nuestra confianza en nuestra capacidad es exhibida y somos humillados. Ahí están las dos realidades iniciales profundas de lo que el Señor está haciendo en nuestras vidas.

Creo que hay un tercer principio, creo que el Señor nos está alejando de cosas terrenales. El Señor está alejándonos de cosas terrenales. En Colosenses, Pablo dice, “Poned la mira en las cosas de arriba y no en las de la tierra.” Conocemos eso, creemos eso, pero es difícil hacerlo, porque estamos tan inmersos en las cosas de la tierra. Y no estamos viviendo en una sociedad que sería como la sociedad bíblica en dónde las cosas de la tierra eran mínimas, en dónde no habían unidades de almacén local en dónde usted podía rentarlas para colocar así sus cosas. La vida era algo simple usted tenía la ropa que traía puesta, quizás un par de cambios de ropa, tenía alimentos por unos cuantos dias y después tenía que encontrar una manera de conseguir más alimento. Usted tenía que cultivar ese alimento, tenía que procesarlo usted mismo. Pero incluso en ese mundo era fácil enredarse en asuntos terrenales, entonces Pablo dice, “Poned la mira en las cosas de arriba, y no en las de la tierra, porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.”

¿Cuáles son esas cosas terrenales que usted debe dejar? “Inmoralidad, impureza, pasión, malos deseos, avaricia. Usted vivió una época en esas cosas, quíteselas, junto con enojo, ira, malicia, calumnia, palabras malas, no mienta, vístase del nuevo hombre, renovado con un conocimiento verdadero según la imagen del que lo creó. Sea caracterizado por la compasión, amabilidad, humildad, gentileza, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros. Si alguno tuviera queja contra otro, así como el Señor os ha perdonado, así también vosotros. Y por encima de todo esto, vestíos de amor el cual es el vínculo perfecto. La paz de Cristo gobierne en nuestros corazones a la cual también habéis sido llamados en un cuerpo, y ser agradecidos.

Y después, “la palabra de Cristo more en abundancia en usted, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, con salmos, himnos y canticos espirituales cantando con gratitud en vuestro corazón a Dios, y todo lo que hagáis sea en palabra o en hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias mediante él a Dios Padre”. Wow, esa es una vida piadosa. Eso es lo que significa poner su mente en las cosas de arriba y no en las de la tierra. Uno de los beneficios de una prueba masiva como esta es el hecho de que hay cierto sentido en el que el botón de reinicio ha sido apretado en todas nuestras vidas. No sabemos cómo se va a ver el siguiente capítulo, pero esto sabemos, que es para nuestro bien, es según la voluntad de Dios, y le va a traer a él gloria.

Y, entonces abordamos esto con gozo, y paz, y amor, y pureza, y santidad, y virtud, y bondad. En otras palabras, nos aferramos a todas esas realidades celestiales que se nos han garantizado por la obra del Espíritu Santo en nuestros corazones.

Hay una cuarta realidad que es importante también. Y es esta, las pruebas nos llaman a la esperanza celestial, las pruebas nos llaman a la esperanza celestial. En 2 Corintios capítulo 4, Pablo cierra este capítulo reconociendo las dificultades, versículo 16, de 2 Corintos 4, “por tanto no desmayamos, porque, aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior se va renovando día tras día.” No solo estamos concentrados en esas cosas que son celestiales, sino que estamos concentrados en medio del problema, en la renovación del hombre interior. En otras palabras, hemos sido alejados del mundo, ahora estamos caminando más en el Espíritu, y estamos cerca de lo que el Señor está haciendo en nuestros corazones. Versículo 17, “Porque esta leve aflicción momentánea está produciendo en nosotros un peso eterno de gloria,” que va más allá de toda comparación.

En otras palabras, la manera en la que usted responde a la prueba está relacionada de manera directa a su recompensa eterna. Mientras que no vemos, dice él en el versículo 18, las cosas que se ven, sino las cosas que no se ven, porque las cosas que se ven son temporales, pero las cosas que no se ven son eternas. Y él sigue diciendo, “Sólo estamos en una tienda terrenal, y si esta es despedazada, si esta es derribada, tenemos un edificio de Dios, una casa no hecha con manos, eterna en los cielos. Porque de hecho en esta casa gemimos, anhelando ser revestidos de nuestra morada del cielo.”

Cuando las cosas comienzan a ser quitadas de usted en este mundo, su enfoque cambia a la gloria eterna. En las palabras de Romanos 8 usted está esperando la redención de su cuerpo, usted ya ha disfrutado la redención del alma, usted está esperando la redención del cuerpo cuando seamos cambiados a la imagen misma de Jesucristo. Solo un par de cosas más en que pensar. Y esta sería una quinta obra del Señor en este proceso de atravesar problemas, Dios diseña los problemas para revelar lo que realmente amamos, para revelar lo que realmente amamos. ¿Qué es lo que usted ama? Este es el tipo de situación que va a revelar eso. ¿Hay algo que es especialmente querido por usted? Se va a manifestar en un tiempo de estrés y aflicción.

No puedo evitar sino ir en mi mente a Génesis 22, cuando la más horrenda de todas las situaciones ocurre. Dios le dijo a un hombre que le quitara la vida de su hijo amado, hijo del Pacto. El hombre es Abraham, y el hijo es Isaac, y Dios dice “Quiero que le quites la vida.” Todas las esperanzas de Abraham y todas sus conexiones a la promesa de Dios estaban en Isaac. Pero Abraham lo tomó Génesis 22 dice, y ató a su hijo Isaac versículo 9, lo colocó en un altar encima de la madera, estiró su mano, tomó el cuchillo para matar a su hijo. Pero el ángel de Jehová lo llamó desde el cielo y le dijo, “Abraham, Abraham, y él dijo, ‘Heme aquí’. Él dijo: ‘No estires tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada, porque ahora sé que tú temes a Dios.” Temor no en el sentido de terror, sino en el sentido de respeto, Abraham tiene tanto respeto hacia Dios que cuando Dios le dice que le quite la vida a su hijo, él está listo para meterle el cuchillo.”

