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sábado, 16 de enero de 2021

¿Esta abolida la ley Mosaica? José A. Septién - Carlos Fushan (Foro Bíblico 21-SBIA) - Transcripción [PDF]

 



El tema de si la ley de Moisés, la ley escrita en tablas, dada al pueblo judío en el Sinaí, va a regir la vida moral del cristiano del Nuevo Pacto, es verdaderamente amplio. Ha sido un tema que tiene muchísimos años de historia, de hecho, creo, que desde los albores cuando menos de la Reforma para acá, se ha hecho muy notable. Lutero fue el primero que señaló la diferencia radical entre la ley y Evangelio, sobre todo, ley y Gracia. Calvino, otro de los reformadores, afirmó la presencia de la ley como guía de conducta del creyente, en lo que él llamó: el famoso tercer uso de la ley. La controversia ha durado hasta la fecha, y es impresionante, si nosotros analizamos las bibliografías y los libros que sobre el tema de la ley se han escrito. 

Este documento fue extraído del Foro Bíblico 21 - Preguntas y Comentarios de los Participantes de la Sociedad Bíblica Iberoamericana publicado en video en la plataforma de YouTube. Se realizó la transcripción de una parte del foro, junto con algunas adaptaciones para comodidad del lector. También se agregó las citas de algunos pasajes Bíblicos, que solo fueron mencionados por los expositores. Las palabras que fueron agregadas se encuentran dentro de corchetes [ ] y las notas a pie de página incluyen la abreviatura (N. del T.).


Confiamos en la gracia del Señor que este material pueda ser de gran bendición y edificación en la Iglesia de Cristo. Además, que pueda amonestar y prevenir a muchos hermanos a no intentar apartarse de Cristo y su Evangelio de Gracia por seguir las falsas corrientes judaizantes y de raíces hebreas, y evitar así lo sucedido con los creyentes de Galacia.



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martes, 12 de enero de 2021

Dios únicamente salva pecadores - John Macarthur - (Transcripción)

 


Versículo 6 en delante de Romanos 5: “Porque mientras aun éramos inútiles en el momento correcto, Cristo murió por los impíos.” Esa es una afirmación increíblemente sorprendente, Cristo murió por los impíos. Versículo 10: “Mientras que aun éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios.” Cristo murió por los impíos. Fuimos reconciliados con Dios mientras que éramos enemigos. Y después, versículo 8 lo dice: “Porque aun siendo pecadores, Cristo murió por nosotros.”


Ahí se encuentra la naturaleza única del evangelio. La naturaleza única del evangelio es ésta, la salvación es ofrecida y la salvación es posible, únicamente para los impíos, y únicamente para pecadores y únicamente para enemigos. Es una afirmación sorprendente, que Cristo murió por los impíos. Con eso en mente quiero que vea una ilustración de esto, en Lucas capítulo 5.


Entonces vayamos a Lucas 5, y vamos a estar ahí para el resto de la tarde. Quiero mostrarle una ilustración de como Cristo murió por pecadores, como Dios redime a los impíos. En Lucas capítulo 5, llegamos al versículo 27, y leemos: “Después de estas cosas salió,” siendo el Señor Jesús, “y vio a un publicano llamado Leví- o Mateo- sentado al banco de los tributos públicos y le dijo: “Sígueme.” Y dejándolo todo se levantó y le siguió. Y Leví le hizo gran banquete en su casa, y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? Respondiendo Jesús les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.”


Versículo 32 resume la esencia de lo que leí, de Romanos capítulo 5. La salvación es ofrecida por Dios únicamente a pecadores, únicamente a personas impías que han confesado que los son, no para aquellos que se consideran a sí mismos buenos, o lo suficientemente buenos. Y, por cierto, esa realidad es opuesta a toda religión en el mundo, porque todas las religiones ofrecen la salvación a aquellos que son buenos. Dios solo salva al miserable que se confiesa como tal, impío. Esa es una verdad totalmente devastadora que en sí misma exhibe toda religión falsa, satánica. De nuevo, todas las religiones falsas, ofrecen salvación, de manera engañosa, pero ofrecen salvación a aquellos que son los suficientemente buenos como para recibirlas. La naturaleza única del evangelio cristiano comienza con el hecho de que solo hay un Salvador, y ese es Cristo. Y no hay salvación fuera de Él, ¿verdad?


Escuche la Palabra de Dios, Juan 14:6, “Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí.” Hechos 4:12 “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” O Juan 20:31, “Estas se han escritos para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.” O 1 Corintios 16:22, “Si alguno no amare al Señor, sea anatema.” Gálatas 1:8, “Si alguno predicare otro evangelio, él es anatema.”


O 1 Timoteo 2:5, “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se entregó a sí mismo en rescate por todos.” O 1 Juan 2:1-2 “Abogados tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo, y él es la propiciación por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” O 1 Juan 5:11, “Dios nos ha dado vida eterna, y ésta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida, el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”


Y un texto que añadir a esos, está en el décimo capítulo de Romanos, y usted tiene que comenzar en el versículo 10 para oír la singularidad de la salvación mediante el Señor Jesucristo. “Que si confesares con tu boca, que Jesús es el Señor,” Romanos 10:9, “y creyeras en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” Esa es la exclusividad de la salvación basada en fe en Cristo, en Su resurrección, confesándolo como Señor.


“Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice, todo aquel que en el creyere no será avergonzado, porque no hay diferencia entre el judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos es rico para con todos los que le invocan, porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo, ¿cómo pues invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito, ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos obedecieron el evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído en nuestro anuncio?”


Y después esto: “Así que la fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios,” o de Cristo. No hay otro salvador fuera de Jesucristo. El cristianismo es la única fe verdadera, el resto son mentiras. Pero, el segundo distintivo fuera de la identidad de Cristo como el único Salvador, es el hecho de que Dios solo salva a aquellos que son indignos de salvación. Eso es tan contra intuitivo. La salvación viene únicamente mediante el Señor Jesucristo, por la fe en Él, y solo para aquellos que son indignos de ella.


Estas últimas dos semanas se realizó una nueva encuesta de los evangélicos, realizada por Lifeway. Ésta es otra encuesta y los hacen cada año. Y una de las preguntas en la encuesta, ésta es una encuesta de los evangélicos, fue: verdadero o falso, Dios acepta la adoración de todas las religiones, incluida el cristianismo, el judaísmo, y el islam. Esa fue la pregunta. Cincuenta por ciento de los evangélicos dijeron: verdadero, verdadero. ¿Es eso verdad?


Entonces, lo que significa el ser evangélico no significa lo que debería significar. Y en 1860, en el Segundo Concilio Vaticano, una afirmación que se hizo y afirmada desde ese entonces por la iglesia Católica Romana, le voy a dar palabras del Papa, quién salió del Segundo Concilio Vaticano. Esta es la afirmación, “El evangelio enseña que aquellos que viven conformes a las bienaventuranzas, y que soportan amorosamente los sufrimientos de la vida, entrarán al reino de Dios.” (Fin de la cita). Esas son buenas personas.


Pedro Kreeft, un apologista católico romano dijo esto: “Son salvos si viven vidas buenas y son sinceros.” Me acuerdo leyendo estas palabras, creo que toda persona que ama a Cristo, conoce a Cristo, sea que estén conscientes de esto o no, -sea lo que sea que eso significa- sea que vengan del mundo musulmán, o del mundo budista, o del mundo cristiano, o del mundo incrédulo, son miembros del cuerpo de Cristo porque han sido llamados por Dios, y quizás ni siquiera conozcan el nombre de Jesús, pero saben que necesitan algo, y creo que son salvos y van a estar con nosotros en el cielo. Necesitan algo.”


Un apologista que desertó después que él comenzó en el ministerio como, -por lo menos trató de convencer que creía en la Palabra de Dios-, terminó su carrera al decir esto: “Cuando nos acercamos al hombre de una fe diferente a la nuestra, será con un espíritu de expectativa descubrir cómo es que Dios le ha estado hablando a él, y que entendimiento nuevo de la gracia y amor de Dios podamos descubrir de este encuentro. Nuestra primera tarea al acercarnos a otra religión, es quitarnos nuestros zapatos porque el lugar que estamos pisando es santo. Podemos olvidar que Dios llegó ahí antes de nuestra llegada.” Y después él cerró este párrafo con esto: “Dios está haciendo más a manera de redención, de lo que pasó en el primer siglo en Palestina.”


Raimon Pannikar escribió El Cristo Desconocido del hinduismo. Y él dijo: “El hindú de buena fe y bueno, es salvado por Cristo y no por el hinduismo. Pero es mediante el sacramento del hinduismo, mediante el mensaje de la moralidad y la buena vida, que Cristo salva al hindú.” Afirmaciones raras, totalmente engañosas. Pero la idea de que todas las religiones es que Dios, sea quien sea que ellos conciben que sea, la idea es que Dios va a salvar a las personas buenas, ¿verdad?, a las personas morales, a la gente devota, a la gente religiosa, la gente moral. Esta es la mentira más popular, diseminada por Satanás sobre el planeta, que la salvación viene a buenas personas, sea cual sea la religión. Esa es la mentira de Satanás. Ni siquiera es verdad para el judaísmo. En su nivel más devoto, el judaísmo no salva. No el judaísmo que encontramos característico de los escribas y los fariseos.


En Mateo capítulo 23, Jesús vio a los escribas y fariseos y dijo: Ustedes son hipócritas, cierran el reino de los cielos de la gente. No entran ustedes mismos, ni permiten que algún otro entre. Ay de vosotros hipócritas, lo dice una y otra vez. Ay de vosotros guías ciegos, necios, hombres ciegos. Él dice, hombres ciegos de nuevo. Ay de vosotros hipócritas, guías ciegos. Ay de vosotros escribas y fariseos. Hipócritas, una y otra, y otra, y otra vez; y después él cierra su diatriba: Vosotros serpientes, generación de víboras, ¿cómo escaparéis de la condenación del infierno. Ustedes son los judíos más de religiosos, ellos eran los judíos más religiosos e iban camino al infierno y estaban produciendo otros hijos del infierno.


Esa es siempre la mentira de la religión falsa, que Dios deje que entre al cielo la gente buena. Eso nos es lo que Jesús dijo. Regrese al texto de Lucas capítulo 5: “No he venido a llamar a justos, -a la gente buena-, sino a pecadores al arrepentimiento.” Éstas siempre han sido las buenas noticias, que la salvación no es para la gente que es buena, y la razón es, porque nadie es, ¿qué? bueno. “No hay justo ni aun uno.” Romanos 3. “No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos a una se desviaron.” La salvación no es para aquellos que se imaginan que son dignos de ella, que se imaginan que son justos, o pretender serlo, la salvación es para gente impía.


Y en Lucas, capítulo 5, le leí una ilustración maravillosa de eso, la historia impresionante, inolvidable de Leví o Mateo. Ahora, regresemos al texto de Lucas 5 conforme comienza el relato, estamos alejándonos de Jesús, conforme lo que recogemos en el versículo 27, en dónde leí, de una casa en Capernaum, en dónde Él había sanado a un hombre que era un paralítico, y había perdonado sus pecados.


Ahora, Jesús está caminando con sus amigos, junto a la costa del lago, y Él es seguido por una multitud enorme que iba siguiendo sus pasos en fascinación y asombro. Sabemos eso a partir del pasaje paralelo de Marcos. Entonces, va ahí junto al lago de Galilea y el Señor tiene su siguiente cita divina, Él se encuentra con un pecador. De hecho, se encuentra con un pecador que será considerado el peor de los pecadores, el peor tipo de los pecadores. Su nombre es Leví.


Entonces, retomemos la historia. “Después de estas cosas salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos.” Ahora, necesitamos detenernos ahí por un minuto, por un momento. Algunas veces en la traducción del Nuevo Testamento la palabra no es recaudador de impuestos, podría ser publicano. Usted ha visto esa palabra, publicano. ¿Qué es tan malo acerca de ser un recaudador de impuestos? Por favor, no responda, sé lo que va a decir. Estoy pensando más bien bíblicamente, en lugar de la Comisión de Impuestos del gobierno actual.


Mateo se llamó a sí mismo Mateo. Marcos, quién le da a usted un relato paralelo usa Leví. Eso no es raro, muchos, como en la actualidad tenían dos nombres. Otros apóstoles, Simón Pedro, Bartolomeo Nataniel, Tomás Dídimo. Mateo significa regalo de Jehová, entonces, si él hubiera tenido una opción, Mateo habría usado ese nombre y lo usó. Por cierto, Mateo humildemente se refiere a sí mismo solo dos veces en su evangelio, solo dos veces, una vez al contar esta historia, y otra ocasión al dar una lista de los apóstoles. Mateo era extremadamente humilde. Él no dice nada en las narrativas de los evangelios, él escribió el evangelio de Mateo y antes de eso no dijo nada que es registrado. Él fue un recaudador de impuestos.


Ahora, desde el punto de vista de los judíos, los recaudadores de impuestos eran los hijos del infierno. Habían muchas razones porque era así. Si usted va al capítulo 15 de Lucas y ve la apertura, ahora, todos los publicanos, todos ellos, “y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.”  


Entonces, es muy probable que comenzó con el llamado de Mateo. Y Juan el Bautista, había traído algo de interés por parte de los recaudadores de impuestos, y pecadores, pero este es Jesús, y Él llega a este hombre llamado Leví, o Mateo, y le dice: “Sígueme, quiero que seas uno de mis seguidores.” Esto presenta la pregunta, ¿a quién salvará el Señor? ¿a quién salvará el Señor? Los escribas y los fariseos eran los que pensaban que eran religiosos, y pensaban que eran los representantes de Dios, y usted oyó lo que Jesús los llamó a ellos, “hijos del infierno, hipócritas, guías ciegos de ciegos, serpientes.’


Entonces, aquí está uno que ellos habrían considerado el pecador real, lo peor de los pecadores, y le voy a decir porque, Roma ocupaba la tierra de Israel. Roma había conquistado Israel y se había apoderado. Había soldados romanos por todos lados, estaba Pilatos, a quienes los judíos odiaban y trataron de chantajear en varias ocasiones, estaba Herodes el Idumeo, quien era un rey títere, quien también gobernaba sobre los judíos, no era judío. Odiaban esto, porque básicamente odiaban a los gentiles, cuando un judío salía de la tierra de Israel y entraba a un área gentil y al regresar y cruzaba la frontera a Israel, se sacudía el polvo de sus pies para que no trajera polvo gentil a su tierra.


Los romanos extraían impuestos de la gente a la que conquistaban, y básicamente gobernaban el mundo durante la época del Nuevo Testamento. Vendían franquicias de impuestos a traidores judíos, traidores a su pueblo, quienes entonces eran pagados por Roma para recaudar impuestos del pueblo. Al final del año el recaudador de impuestos le pagaba al gobierno, y lo que el recaudador de impuestos había conseguido por encima de eso, se lo llevaba para él. Habían impuestos fijos que los romanos establecieron, había un cierto tipo de impuestos, simplemente el tipo de impuestos que usted pagaba cuando usted salía y volvía a entrar en el país y sacaba o metía algo, como algún tipo de impuesto por exportaciones o importaciones. Y habían diferentes impuestos por la tierra, impuestos por el grano y otros productos por los que los romanos cobraban impuestos.


Pero los romanos establecían una cuota para la paga anual, que el recaudador de impuestos tenía que darle al gobierno romano, y lo que usted cobraba por encima de eso se lo quedaba. El pueblo odiaba el pagarle impuestos a Roma, y entonces para conseguir los impuestos y sacárselos a la gente tenía un grupo de golpeadores que lo rodeaban a usted para asegurarse de que si no pagaban sus impuestos le rompías las piernas o lo que fuera. Los judíos que tomaban estas franquicias romanas de impuestos eran culpables de extorsión, y de explotar a la gente. Básicamente podían detener a la gente en cualquier momento, en cualquier lugar y cobrar impuestos por lo que trajeran en sus manos, de manera arbitraria les cobraban impuestos.


Estaban rodeados por guardias y el resto de la escoria de la sociedad, gente que no podía ir a la sinagoga, que habían sido expulsados de la sinagoga. Los judíos que hacían esto eran los más odiados de todos los judíos. Mateo Leví era un traidor miserable como estos. Él extorsionaba, él recibía sobornos de romanos ricos, él abusaba de su propio pueblo, él servía a los gentiles paganos que adoraban a los ídolos. Y claro que los judíos creían que solo había un solo Dios, quien era el Dios verdadero, y todos los ídolos eran blasfemos.


Y entonces, aquí tiene usted un judío sacando dinero al servir a idolatras y sacando dinero de los adoradores del Dios verdadero. Como dije, habían sido expulsados de la sinagoga, de hecho estaban identificados junto con los animales inmundos. Se aplicó un estigma así para ellos, no se les permitía testificar en una Corte, estaban clasificados con las prostitutas y los ladrones, y esa es la razón por la que usted ve algunas veces a los recaudadores de impuestos y la palabra colectiva, pecadores, o recaudadores de impuestos, y prostitutas. Toda la escoria, todos los que eran los parias estaban juntos con los recaudadores de impuestos.


Había un tipo de recaudador de impuestos- habían dos tipos, y ésta es una historia fascinante. El general era llamado un gabbai, el cuál es g-a-b-b-a-i, una palabra que básicamente identificaba a alguien que recaudaba el impuesto normal, por la tierra, el ingreso, exportaciones, importaciones, y más allá de eso podía extorsionar lo que él quisiera. Conocemos uno de ellos en el capítulo 19 de Lucas, llamado Zaqueo, y él básicamente extorsionaba a la gente y se volvió extremadamente rico, lo veremos en un momento.


Pero, había otro tipo de recaudador de impuestos fuera del gabbai, y era llamado un mokhes, éste en particular era para todo lo que era comprado y vendido, todo camino, todo puente, todo puerto, los impuestos en todas las ciudades. Y después inventaron impuestos por los animales que jalaban carros, el número de ejes, el número de ruedas, el número de pacas, el número de animales con pacas, el número de peatones, los caminos, los mercados, los barcos, los paquetes. Cobraban impuestos por las cartas que estaban siendo transportadas. Eran los mokhes los que eran los criminales, quizás los peores de los criminales entre los recaudadores de impuestos.


Por cierto, eran tan malos que el Talmud permitía que los judíos les mintieran para protegerse a sí mismos. Decían, “un gabbai nunca podría ser perdonado, el mokhes nunca jamás podía recibir favor de Dios, porque estaban pegados a idolatras gentiles, paganos.” En el capítulo 18 de Lucas, usted tiene esta historia maravillosa, en dónde Jesús dice que habían dos hombres, versículo 10, que subieron al templo a orar, uno era fariseo y el otro publicano. Y aquí está la ilustración perfecta: “el fariseo puesto en pie oraba consigo mismo.” Esto es lo que los legalistas hacen, no le hablan a Dios, se hablan a sí mismos porque ellos son dios.


“El fariseo puesto en pie oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias que no soy como los otros hombres; ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como éste publicano.” Abajo de los ladrones, injustos, adúlteros, usted llega al fondo y es el publicano. El fariseo, de manera orgullosa oraba consigo mismo diciendo: Ayuno dos veces a la semana, doy diezmo de todo lo que gano. Más el publicano, estando lejos no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.”


Y entonces, ¿a quién va a salvar Dios? “Os digo,” dijo Jesús, versículo 14 que éste descendió a su casa justificado, antes que el otro.” ¿Quién recibió salvación? ¿el fariseo? No. El pecador, porque Dios no vino a llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento.” Leví, será llamado por el título “un pequeño mokhes”. Estos eran los peores, los mokhes grandes tenían muchos mokhes pequeños que trabajaban para diferentes oficinas de impuestos. El pequeño era el que se sentaba, y de hecho, tomaba el dinero.


Y entonces, él era la persona más odiada en Capernaum, Galilea y toda Israel. Jesús lo vio a este pequeño mokhes, sentado ahí en su banco de los tributos públicos, extrayendo el dinero y lo vio, y le dijo: Sígueme. Ese es un mandato explícito. Sígueme. ¿Por qué es que Él lo llamaría a que fuera uno de sus discípulos? Esta escoria, esto es lo peor de lo peor. Jesús conocía el corazón de Mateo, nadie necesitaba decirle lo que había en el corazón del hombre. Él sabía lo que había en el corazón del hombre, lo dice en Juan 2, Jesús vivía ahí en el área de Capernaum y Galilea. Mateo trabajaba ahí.


Y Jesús, cuando lo vio no solo estaba familiarizado con quien era él, quizás lo estaba, quizás no, pero Él podía leer su corazón. Y lo que vio fue un corazón quebrantado, un corazón penitente, y un corazón de fe. Jesús sabía que Mateo había estado expuesto a su ministerio en esa área, y que Mateo no solo reconoció quien era Él, sino que Mateo reconoció su propia condición miserable. Y no solo fue el estigma social de ser un publicano, fue la condición más profunda, miserable, delante de Dios, la desesperanza de aquel que acabo de leerles, el que se golpeaba el pecho y decía: Sé propicio a mí, pecador.


Y dice en el versículo 28: “Y dejándolo todo, se levantó y lo siguió.” Este es el fin de su carrera, y él entra a seguir a Jesús, y jamás puede regresar. Jamás puede regresar. Porque alguien más va a tomar su franquicia de impuestos rápidamente. Muy diferente de los pescadores que fueron llamados, siempre podían regresar a pescar. Mateo nunca podía regresar. La obediencia de Mateo al llamado de Cristo fue un acto mayor de fe y devoción que aquellos pescadores. Ellos podían regresar, y de hecho regresaron, por lo menos trataron de regresar, pero el Señor redirigió los peces, y no podían pescarlos. Pero para Mateo no había regreso.