El escritor de Hebreos nos dice lo que había en la mente de Abraham, y era esto, que él creía en la promesa del Pacto de Dios con tanta fuerza que él sabía que Dios resucitaría a Isaac de los muertos para cumplir ese pacto. No hay duda de que Abraham amaba a Isaac, tampoco no hay duda de que él amaba a Dios más. Eso es lo que sucede en momentos de aflicción, lo que usted realmente ama, a quien usted realmente ama se vuelve manifiesto. Y si usted realmente ama a Dios, entonces en medio de toda esa aflicción usted se está regocijando porque Dios está en la aflicción, y su voluntad para el bienestar de usted y para la gloria de Él.

Escuche Deuteronomio 13, versículo 3, “No daréis oído a las palabras de ese profeta, o ese soñador de sueños” o falso profeta, “porque Jehová vuestro Dios está probándoos para saber si amáis al Señor vuestro Dios con todo tu corazón y con toda vuestra alma. Seguiréis a Jehová vuestro Dios y lo temeréis y guardad sus mandamientos, escuchad su voz, sirviéndole y aferrándoos a Él.” ¿Es eso lo que usted está haciendo en esto? Usted está descubriendo a quien ama realmente usted.

Hay otro principio que Dios está llevando a cabo en nuestras vidas mediante esto, Él está colocándonos en pruebas que nos van a capacitar para ayudar a otros, en sus pruebas. Pienso en Lucas 22, en dónde Jesús dice, “Pedro vas a pasar por esto, me vas a negar en tres ocasiones, múltiples veces, pero al final cuando te conviertas y te hayas vuelto y vayas por el camino correcto vas a fortalecer a los hermanos. Vas a fortalecer a los hermanos.” “El Dios de toda consolación,” dice Pablo, “nos consuela para que consolemos a otros.” Esta es la obra de Dios. Nos volvemos más útiles para otros, nos volvemos más entregados al Señor porque lo amamos más que cualquier otra cosa, y sea lo que sea que nos sea quitado únicamente nos deja con menos, lo cual nos facilita concentrarnos en el que realmente importa, y ese es Dios. ¿Está usted descubriendo que lo ama con todo su corazón y con toda su alma? Esa es la prueba.

Y al final, una palabra final, es bastante simple. Dios hace lo que le trae gloria. Si usted lo ama usted se regocija en esa realidad. Cantamos de eso, cantamos lo que los ángeles afirmaron, gloria a Dios en las alturas. Decimos que queremos darle gloria en todo, usamos la palabra gloria. Queremos traer honor y gloria a Dios. Eso es lo que Él está haciendo en todas las cosas. Dios va a recibir gloria de esta aflicción actual. No sabemos exactamente todas las maneras en las que Él lo hará, pero Él lo hace. Esa es la razón por la que está sucediendo. El fin de todo lo que les tengo que decir es esto: usted es parte de algo que Dios está haciendo, y usted está en la parte de arriba, si usted es un creyente. Usted está en el lado celestial de la situación. Usted está viendo hacia abajo desde la perspectiva celestial. Usted tiene la perspectiva de Dios de esto ahora. Y de nuevo, está dentro de su voluntad, cada elemento de esto es para su bienestar y para su gloria en últimas. Y el bienestar más elevado de usted debe ser la gloria más elevada de Él.

No nos preocupamos porque sabemos quién es nuestro Padre, sabemos quién es nuestra familia y sabemos cuál es nuestro futuro. No nos preocupamos. Pero nos volvemos aprendices mediante este tipo de situación, tenemos la responsabilidad de aprender las lecciones que el Señor nos está enseñando. Usted puede ver su propia vida, y examinar en dónde está con respecto a las cosas que hemos explicado, pero si usted las ve de manera correcta, usted no lo ve esto como una amenaza sino como una oportunidad increíblemente maravillosa, prometedora, de crecer en la gracia y el conocimiento de Cristo y volverse más como el Salvador, y ser más fiel al Señor, ser más obediente, ser más útil para Él, estar más gozoso, ser más la fuente de todo lo que es bueno y piadoso, de lo que usted era sin esta prueba. Debemos ser luces que están brillando en medio de todo esto, y cuando todo se acabe, si usted ha sido un mathetes fiel, un aprendiz fiel, o discípulo, todas estas lecciones serán para el bienestar de usted, y para la gloria de Él.

Padre te agradecemos porque hemos podido oír de Ti en Tu Palabra esta mañana. Gracias por todos aquellos que se han congregado con nosotros alrededor del mundo. Y nuestros corazones están alentados, nos regocijamos el día de hoy. No tenemos temor, no tenemos nada que temer, no tenemos preocupación o ansiedad, porque Tú estás en control de todo. Todo está diseñado para Tú gloria, mediante nuestro bienestar, conforme Tú derramas gracia sobre gracia, misericordia sobre misericordia en Tú pueblo, redunda para Tú gloria a través de la adoración incrementada de aquellos que son los que reciben esa bendición.

Señor, muestra Tú gloria, que sea claro para el mundo entero que observa, que Tú reinas y que Tú eres un Dios de salvación que ofrece eso mediante la fe en Jesucristo. Y nos regocijaremos en los resultados, aunque no conocemos en el momento lo que está pasando en toda situación, sabemos que Tú estás en control para nuestra bendición y la gloria de Tu gran Nombre. Y eso para nosotros es suficiente, y te agradecemos en el Nombre del Salvador. Amén.

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