Escuche, esto es transformación. No oímos la historia de la fe de Mateo, no oímos la historia del corazón penitente de Mateo, no necesitamos oírla. Jesús dijo: Sígueme, “y dejándolo todo, se levantó y le siguió.” Él se volvió un seguidor de Jesús, el pecador más miserable a los ojos de esa sociedad. Está es transformación real. Él le dio la espalda a todo, un rompimiento decisivo, regenerado, nueva voluntad, nuevo corazón, nueva mente. Él no había buscado a Jesús como el paralítico lo buscó, en el incidente anterior, pero Jesús sabía que su corazón estaba quebrantado, estaba penitente, y fue perdonado por el Señor. Algo que el sistema apóstata ha pervertido del judaísmo, nunca le ofrecería a un publicano y Jesús lo llamó, y cuando Jesús lo llamó, su respuesta fue inmediata.


Mateo Leví, traidor, extorsionador, ladrón, expulsado, jefe de criminales, él se volvió el apóstol y el evangelista de Jesucristo que escribió el primer evangelio. Él debió haber estado sin palabras, en absoluto. Perdió una carrera temporal, y lo que era considerado injusto y no recto, un crimen, ganó un destino eterno. Él perdió posesiones materiales, ganó un futuro espiritual. Perdió seguridad terrenal y ganó herencia eterna, celestial. Él perdió a compañeros pecadores, y ganó al Hijo del Dios Santo. Él entiende que Jesús vino para salvar a pecadores. Él no dice nada aquí, y probablemente es porque se quedó sin palabras.


Ahora, ¿cómo sabemos que esto realmente pasó? Porque el versículo 31 y 32 es el comentario acerca de lo que acababa de pasar. “Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” Aquí estaba uno que sabía que estaba enfermo, y sabía que estaba enfermo, aquí estaba uno que era un pecador que deseaba arrepentirse, aquí estaba uno que sabía que era un pecador y deseaba arrepentirse y el comentario de esos dos versículos indica lo que pasó en su alma.


La respuesta de Leví fue, gozo. Versículo 29, “Y Leví le hizo gran banquete en honor a Jesús, en su casa. Y había mucha compañía de publicanos, y de otros.” Y llene ahí el espacio en blanco, escoria, “que estaban a la mesa con ellos.” Con el gozo de su salvación, encendiendo el fuego en su corazón, el deseo de Mateo consistió inmediatamente en hacer, ¿qué? contarle inmediatamente a toda aquella persona que conocía. Y fue, era una multitud bastante mala. El gozo de su conversión y su deseo era presentarle a todo mundo al Salvador. Y Él sabía que si el Salvador lo salvaba a él, Él podía salvarlos a ellos.


Un gran banquete, un gran banquete, eso significa que él tenía una casa grande, y eso significa que él era bueno en extraer dinero. Un banquete suntuoso. Él gastó su dinero en honor a Jesucristo, y Él hizo esto para traer a todos sus amigos pecaminosos al lugar en dónde Jesús pudiera influenciarlos a ellos. Entonces, todos los mokhes pequeños y los mokhes grandes, y los gabbai y toda la escoria impía ahí alrededor de Galilea se apareció, y eran pecadores, y son llamados ‘otros,’ por Lucas. Ladrones, y prostitutas y la escoria de la sociedad, imagínese, están comiendo de manera personal con el Hijo de Dios.


Si usted conoce algo del antiguo medio oriente, cuando usted se sentaba o se reclinaba con alguien esa era una tarde de comunión, al hacer eso mismo usted estaba afirmando su amistad. Jesús estaba afirmando su amistad con él. Dice que estaban reclinados en la mesa con ellos, Jesús con ellos. Esa es la razón por la que Jesús se, en Mateo 11:19 Él fue llamado de manera odiosa como el amigo de pecadores. Como dije, pudo haber comenzado aquí con esta cena de despedida evangelistica, conforme Mateo estaba dejando su vida antigua atrás.


Por un momento vaya a Lucas 18. Y quiero recordarle esto, se lo acabo de leer, versículo 14, fue el publicano, el recaudador de impuestos que estaba golpeándose el pecho diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador, quien se fue a casa justificado, no el fariseo. Eso lo lleva a usted al capítulo 19, en esta historia increíble de Zaqueo. “Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico. Zaqueo procuraba ver quien era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura, y corriendo adelante subió a un árbol sicómoro para verle, porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba le vio y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.” Esto es absolutamente una conducta ridícula, Él va a ir a reclinarse en una comida con un recaudador de impuestos quien es rico, ha extorsionado dinero de la gente, en el servicio de la Roma idólatra, blasfema.  


“Entonces él, descendió a prisa y le recibió gozoso. Al ver esto todos murmuraban, diciendo que había entrado a morar con un hombre pecador. Entonces Zaqueo puesto en pie dijo al Señor: He aquí Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres, y si en algo he defraudado a alguno se lo devuelvo cuadruplicado.” Bueno, le puedo decir que lo tenía y podía devolver cuadruplicado. “Jesús le dijo: Hoy, ha venido la salvación en esta casa, por cuanto él también es hijo de Abraham.”


Y después esta afirmación maravillosa: “Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que,” ¿qué? “se había perdido.” Digo, usted puede reducir toda la hostilidad contra la vida de Jesús en su actitud hacia la gente miserable. Esa es la razón por la que lo odiaban, esa es la razón por la que lo mataron, porque Él llamaba a la gente justa, sepulcros blanqueados. Y Él estaba en casa con los pecadores.


¿Entiende usted que esto es lo que hace que el cristianismo sea distinto? Cualquier otra religión en el mundo promete una relación con Dios a las personas buenas. Esa es la mentira más difundida por Satanás. Jesús promete salvación y la da, solo a aquellos que confiesan que son miserables pecadores. En 1 Timoteo 1, usted tiene este testimonio sorprendente de Pablo, versículo 12: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador. Más fui recibido en misericordia, porque lo hizo por ignorancia e incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús. Palabra fiel y digna de ser recibida por todos, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales,” ¿qué? “yo soy el primero.” ¿Ve usted cuan distinto es esto de la religión?


De regreso a Lucas 5. Entonces, los fariseos están furiosos, versículo 30: “Los escribas y los fariseos murmuraban, quejándose.” De hecho, es una palabra onomatopéyica, gongguzō, ngun ngun ngun ngun, se oye como lo que significa. Y entonces, se acercaron a los discípulos, y les dijeron, versículo 30: “¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?” Nunca superaron el hecho de que Él los condenó, y eran los más religiosos, y Él proveyó salvación y comunión para aquellos que eran los más miserables.


Ellos tenían moralidad, no tenían santidad. Estaban preocupados por lo externo, estaban preocupados por lo que la gente podía ver, eran morales, pero no sabían lo que era ser santo. Cuándo le imponían su moralidad a la gente, los hacían, escuche, ‘hijos del infierno’, no hijos del cielo. Jesús estaba haciendo que gente mala fuera santa. Y los fariseos estaban haciendo que la gente mala fuera peor.


Esta es una reprensión incisiva. “Respondiendo Jesús les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médicos, sino los enfermos.” Una analogía muy simple y obvia, no son aquellos que están bien, o que piensan que están bien, aquellos que están enfermos, que necesitan un médico. A lo largo de su ministerio, este conflicto siguió y siguió y siguió, y siguió. Sus enemigos, de, los escribas y fariseos pensaban tenían que ser los enemigos de Dios.


Entonces, Jesús debido a que Él era parte de la escoria, Él tenía que ser un enemigo de Dios, también. Él tenía que ser el agente del diablo. Oh, “lo que Él estaba haciendo,” ellos dijeron, lo hacía por el poder de Satanás. Ellos eran los justos y Jesús y sus amigos de vida baja, era impío y era tan obvio, que necesitaban matar a Jesús por causa de Dios, porque la obra justa sería matar a este hombre que era un amador de pecadores de una vida tan baja.


Y de nuevo, solo le señalo que está es la naturaleza única del evangelio. Él vino a salvar a los perdidos, Él vino para salvar a aquellos que se confesaban a sí mismos como pecadores. Los fariseos, la gente religiosa, cualquiera de ellos, están metidos en la justicia personal, orgullosos por su religiosidad, metidos en sus sacramentos, ceremonia externa, aferrándose fuertemente a la tradición, amando la aprobación de los hombres, realmente buenos en presentar el ritual, y presentar un show en la carne.


Pero la historia realmente no puede terminar ahí, porque esto lleva realmente una respuesta fascinante. Regrese al versículo 33, “Entonces, ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y así mismo lo de los fariseos, pero los tuyos comen y beben?” ¿Qué está mal con ustedes? Ustedes están teniendo una fiesta, ¿no lo entienden? Nosotros ayunamos. Y en el capítulo18, “damos diezmos,” nosotros ayunamos, ¿qué está mal con ustedes? No lo entienden, la religión tiene que ver con ayunar, tiene que ver con orar, tiene que ver con todos esos deberes. Y lo único que ustedes hacen es comer y beber, están teniendo una fiesta. ¿No saben que la religión es muy severa, muy seria, muy demandante, debe haber algún sacrificio personal?


Jesús respondió de esta manera: “¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos?” Qué respuesta tan simple y profunda. No ayuna usted en una boda, ¿o sí? Ésta realmente es una parábola la que les está presentando. Él les está diciendo, de nuevo en el versículo 36, una parábola, una ilustración, “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo, pues si lo hace no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. Y nadie hecha vino en odres viejos, de otra manera el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán. Más el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.”


¿De qué está hablando Él? Ellos están diciendo a los discípulos de Jesús: Miren, miren, miren, tienen que ayunar, tienen que orar, no pueden dejar estos estándares. Necesitan aferrarse a esto.” Supongo que ellos dirían: Muy bien, concedemos que hay un elemento de gracia en la salvación, pero debe estar, debe ir de la mano con la ley, tienen que hacer estas cosas.” Jesús dice en primer lugar, este es un tiempo de celebración, porque, aunque no lo saben, el Esposo está aquí, el Hijo de Dios está aquí, analógicamente hablando.


Y después Él asesta un golpe mortal a cualquier compatibilidad entre la salvación a la manera de Dios, y la salvación en cualquier otra manera. Es simplemente un dueto poderoso, poderoso, de ilustraciones. Nadie corta un pedazo de vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo, pues si lo hace no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. Simplemente no puede coser el evangelio de la gracia en el judaísmo antiguo. No puede hacer que el evangelio sea un parche en un sistema de obras. Jesús no vino para fusionar el cristianismo con el judaísmo. Él no vino a parchar el sistema antiguo. Jesús está diciendo, esto está totalmente separado del judaísmo apóstata de esa época, y continúa incluso en la actualidad.


El evangelio del arrepentimiento y el evangelio de la gracia, para pecadores que se confiesan como tales, no pueden mezclarse con ninguna religión de ritual o de obras. El vestido viejo, aquí, es el judaísmo de esa época. Aquí está la naturaleza única del evangelio, la gracia no puede ser fusionada con la ley, es nueva. Y después Él da esa segunda ilustración de echar vino nuevo en odres viejos, y lo único que eso va a hacer es que va a romper los odres y el vino nuevo se va a derramar. Él usa la palabra nuevo en esa pequeña sección, siete veces, siete veces. No puede usted fusionar lo nuevo en lo viejo. Ninguna mezcla del evangelio en ninguna religión por obras es posible, debido a que todos los sistemas por obras son del infierno.


Y Él dice: Es difícil para ustedes aceptar eso. Y Él lo dice en el lenguaje del versículo 39, “Ustedes han estado bebiendo el vino antiguo, viejo, por tanto tiempo que no quieren el nuevo, porque dicen, el añejo, o el viejo, es mejor. Se aferraron a su judaísmo. El evangelio de gracia permanece de pie por sí solo. Gálatas 5:4, leemos, “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis, de la gracia habéis caído.” ¿Escuchó eso? El evangelio cristiano permanece en pie por sí solo, de manera única. El camino de la salvación mediante la gracia únicamente, mediante la fe únicamente, mediante Cristo únicamente es incompatible con cualquier otro sistema religioso. La fe, y la fe únicamente.


Es difícil para la gente rendir su religión, ¿no es cierto? Porque es muy difícil rendir su justicia personal, eso es lo que significa el versículo 39, han estado bebiendo el vino antiguo de justicia personal por tanto tiempo, que no tienen apetito alguno para el nuevo. Dicen: Oh el viejo ha sido lo suficientemente bueno, y piensan que todavía es lo suficientemente bueno. ¿Y qué pasó? Los fariseos y los líderes de Israel vieron a Jesús y le dijeron: No queremos tu vino nuevo. No queremos tu evangelio de gracia. Queremos nuestra justicia personal, y lo mataron a Él para detenerlo de predicar ese mensaje.  


El cristianismo no es compatible con cualquier otra religión. Y todos los demás evangelios son falsos y condenadores. Si cincuenta por ciento piensan que Dios acepta la adoración del judaísmo y del islam, eso le va a decir a usted que sea lo que sea un evangélico, ni siquiera conoce la verdad del evangelio. Y le digo a usted, querido amigo, no hay salvación en la religión, solo hay salvación cuando usted se da cuenta de que usted no vale la pena ser salvado. Y todo es un acto de misericordia. Cuándo usted llega al fin de sí mismo y usted se golpea su propio pecho y dice: Dios, sé propicio a mi pecador y sálvame. Cuándo usted clama por gracia, cuándo usted viene con nada en su mano.


A ellos les encantaba su judaísmo, les encantaba su vino tradicional, antiguo. Cultivaban un gusto por él, y el gusto se había apoderado de ellos. Les encantaba, les encantaba su religión porque los satisfacía a sí mismos el pensar que ellos habían alcanzado una relación con Dios. Esa es la mentira del diablo. Las únicas personas que se reconcilian con Dios son aquellos que se confiesan a sí mismos como pecadores, que en desesperación claman a Él, sálvame, muéstrame gracia oh Dios, sálvame, no puedo salvarme a mí mismo. El judaísmo del tiempo de Jesús satisfacía de manera personal la religión falsa. Siempre es así, ¿verdad? Por todo el mundo, satisface mucho. ¡Cuán triste! ¡cuán triste!


Quizás, algunas palabras registradas por Mateo sería un buen lugar en dónde terminar, la enseñanza de Jesús en el capítulo 13. “El reino de los cielos es semejante a un tesoro,” versículo 44, “el reino de los cielos –salvación- es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.”


Estas dos parábolas son tan simples, sin embargo tan profundas. Si usted quiere salvación verdadera, si usted quiere ser parte del reino de los cielos, usted tiene que vender toda su religión antigua, personal, de justicia personal. Usted tiene que volverse un prisionero pobre, ciego y oprimido, tiene que tener una actitud de bienaventuranza, que esté en bancarrota espiritual, que sea pobre, que esté vacío, que esté teniendo hambre y sed por aquello que usted sabe que no tiene. Le he mostrado, como probablemente se le ha mostrado varias veces, que el tesoro es Cristo, y en la salvación, la perla es Cristo, y la salvación. Y se, y les será dado a aquellos que dejan todo lo demás. De nuevo, tomando esas palabras de Pablo, si usted se aferra a alguna obra, usted nulifica, invalida la gracia.


Y entonces, le llamo a que deje cualquier supuesto sentido de su bondad, de su justicia, de su rectitud, y reconozca que su rectitud a los ojos de Dios son trapos de inmundicia. Pero eso es exactamente en dónde usted necesita estar, porque ahí es cuando usted puede recibir la salvación que Él ofrece solo a pecadores.


Nuestro Padre, te agradecemos por la verdad de Tú Palabra preciosa, realmente no hay duda, ni error en sus realidades. Gracias por abrir nuestros corazones y mentes para entenderla, para que sea aquello que más amamos. Te amamos a Ti, amamos Tu verdad, amamos a Tu pueblo, amamos a Tu iglesia, amamos porque Tú nos amaste primero. Nos amaste cuando no éramos amorosos, nos hiciste hijos cuando éramos enemigos, nos concediste la justicia de Cristo imputada a nosotros por la fe, cuando éramos pecadores miserables. Y todo fue por gracia, y siempre lo es, gracia sobre gracia, sobre gracia. De tal manera que somos lo que somos por Tú gracia, no tenemos nada de que jactarnos, la salvación de nadie es el resultado del mérito moral de alguien, cualquier ritual religioso, cualquier bondad humana. Lo mejor que somos juntos es trapos de inmundicias.


Y entonces, Te agradecemos porque un día Tú nos vistes como viste a Leví, y Tú vistes nuestros corazones quebrantados por el pecado, y anhelando el perdón, y Tú dijiste: “Sígueme”. Y dejamos todo, vendimos todo para comprar la perla, para comprar el tesoro, el tesoro sin precio de la salvación eterna. Y ahora, por todas nuestras vidas, incluso en la eternidad, Te alabaremos y Te adoraremos por una gracia tan abundante. Y Señor, yo pido que Tú salves a pecadores, incluso este día, incluso en este momento, que Tú los veas, que Tú veas el corazón penitente, y el corazón quebrantado, Tú traigas redención a ese corazón. Y que Tú cubras a ese pecador con Tu justicia.


Te agradecemos porque la justicia misma que Tú posees, nos la has imputado, nos la has acreditado por gracia, mediante la fe en Cristo, que Su justicia, lo que nos cubre. Y esa es la razón por la que estamos aquí, adorándote a Ti, motivados por la gratitud. Y estamos viendo que no solo Tu justicia nos ha sido imputada, nos ha sido acreditada como si fuéramos justos, sino que gradualmente Tú nos estás haciendo más justos, conforme Tú nos santificas y nos mueves a semejanza de la imagen de Tu Hijo amado.


Gracias por estas personas preciadas. Lleva a cabo Tú obra perfecta en cada corazón, y te lo agradecemos en el nombre del Salvador. Amén.


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viernes, 25 de septiembre de 2020

Las Doctrinas de la Gracia: Contexto histórico y objeciones | Ps. Sugel Michelén | Transcripción

 





Nos encontramos en una serie de predicaciones expositivas en la carta de Pablo a los Romanos, y más particularmente en el capítulo 9 de la carta; donde Pablo trata ampliamente el tema de la elección incondicional. Dado que este es un asunto que suele levantar muchas preguntas, hemos considerado apropiado traer una clase de escuela dominical para poner las doctrinas de la gracia y la controversia que hay alrededor de ella en su contexto histórico. Al mismo tiempo tratar de responder algunas de las preguntas que se levantan alrededor de este tema.

 

Pero antes vamos a orar y vamos a pedir al Señor que nuestro tiempo juntos en esta clase pueda ser de bendición para todos y de edificación para Su iglesia. Oremos, Padre nos presentamos delante de Ti porque sabemos que necesitamos tu ayuda. Vamos a tratar un tema que suele ser controversial, que suele levantar preguntas, y nosotros queremos Señor poder traer luz más que confusión. Al mismo tiempo que podamos entendernos aún aquellos que no tenemos exactamente los mismos pensamientos con respecto a este tema. SEÑOR danos Tu Palabra, y sobre todas las cosas concédenos un mayor aprecio por nuestro Salvador y por la salvación que nosotros tenemos en Él, porque te lo pedimos en Su Nombre, amén, amén.

 

Cuando nosotros hablamos de las Doctrinas de la Gracia nos referimos básicamente a esos puntos doctrinales que nosotros entendemos que conforman el Evangelio de Jesucristo, o el marco contextual teológico en el que presentamos el Evangelio. Nos referimos básicamente a: la doctrina de la depravación total o corrupción radical de todo ser humano, la elección incondicional, la redención particular, el llamamiento eficaz y la perseverancia de los santos. Debo decir de entrada, y el Señor lo sabe que no es mi intención levantar controversias innecesarias dentro del pueblo de Dios, y mucho menos ofender a creyentes que difieren de nosotros en algunos de estos puntos. El anhelo de mi corazón es que podamos entender los dos lados de esta controversia, pero sobre todo que podamos crecer en nuestro aprecio por nuestro Salvador y por la salvación que nosotros disfrutamos en Él de pura gracia.

 

Veamos entonces en primer lugar el contexto histórico de esta controversia. Para hacer esto debemos comenzar con Jacobo Arminio, un pastor y teólogo holandés, nacido en 1560, es decir, cuatro años antes de la muerte de Juan Calvino, y cuyo no me ha quedado ligado al sistema teológico opuesto a lo que hoy conocemos como Calvinismo. Jacobo Arminio obtuvo su preparación teológica a los pies de Teodoro de Beza quien fue el sucesor de Calvino en Ginebra. De modo que su formación teológica fue profundamente Calvinista, sin embargo, poco tiempo después de su ordenación al ministerio, él comenzó a tener conflictos con la postura Calvinista en lo tocante al papel que juega la gracia de Dios en la salvación de los pecadores. Arminio concordaba con los Calvinistas en que el libre albedrío del hombre, no sólo se encuentra herido, mutilado (y estoy citando aquí Arminio) enfermizo, debilitado, sino también que ha sido hecho cautivo, destruido y perdido, de tal manera que el libre albedrío humano es totalmente inútil a menos que sea asistido por la gracia.

 

Así que en este punto pareciera que todos estamos de acuerdo, sin embargo, aunque Arminio enseñaba que el pecador necesita la gracia de Dios para salvarse, al mismo tiempo afirmaba que la gracia por sí sola no asegura la salvación de nadie. En otras palabras, la gracia es una condición necesaria para la salvación, pero no suficiente. Toda persona no regenerada, decía Arminio, posee una voluntad libre y la capacidad de resistir al Espíritu Santo, de rechazar la gracia de Dios que le es ofrecida, y de no abrirle aquel que toca la puerta de su corazón, de modo que si el pecador no responde al llamado del Evangelio la culpa es completamente suya. En esa última oración estamos todos de acuerdo si el pecador no responde al llamado del Evangelio, la culpa es completamente suya. Pero si el pecador acepta el mensaje y viene a Cristo en arrepentimiento y fe, en ese caso ¿de quien depende la respuesta del pecador a final de cuentas? y esa parte es importante, a final de cuentas ¿de quien depende que el pecador diga que si al Evangelio? Arminio responde que la salvación depende enteramente de la decisión humana y no de la soberanía de Dios. Dios nos concede a todos, dice él, suficiente gracia como para que vengamos a Cristo en arrepentimiento en fe, y los que cooperan con esa gracia aceptando a Cristo por la fe son salvos, y es a esos que Dios elige. Es por gracia, pero la decisión final está en nuestras manos.

 

Ahora, si todos recibimos la misma gracia porque tú dijiste que sí, y tal vez tu vecino dijo que no, si ustedes se dan cuenta esto coloca al creyente en una posición de superioridad, en algún sentido, por encima de los incrédulos. Pero la Biblia más bien enseña que los creyentes no tenemos nada de qué jactarnos, porque la salvación depende de la gracia de Dios no de mi decisión. Eso lo vemos por ejemplo en Efesios 2:1-5, Pablo primero plantea cuál es la condición del hombre en su pecado, dice: Y Él os dio vida a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás (¿ven la condición? muertos en sus delitos y pecados). Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó (Pablo repite), aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (ahora Pablo añade) (por gracia habéis sido salvados). Es decir, lo que Pablo está diciendo es: es evidente que fue por gracia porque nosotros estábamos muertos. Es verdad que el pecador tiene que extender sus manos hacia Dios para recibir el don que se le ofrece en el Evangelio. Pero a diferencia de Arminio nosotros creemos que la Biblia enseña que nadie podrá hacer eso a menos que Dios cambie primero la disposición de su corazón.

 

De manera que estas dos posturas teológicas presentan la salvación de los pecadores desde dos perspectivas completamente distintas. Mientras Arminio enseñaba que Dios eligió a todos aquellos que Él sabe de antemano que van a creer en Cristo, nosotros creemos que los elegidos ejercen fe porque fueron predestinados por Dios desde antes de la fundación del mundo, por el puro afecto de Su voluntad.

 

Luego de la muerte de Arminio sus seguidores fueron acusados de herejía por lo que presentaron a los Estados de Holanda un memorial de protesta. Esta protesta puede ser resumida en los siguientes puntos, aquí vienen lo que podríamos llamar los cinco puntos del Arminianismo. Primero, Dios elige o reprueba sobre la base de la fe o la incredulidad que Él prevé, o sea, Dios sabe quiénes van a creer y a esos elige. Segundo, Cristo murió por todos los hombres y por cada hombre, aunque solo los creyentes son salvados, en palabras más sencillas, Cristo murió en la cruz para hacer posible que cualquiera se salve, pero no para asegurar la salvación de nadie. Tercero, el hombre está tan depravado que la gracia Divina es necesaria para la fe o para cualquier otra buena obra (en eso estamos de acuerdo). Pero, cuarto, está gracia puede ser resistida. Quinto, en lo tocante a si una persona verdaderamente regenerada ciertamente va a perseverar en la fe, ese es un punto que necesita más investigación. Eso es lo que ellos presentaron en aquel momento, pero más adelante este último artículo fue alterado por los Arminianos para enseñar definitivamente que: un creyente verdadero regenerado puede perder su fe y con ella la salvación.

 

Está disputa entre Calvinistas y Arminianos trajo como consecuencia la convocación de un Sínodo al que fueron invitadas casi todas las iglesias nacionales reformadas, y que fue celebrado desde el 13 de Noviembre de 1618 hasta el 9 de Mayo del 1619 en la ciudad de Dordrecht, o ciudad de Dort, como se le conoce coloquialmente. Estuvieron presentes 84 delegados holandeses, 18 comisionados seculares, así como 27 delegados de varios estados de Alemania, de Suiza, de Inglaterra y de Escocia. Dice un historiador que: fue un concilio sin paralelo en la historia del protestantismo. Luego de 154 sesiones que se llevaron a cabo en un lapso de 7 meses, los cánones del Sínodo de Dort condenaron la posición Arminiana, a la vez que presentaron las enseñanzas que han sido conocidas desde entonces como, los cinco puntos del Calvinismo o doctrinas de la gracia. Así que estos puntos fueron una respuesta a los cinco puntos que fueron presentados previamente por el Arminianismo.

 

Hay al menos dos cosas que quiero resaltar en este brevísimo recuento histórico que acabo de hacer. La primera es que los famosos cinco puntos del Calvinismo en realidad surgieron como una respuesta a los cinco puntos presentados previamente por el Arminianismo. La segunda cosa que quiero resaltar es que; Calvino ya estaba muerto desde hacía un poco más de medio siglo cuando estos cinco puntos fueron etiquetados como Calvinismo, o los cinco puntos del calvinismo. Personalmente yo no tengo problema con las etiquetas teológicas siempre que entendamos el contenido teológico de cada una de esas etiquetas. Por eso es que yo prefiero referirme a estos cinco puntos como las Doctrinas de la Gracia. Pero en ocasiones las etiquetas nos ayudan a simplificar los dos lados de la controversia, empaquetándolos en un solo término; Calvinismo o Arminianismo.

 

A principios del siglo XX, creo que en 1905-1906 alguien trató de resumir estas doctrinas del Sínodo de Dort, usando el acróstico TULIP que significa, tulipán, por sus siglas en inglés: (T) total depravación. (U) elección incondicional, que en inglés es unconditional election. (L) expiación limitada, que en inglés es limited atonement. (I) gracia irresistible, en inglés es irresistible grace. (P) perseverancia de los santos, la P funciona igual en inglés y en español. Sin embargo, a pesar de la popularidad de este acróstico, lo cierto es que el TULIP puede dar lugar a algunos malos entendidos (como veremos en un momento), añadiendo confusión al prejuicio que ya muchos tienen lamentablemente contra las Doctrinas de la Gracia.

 

Quisiera corregir algunas nociones relacionadas con las Doctrinas de la Gracia (recordando que esta clase es como un apéndice de nuestras exposiciones Romanos 9, y en cierta manera en toda la carta) por lo que no podemos dar muchos argumentos bíblicos en cada uno de estos temas.

 

Así que permítanme responder básicamente cuatro preguntas. Primera pregunta ¿Posee el hombre libre albedrío? depende de lo que queramos decir con esa frase, si lo que quieres decir es; que el hombre tiene la capacidad de escoger lo que quiere, es decir, cada vez que tomamos una decisión lo hacemos conforme a nuestros deseos, la respuesta es que sí, el hombre tiene libre albedrío, nosotros no somos títeres de fuerzas externas que nos obligan a tomar las decisiones que tomamos, y actuar de la manera como actuamos. Tenemos libre albedrío en el sentido de que somos capaces de escoger conforme a nuestros deseos, y en un momento determinado puede haber deseos en conflictos y vamos a decidir conforme al deseo dominante; puede ser que yo desee perder unas cuantas libras, pero al mismo tiempo deseo comerme un helado, si el deseo por comerme el helado es más fuerte que el deseo de perder las libras, ya ustedes saben cuál es la decisión que yo voy a tomar.

 

Pero en el siglo XVI cuando surgió la Reforma protestante el término libre albedrío significaba o era usado usualmente con otro significado, porque el debate (sobre el tema del libre albedrío) giraba en torno a otra cosa. Lo que se estaba debatiendo en ese momento histórico entre la iglesia católica y los reformadores, era el efecto de la caída sobre la voluntad del hombre, y la pregunta era ¿esta nuestra voluntad esclavizada a satanás y al pecado, de tal manera que no podemos libremente escoger a Dios? o ¿poseemos todavía la capacidad de buscar lo bueno, de inclinarnos hacia Dios? Todos los reformadores del siglo VI estaban de acuerdo en que el hombre es moralmente responsable de sus acciones y por lo tanto creían en el libre albedrío en ese sentido. Pero al mismo tiempo afirmaban que los hombres nacen esclavizados a satanás y al pecado, y por lo tanto son incapaces de creer y arrepentirse a menos que Dios los libere de esa esclavitud. En otras palabras, el hombre siempre hace lo que quiere, estamos claro en eso, el problema del pecador es que lo que él quiere siempre es pecar, hasta cuando hace lo bueno. Yo puedo tomar la decisión como inconverso de no serle infiel a mi esposa porque quiero cuidar mi reputación, eso es una buena acción, pero motivado por una cosa pecaminosa, yo no estoy buscando la gloria de Dios, yo estoy buscando mi propia gloria.

 

Dice en Génesis que toda intención de los pensamientos del corazón del hombre se encamina siempre hacia el mal [Gn. 6:5]. Pablo dice que los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden (Romanos 8:7) ¿Creemos entonces en el libre albedrío? Depende, si lo que están preguntando es si ¿creemos que el hombre siempre actúa como un agente moral responsable, conforme a sus deseos? la respuesta es: Sí, creemos en el libre albedrío, el hombre escoge lo que quiere. Pero si lo que estás preguntando es si ¿después de la caída el hombre, posee la capacidad de inclinar su voluntad hacia Dios y en contra del pecado? entonces la respuesta es: No. No creemos que el hombre en su estado caído posee tal capacidad. Cristo dijo: ustedes no quieren venir a mí para que tengáis vida (Juan 5:40), es a eso que nos referimos cuando hablamos de la depravación total del pecador. Aunque debo decir que este es uno de los puntos en los que el TULIP se presta a confusión. Recuerden que no fue sino hasta principios del siglo XX cuando alguien publicó este acróstico en una revista para resumir los cánones del Sínodo de Dort.

 

La (T) corresponde a total depravación. El problema con esta expresión es el mismo que hemos señalado respecto al libre albedrío, y es que transmite una idea distorsionada de lo que entendemos que la Biblia enseña sobre la condición humana caída. Cuando una persona escucha el día de hoy que el hombre no regenerado está totalmente depravado, naturalmente tiende a pensar que lo que estamos enseñando es que el hombre es completamente incapaz de hacer algo bueno en ningún sentido. Pero eso no es lo que la Biblia enseña, a pesar de su estado caído el hombre sigue portando la imagen de Dios, aunque en una forma distorsionada. Por ejemplo, en Génesis 9:6 Dios dice: El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre, eso se escribió después de la caída. Pablo dice que los gentiles que no tienen ley (en ocasiones) hacen por naturaleza lo que es de la ley (Romanos 2:14). El Señor Jesucristo enseñó claramente que incluso los hombres malos son capaces de hacer buenas cosas por sus hijos; si vosotros, siendo malos (les dais buenas cosas) a vuestros hijos ¿cuánto más vuestro Padre celestial? (Mateo 7:9-11).

 

Lo que la Biblia enseña con respecto a este tema es que, a partir de la caída todas las facultades del hombre quedaron tan dañadas que no podemos acercarnos a Dios en nuestras propias fuerzas, ni hacer absolutamente nada que sea bueno en un sentido absoluto ¿A qué me refiero? para que una obra sea realmente buena, en un sentido absoluto, debe ser hecha primariamente para la gloria de Dios y en dependencia de Dios, y nadie puede hacer eso en su estado natural no regenerado. Es en ese sentido que Pablo afirma que no hay justo, ni a un uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios, todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno (Romanos 3:10-12). Pero hay personas inconversas que cumplen sus promesas, que se ocupan de sus hijos, que mantienen sus votos matrimoniales, por lo menos externamente. Ahora, como el hombre incrédulo no hace ninguna de esas cosas para la gloria de Dios y en dependencia del Espíritu Santo no son buenas obras en un sentido absoluto, pero si son buenas en un sentido relativo. Porque es mejor cumplir las promesas que no hacerlo, es mejor cuidar de los hijos que descuidarlos, es mejor mantener el voto matrimonial.

 

Es por eso que algunos teólogos han tratado de transmitir la enseñanza Bíblica con respecto a este punto usando una terminología distinta; por ejemplo, el teólogo Roger Nicole prefiere el término depravación radical y penetrante, mientras que R.C. Sproul lo resume todo en corrupción radical. La palabra radical viene del latín radix que significa raíz. Cuando hablamos de una corrupción radical, lo que estamos diciendo es que el pecado ha dañado al hombre en la misma raíz de su personalidad.

 

Segunda pregunta ¿Si la gracia de Dios es irresistible, podemos decir entonces que somos salvos en contra de nuestra voluntad? Por supuesto que no, recuerden que el problema del pecador es que él ama su pecado y aborrece a Dios, pero en vez de arrastrarnos en contra de nuestra voluntad, lo que hace Dios en la regeneración es hacernos libres de la esclavitud del pecado para que podamos libremente responder al llamado del Evangelio. Déjeme ponerlo de esta manera, es una ilustración que he usado muchas veces hablando de este tema; si yo pongo a una paloma y a un buitre a escoger libremente entre un pedazo de carroña y algunas semillas de alpiste, semillas de girasol, el buitre va a elegir libremente la carroña porque esa es su naturaleza, la paloma libremente va a escoger el alpiste, o las semillas de girasol. Si yo quiero que el buitre escoja las semillas de girasol, yo voy a tener que palomizar su naturaleza, voy a tener que cambiar su naturaleza, eso es lo que Dios hace en la regeneración. Cristo dice: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado… Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres (Juan 8:34, 36).

 

Cada uno de nosotros vino libremente a Cristo cuando nos arrepentimos y creímos, a mí nadie me arrastro a creer en el Señor, aunque fuimos llamados a salvación con un llamado irresistible. Dios no tuvo que forzarnos para hacerlo, simplemente nos proveyó de una nueva naturaleza que libremente deseara inclinarse hacia Él y en contra del pecado ¿Qué fue lo que Él prometió en el Antiguo Testamento? Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Ezequiel 36:26-27) ¿Es esto forzado? ¡No! porque Él va a darnos un nuevo corazón, nos dio un nuevo corazón. Como bien señala Greg Foster; es verdad que según el punto de vista Calvinista el Espíritu Santo no pide nuestro permiso antes de obrar en nosotros ese cambio de corazón, pero ese cambio que Él opera nos hace más libres, no menos. De hecho, cuando el pecador se convierte y se arrepiente es la primera vez que actúa en libertad, real libertad; si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

 

Tercera pregunta: ¿Si es Dios el que elige desde antes de la fundación del mundo, quiere decir esto que los elegidos se salvarán como quiera, aunque no crean en Cristo ni se arrepientan? En estos días alguien envió una nota al chat, algo de la iglesia, y decía esto: ¡Ah! ustedes dicen que el hombre no necesita creer y arrepentirse. Por supuesto que no estamos diciendo eso, nadie se salvará a menos que crea y se arrepienta porque la elección es incondicional pero no la salvación. Permítame repetir eso otra vez; la elección de Dios es incondicional pero nuestra salvación, es con condición ¿A que me refiero? al hablar de una elección incondicional de parte de Dios, estamos diciendo que la razón por la que Dios elige a unos y no a otros, no está en nosotros sino en Dios, no es que nosotros cumplimos con una condición previa y entonces Dios nos elige, no. Pero Dios no es caprichoso cuando elige, Dios elige por una razón, pero esa razón está en Él, no en nosotros. Por eso es que Pablo insiste que fuimos elegidos según el puro afecto de su voluntad (Efesios 1:5).

 

Hablando de Jacob y Esaú dice: (porque cuando aún los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama) se le dijo a (Rebeca): el mayor servirá al menor (Romanos 9:11-12). La elección de Dios no estaba condicionada a lo que Él vio previamente que iba a ser Jacob, como si fuera mejor que Esaú ¡No!, no habían nacido, no habían hecho nada bueno ni malo cuando Dios eligió a Jacob. Así que la elección es incondicional, pero hay una condición necesaria para salvarse; creer y arrepentirse ¿Qué dice el Señor Jesucristo Lucas 13:1-5? dos veces repite: si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. Señores ¿Qué debo para ser salvo? cree en el Señor Jesucristo y serás salvo [Hch. 16:31], le dijo Pablo al carcelero de Filipo, pero el Espíritu tiene que obrar en nosotros para que podamos responder al llamado de Dios. Él nos da una nueva naturaleza en la regeneración para que voluntariamente, libremente vengamos a Cristo en arrepentimiento y fe.

 

Somos nosotros los que creemos y los que nos arrepentimos, nadie puede hacer eso por nosotros. Pero eso sólo puede ser posible cuando el Espíritu Santo nos regenera de pura gracia. Citemos algunos textos. Cuando Pedro da el reporte de lo que pasó en la casa de Cornelio ¿Cómo reaccionaron estos judíos creyentes que escucharon el reporte? ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida! (Hechos 11:18), es un don que Dios da en la regeneración. Hablando de Apolos dice: Y queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron, y escribieron a los discípulos que le recibiesen; y llegado él allá, fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído (Hechos 18:27). Porque a vosotros os es concedido (la palabra griega aquí es: se os a dado de gracia) a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él (Filipenses 1:29), eso es algo que Dios nos ha dado de gracia.

 

El problema del Arminianismo es que presupone que si Dios pone una condición para salvarse; arrepentirse y creer, el hombre debe ser capaz de cumplir esa condición, de lo contrario, Dios estaría actuando como el Padre que le pide a su niño de cinco años que salte una verja de un metro o de lo contrario lo va a disciplinar, lo va a castigar físicamente. Trae un problema esa analogía; la impotencia del hombre es espiritual, es moral es distinta a la del niño que no puede saltar la verja de un metro. Es una impotencia culpable ¿En qué sentido? en que la razón por la que el pecador no viene a Cristo en arrepentimiento y fe es porque no odia Dios, es porque él quiere gloria para sí no gloria para Dios. Es una impotencia culpable.

 

Ese fue el centro de la discusión entre Erasmo y Lutero. Erasmo, teólogo católico, escribió un libro hablando acerca del libre albedrío defendiendo la noción de que el hombre podía inclinarse hacia Dios si lo quería, en el año 1524, y Lutero escribió otro libro en respuesta al de Erasmo en 1525, uno más tarde. Erasmo en su libro no niega que la caída haya debilitado los poderes naturales del hombre, pero aun así le atribuye cierta capacidad para conocer a Dios y volverse a Él, ayudado claro está, por la gracia de Dios. Así entiende Erasmo el libre albedrío; la capacidad que el hombre tiene con la ayuda de la gracia de volverse hacia Dios. Uno de los argumentos de Erasmo a favor del libre albedrío son los mandamientos de Dios, él dice: si no poseemos libre albedrío, qué sentido tienen los mandamientos que encontramos en las Escrituras, si Dios me pide que yo crea y me arrepienta, yo debo tener la capacidad de arrepentirme y creer. Lutero muy sabiamente le responde: ciertamente es posible inferir que, si Dios ordena al hombre hacer algo que no puede hacer, entonces Dios se está burlando de él, pero esa inferencia no es necesaria. O sea, tú estás infiriendo eso Erasmo, pero estás llegando a conclusiones equivocadas, es lo que le está diciendo Lutero, y para probarlo, Lutero sigue diciendo: Pablo nos enseña en el Nuevo Testamento que la ley tiene el papel de un ayo para llevarnos a Cristo (Gálatas 3:24-25).

 

Dios manda al hombre guardar toda la ley perfectamente ¿No es así? Gálatas 3:10, Santiago 2:10. Si seguimos la lógica de Erasmo tendríamos que llegar a la conclusión de que el hombre es capaz de ser perfectamente santo. O sea, si Dios dice en Su Palabra guarda toda mi ley ¿Significa eso que yo puedo guardar toda mi ley? o ¿Quiere Dios más bien hacerme ver mi impotencia para que yo vaya Cristo buscando lo que sólo Cristo puede darme? Lo que hace Dios en nosotros es transformar nuestra naturaleza para que podamos responder a Su llamado en arrepentimiento y fe.

 

El Antiguo Testamento nos provee una muy buena ilustración de cómo Dios opera en nosotros el querer como el hacer por su buena voluntad (como dice Pablo en Filipenses 2:13). En 2 Crónicas 30 hay una historia bien interesante del rey Ezequías. El rey Ezequías se da cuenta que los judíos no habían celebrado la pascua en muchos años, muchos años. Así que él envía correos a través de todo Israel llamando a los Israelitas a venir a Jerusalén en obediencia a la ley para celebrar la pascua. Observen lo que dice 2 Crónicas 30:6; Y los mensajeros fueron por todo Israel y Judá con cartas de mano del rey y de sus príncipes, conforme al mandamiento del rey, diciendo: Hijos de Israel, volveos al Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, para que Él se vuelva a aquellos de vosotros que escapasteis y que habéis quedado de la mano de los reyes de Asiria. La carta sigue diciéndoles; si ustedes se vuelven, si ustedes obedecen al Señor, el Señor se volverá a vosotros. Hasta aquí parece que hay una condición, si ustedes cumplen la condición, entonces Dios actuará a vuestro favor.

 

Sigamos leyendo la historia: Pasaron, pues, los correos de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y de Manasés y hasta Zabulón, pero los escarnecían y se burlaban de ellos. No obstante, algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron y vinieron a Jerusalén (vs. 10). Si la historia hubiera terminado ahí pensaríamos, Dios puso una condición, algunos se burlaron, pero estos hombres de Manasés, Aser y Zabulón se humillaron y cumplieron la condición. Pero ahora escuchen lo que sigue diciendo: También sobre Judá estuvo la mano de Dios para darles un solo corazón a fin de hacer lo que el rey y los príncipes ordenaron conforme a la palabra del Señor (vs. 12), ese también está en el original hebreo y lo que está diciendo es: sobre Judá estuvo la mano de Dios de la misma manera que sobre los hombres de Aser, Manases y Zabulón, fue la mano de Dios que obró en ellos, para que entonces ellos pudieran hacer lo que el rey y los príncipes habían ordenado conforme a la palabra del Señor. Es por eso que Pablo luego de haber hablado ampliamente acerca de la soberanía de Dios en la salvación de los pecadores, concluye: Porque de Él (es decir, de Dios), por Él (por medio de Dios) y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria por siempre (Romanos 11:36)

 

Última pregunta ¿Para qué tenemos que evangelizar entonces si la salvación es de Jehová, para que evangelizar? Porque ese es el medio que Dios ha prometido usar para salvar a los pecadores. Dios no solamente ha elegido a quienes va a salvar sino los medios a través de los cuales los va a salvar; la oración y el evangelismo. Pablo dice que a agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación (1 Corintios 1:21), es por el poder de Su Palabra que Dios crea nueva vida en nosotros. Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas (Santiago 1:18). Somos una nueva criatura en Cristo porque por medio de Su palabra Él nos ha hecho nacer de nuevo. Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos (o habiendo nacido de nuevo), no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 Pedro 1:22-23), Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada (vs. 25b).

 

A través de la predicación de la Palabra el Espíritu viene y crea nueva vida en los pecadores que han sido elegidos. De ahí lo que Pablo dice: Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna (2 Timoteo 2:10), todo lo soporto, es como si Pablo tuviera diciendo: ¿Tú me estás preguntando que si el evangelismo es necesario? mira mis espaldas, todos los azotes que he recibido, todos los problemas que he tenido para llevar el Evangelio a través del mundo Grecorromano, y la razón por la que hago eso es porque nadie se va a salvar sin el Evangelio, que es poder de Dios para salvación.

 

Espero que esta clase haya sido de ayuda para entender la naturaleza de esta controversia y aclarar cualquier confusión. Me imagino que tiene que haber otras preguntas, pero en una clase tan breve no se puede responder todo. Si alguno de los que me está escuchando no es creyente, voy a decirte: No te escondas detrás de la doctrina de la elección para justificar tu incredulidad, la razón por la que tú no vienes a Cristo es porque tú no quieres a Cristo, pero Él es un poderoso Salvador que puede darte perdón y vida eterna si vienes a Él en arrepentimiento y fe. Recuerda que tu impotencia es moral, (porque alguien puede decir: pero pastor usted mismo dijo que yo no puedo) si tú no puedes es porque tú no quieres, pero Él puede obrar en ti el querer como el hacer por Su buena voluntad ¿Recuerdas al paralítico de Bethesda si has leído la Biblia? es un paralítico de nacimiento, Cristo llega, y este hombre está allí tirado, Cristo le dice: levántate toma tu camilla y anda ¿Podía él obedecer al mandato de Jesús en su propia naturaleza? Por supuesto que no, es un paralítico, pero si ese hombre tomaba la decisión, como de hecho tomó la decisión, de obedecer el mandato de Jesús, él se iba a levantar y caminar, y eso fue lo que sucedió. Así que, tú no vienes por qué no quieres, el impedimento es tu pecado, no la elección Divina, pero mi amigo si tú vienes no serás rechazado ¿Tú entiendes que eres pecador? ¿Entiendes que algún día te vas a presentar delante del tribunal de Dios, y que allí de ninguna manera vas a salir bien parado, porque ya todos hemos sido condenados por Su ley? ¿Tú entiendes eso? Entonces ven a Cristo y ven ahora, porque las puertas de la salvación siguen abiertas de par en par para todo aquel que cree.

 

Vamos a orar; Padre te damos muchas gracias por habernos dado de nuevo la oportunidad de presentar esta clase. Queremos rogarte ahora Señor, que Tú uses lo que hemos hablado aquí para aclarar cualquier confusión que tus hijos puedan tener con respecto a estas doctrinas, y aun Señor, usar esto para traer a Cristo a muchos en arrepentimiento y fe, porque te lo pedimos en Su Nombre y para Su gloria, amén, amén.

jueves, 17 de septiembre de 2020

El escándalo de la Cruz | Romanos 9:30-10:4 | Ps. Sugel Michelén - Transcripción

 




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Les invito a abrir sus Biblias en Romanos capítulo 9, y nuestro anhelo, nuestra oración es que el Espíritu de Dios descienda con poder mientras Su Palabra es predicada; despertando algunos creyentes que tal vez están dormidos, animando a los que están corriendo, pero también levantando muertos por el poder de Su Palabra. Vamos a orar: ¡Oh Bendito Rey! ciertamente esperamos ese día de gloria cuando los cielos se despejen como un pergamino y nosotros veamos a nuestro precioso Salvador descender del cielo para que nosotros estemos para siempre con Él, pero permanecemos aquí señor y debemos hacer Tu obra, Padre bendice Tu Palabra hoy ¡Oh Espíritu Santo! desciende sobre esta congregación, y aun aquellos que nos están mirando de lejos, obra Señor, muéstranos a Cristo en esta mañana, porque te lo pedimos en Su Nombre, amen y amen.

 

Una de las grandes ventajas que tiene el hecho de exponer un libro de la Biblia versículo a versículo —lo que se conoce como predicación expositiva consecutiva— es que nos permite ver cada texto de las Escrituras dentro de su propio contexto y de esa manera podemos percibir más fácilmente la armonía, el balance de la revelación de Dios. Cuando nosotros enfatizamos un aspecto de la verdad de las Escrituras por encima de otros, terminamos haciendo una caricatura de la verdad. Se parece a lo que la Biblia enseña, pero es una imagen distorsionada, es una imagen deforme de la realidad. Ese balance y esa armonía de la Palabra de Dios se percibe claramente en el capítulo 9 de la carta a los Romanos en los versículos 6 al 29. Pablo nos muestra que Dios ha estado llevando a cabo Su plan de salvación en Cristo, llamando eficazmente a todos aquellos que fueron elegidos de pura gracia. De manera que el énfasis de toda esta sección de la carta está en la elección incondicional, en la elección soberana de Dios, pero esa es una cara de la moneda.

 

Al llegar al versículo 30 Pablo nos presenta la otra cara. Si bien es cierto que Dios es el responsable final de nuestra salvación, Pablo nos va a decir ahora que los incrédulos son responsables de su perdición, son responsables. El énfasis en esta sección está en la responsabilidad humana, y recuerden que Pablo está tratando de responder la pregunta ¿por qué los judíos generalizadamente rechazaron al mesías? ¿cuál fue su problema? estos israelitas tenían en sus manos las Escrituras del Antiguo Testamento. Ellos conocían las promesas del pacto que Dios había hecho con Abraham y su descendencia. Pero vino el Mesías y la mayoría de los israelitas los rechazó, y Pablo se pregunta ¿por qué? la respuesta de Pablo en esta sección de la carta es que ellos decidieron mantenerse en su incredulidad. La soberanía de Dios no anula, no elimina la responsabilidad humana. Dios es soberano, nosotros somos responsables.

 

De manera que podemos resumir el problema de los judíos y de millones de incrédulos a lo largo de toda la historia, y aún en el presente. Podemos resumirlo en dos grandes encabezados; el primero, es que estos judíos e incrédulos —la mayoría de ellos religiosos— procuran alcanzar el favor de Dios por medio de las obras y no por medio de la fe, ahí está el problema. Procuran alcanzar el favor de Dios por medio de las obras y no por medio de la fe. El versículo 30 ¿Qué diremos entonces? una frase típica del apóstol Pablo en la carta a los Romanos, cuando él va a pasar a otro aspecto del mismo tema, o cuando él está preocupado porque sus lectores no lleguen a conclusiones equivocadas ¿Qué diremos entonces? Que los gentiles, es decir, para aquellos que no están familiarizados con el lenguaje de la Biblia, los gentiles eran los paganos que no conocían a Dios, el mundo antiguo estaba dividido entre los judíos y todos los demás, los gentiles, los paganos que no tenían en sus manos la Biblia y ¿qué dice Pablo? que los gentiles que no iban tras la justicia, alcanzaron justicia, es decir, la justicia que es por fe.

 

Estos gentiles que Pablo describe ampliamente en el capítulo 1 de Romanos, no tuvieron ninguno de los privilegios de los judíos. Ellos no estaban persiguiendo una correcta relación con el Dios vivo y verdadero. Es a eso que se refiere Pablo cuando dice aquí: que [ellos] no iban tras de la justicia, es detrás de una correcta relación con Dios. Aunque algunos de estos paganos como por ejemplo Séneca, eran moralistas la gran mayoría de ellos, eran idólatras y esa idolatría los llevó a una rampante inmoralidad, esa era la condición generalizada de los paganos. Sin embargo, cuando el Evangelio de la gracia de Dios en Cristo, el evangelio de la justificación por la fe sola comenzó a penetrar en el mundo grecorromano, la cantidad de gentiles que abrazaron el Evangelio fue muchísimo mayor que la de los judíos. Ellos vinieron a ser una ilustración viviente de la enseñanza de Pablo en Romanos 9:16 que la salvación no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia, porque estos gentiles no estaban persiguiendo con afán tener una relación correcta con Dios, pero eso fue lo que obtuvieron por medio de la fe, dice Pablo.

 

Ellos creyeron en Cristo, la elección incondicional no elimina nuestra responsabilidad de creer —la elección es incondicional no la salvación— la salvación está condicionada a que tú creas y te arrepientas, la elección es incondicional, pero tú tienes que creer y arrepentirte, esta es tu responsabilidad. Aunque la fe es un don de Dios, somos tú y yo los que creemos, y al hacerlo recibimos como un regalo la justicia de Dios en Cristo. Para poder estar en la presencia de Dios hay que ser tan justos como Él. No se puede tener una justicia ¡un poquito menor! hay que ser tan justos como Dios. Pero ningún ser humano puede llenar ese estándar, Romanos 3:10 no hay justo, ni aún uno, así que la única solución es: recibir esa justicia de Dios como un regalo al poner toda nuestra confianza en el único justo de la historia, nuestro Bendito Señor y Salvador Jesucristo, Él es el único justo.

 

Así que es por medio de la fe y solo por medio de la fe. Romanos 1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 3:21 Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas, este mensaje no era nuevo, es el mismo del Antiguo Testamento, es decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen, sean judíos, sean gentiles, todos los que creen. Romanos 5:1 Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo ¡Nunca, nunca! fue la intención de Dios salvar a los hombres a través de la obediencia a la ley. Entonces ¿para qué sirve la ley? primariamente para mostrarnos que no podemos cumplirla, no es el único propósito de la ley, pero la ley es como un espejo que nos hace ver cómo estamos realmente. La ley nos muestra la necesidad que tenemos de un Salvador, que haga por nosotros lo que ni tú ni yo podemos hacer.

 

Pero lamentablemente, vino el Salvador —al que la ley apuntaba— y los judíos los rechazaron ¿cuál fue el problema? que en vez de ir detrás del Salvador anunciado por la ley se fueron detrás de la ley. Dice Pablo, Romanos 9:31 pero Israel, que iba tras una ley de justicia, no alcanzó esa ley. Ellos no iban detrás del Salvador al que apuntaba la ley, ellos se fueron detrás de la ley. Los judíos tergiversaron las cosas haciendo de la ley un medio de salvación, y por supuesto se quedaron muy cortos de llegar a la meta, no alcanzaron el estándar de la ley. Ellos decidieron llegar a Dios por un camino intransitable para seres humanos imperfectos y pecadores como tú y como yo (vs. 32) ¿por qué dice Pablo no alcanzaron la ley? Porque no iban tras ella por fe, sino como por obras, la frase clave aquí es: como por obras, como si fuera por obras. Ellos se fueron detrás de la ley como si fuera posible para el hombre obedecer el estándar de justicia que requiere la ley. Pero eso no es posible. Eso fue lo que hizo necesario que el Hijo de Dios se hiciera hombre y muriera en una cruz —que no podemos salvarnos por nosotros mismos.

 

Pablo dice en Gálatas 2:21 que, si la justicia viene por medio de la ley, entonces Cristo murió en vano. Si había otra forma de salvarse ¿por qué Dios envió a Su Hijo? ¿por qué? No se puede alcanzar la justicia guardando la ley. El problema es que ese mensaje aplasta el orgullo humano, ahí está todo el problema. El evangelio destruye nuestra justicia propia. Nos deja sin argumentos para jactarnos de nosotros mismos ¡Yo no quiero ese Evangelio! porque no tengo de que jactarme. Pablo en Romanos 3:27 dice; ¿Dónde está, pues, la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿La de las obras? No, sino por la ley de la fe. Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley. Lo que Pablo está diciendo es: tenemos dos opciones, o nos jactamos en nosotros mismos, o nos jactamos en Jesús, pero no se puede hacer las dos cosas al mismo tiempo. La gran mayoría de los judíos como de los incrédulos en el día de hoy decidieron seguir jactándose en ellos mismos. (9:32b) Tropezaron en la piedra de tropiezo, tal como está escrito: He aquí, pongo en Sion una piedra de tropiezo y roca de escandalo; y el que crea en el no será avergonzado.

 

Pablo está citando aquí dos pasajes que se encuentran en el libro de Isaías (8:14; 28:16) y si se conecta estos dos textos se verá que su mensaje básico es este: los que confían en el Señor encontrarán seguridad y refugio en medio del juicio. Dice Isaías, Dios mismo vendrá a ser un santuario para ellos ¡increíble! como un templo que nos cubre, Jesús es la piedra angular de ese templo. Pero aquellos que decidan poner su confianza en otro lugar tendrán que enfrentar inevitablemente el juicio de Dios. De hecho, el mismo Jesús les dijo a los líderes religiosos de su época (Mateo 21:44) el que caiga sobre esta piedra será hecho pedazos, eso salió de la boca de Jesús; el que caiga, el que tropieza y cae, sobre esta piedra será hecho pedazos. Así que con Jesús solo hay dos opciones: refugio o condenación; seguridad o juicio. Todo depende de lo que tú hagas con esa piedra, todo depende de Él, o te escondes debajo de esa piedra o tropiezas en ella y te destruyes. Lo que Pablo está diciendo aquí es que la gran mayoría de los judíos tropezaron con Jesús, no porque hubiera [algún] defecto en Él, sino porque ese tipo de Salvador nos deja mal parados, ese tipo de Salvador destruye nuestra justicia propia.

 

Si predicamos como se predica en muchos púlpitos en el día de hoy: que Cristo vino a darnos un ejemplo de amor sacrificial que debemos imitar para ser salvos. Puede que muchos te oigan de buena gana, ese mensaje es atractivo; eso es lo que necesitamos hacer, imitar el amor de Jesús, el mundo sería un lugar ideal si todos pudiéramos amar como Jesús. Pero cuando le dices: ni lo intentes que no vas a poder, debes reconocer tu impotencia y recibir por medio de la fe el regalo que Dios te ofrece en Cristo gratuitamente por gracia. En vez de decir: ¡Oh wow, si, dame ese regalo! ¡No! muchos se ofenden ¡es una ofensa! ese es el escándalo de la cruz, como Pablo se refiere al Evangelio en Gálatas 5:11. Si bien de paso es el pasaje que usamos como base para el título de este sermón: El Escándalo de la Cruz. La cruz resulta escandalosa para todo el que es incapaz de verse a sí mismo como un pecador, que merece el infierno y que no puede salvarse a sí mismo. El que no puede ver eso, la cruz es un escándalo.

 

Ahora te pregunto antes de seguir adelante ¿qué es Cristo para ti, una piedra de refugio o una piedra de tropiezo? porque eso va a decidir tu destino en el día del juicio. Dice el Señor: El que no está conmigo, está contra mí (Mateo 12:30). La neutralidad es imposible con Jesús. Hay personas que dicen: yo no estoy en contra de Cristo simplemente Él me es indiferente. Eso es enemistad contra Él, eso es un desprecio a Jesús, eso es pisotear a Jesús. Con Él la neutralidad no es posible. Estar en contra del Rey de Reyes, del Señor de los Señores es una locura. Escóndete, refúgiate en esa roca, porque el que pone en Él toda su confianza, no será avergonzado (Romanos 9:33). La idea aquí es que seremos vindicados en el tribunal de Dios, declarados sin culpa porque ya Dios dio ese veredicto desde que depositamos nuestra fe en Jesús, Dios nos declaró sin culpa en Su tribunal. Anulada el acta de los decretos, ya no hay nada contra nosotros en el cielo ¡qué gozo! podemos morirnos tranquilos.

 

Alguien decía: procura que el día que te toque morir solo te haga falta morirte, que no tengas cuentas pendientes en el tribunal de Dios, y ya no tenemos. No seremos avergonzados en el día del juicio ¡porque nuestro abogado mostrará las marcas de Su cuerpo partido en la cruz! no hay deuda pendiente. Te pregunto una vez más ¿te has refugiado en Cristo, o estás tratando todavía de llegar al cielo a través de la escalera de tu propia obediencia?

 

Pero hay un segundo aspecto que Pablo señala en cuanto al problema de los judíos ¿por qué rechazaron al mesías? Por la misma razón por la que muchos religiosos los rechazan en el día de hoy. Dice Pablo, ellos tienen un celo por Dios que surge de la ignorancia religiosa y no del Evangelio ¿cuál es el problema? Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por ellos es para su salvación.  Porque yo testifico a su favor de que tienen celo de Dios, pero no conforme a un pleno conocimiento. De paso aquí nos topamos una vez más con el misterio de la soberanía de Dios y la responsabilidad humana. Pablo ha dicho en el capítulo 9 que es Dios el que elige, que la salvación está en Sus manos, pero ahora nos dice que él oraba por los judíos para que fueran los salvos. Este texto es similar a Romanos capítulo 9:1-5, donde Pablo menciona el profundo dolor que había en su corazón al ver a sus parientes según la carne separados de Cristo y bajo condenación.

 

 

Esto no era un mero problema intelectual para Pablo. Era muy doloroso para él ver a sus hermanos de raza rechazar el Evangelio, a pesar de todos los privilegios espirituales que ellos habían tenido como la nación escogida de Dios. Pero en vez de escudarse en la soberanía Divina para no hacer nada; Dios es [quien] se encarga de eso, la salvación está en sus manos ¡No! Pablo oraba por ellos y a la más mínima oportunidad les predicaba el Evangelio. Pablo creía que la salvación de los pecadores está en las manos de Dios, por eso le oraba a Dios, si la salvación estuviera en las manos del hombre no tiene caso pedirle a Dios que lo salve, porque ya no depende de Dios. Aquí está el balance de las Escrituras; el medio escogido por Dios para salvar a los escogidos —valga la redundancia— es la oración y el evangelismo, debemos orar y debemos evangelizar.

 

Pablo decía: Por tanto, todo lo soporto por amor a los escogidos, para que también ellos obtengan la salvación que está en Cristo Jesús, y con ella gloria eterna [2 Timoteo 2:10). Yo todo lo soporto yo, quiero que los escogidos se salven, y no se van a salvar sin el Evangelio. Dios ha prometido usar el poder del Evangelio para salvar a gente, millones de toda tribu, pueblo, lengua y nación. De paso este es uno de los textos que demuestran que no hay salvación fuera de Cristo, no la hay sin lugar a duda. Estos judíos eran religiosos. De hecho, Pablo dice que tenían celo de Dios (vs. 2) y aun así estaban perdidos ¿qué era lo que Pablo pedía por ellos? que fueran salvos, le pedía a Dios por su salvación. Ellos iban camino al infierno con todo y su celo.

 

Pablo lo sabía de primera mano, porque si hubo un judío fervoroso en el primer siglo, fue Saulo de Tarso. Lo que él dice de sí mismo cuando Pablo tuvo que presentarse delante del rey Agripa (Hechos 26:9-10) este testimonio es espeluznante. Pablo dice: Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto ¿qué hacemos Pablo? ¡mátalo! ese era Pablo, Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar. Pablo tomaba a estos cristianos y le decían los carceleros: golpéenlos hasta que maldigan a Jesús. Eso era Pablo, y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras. Eso es fervor religioso, este era un hombre fervoroso. En Gálatas 1:14 dice: yo aventajaba [a la mayoría de mis] contemporáneos, y Pablo no lo decía con orgullo, con todo y su celo iba camino al infierno.

 

Contrario a lo que mucha gente piensa en el día de hoy, no es la sinceridad de una creencia la que salva. Puedes tomar un veneno creyendo sinceramente que es jugo de naranja y vas a morir envenenado. Proverbios [14:12] dice: Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte. Los judíos eran celosos, pero era un celo que provenía de la ignorancia. Fervor sin conocimiento es igual a fanatismo religioso. Lamentablemente debemos reconocer que hay mucho de ese fanatismo, de ese fervor fanático dentro de iglesias que se identifican como evangélicas. Es el tipo de fervor que surge de la idea equivocada, y es algo que está como muy sutil en nuestro corazón; la idea equivocada de que debemos tratar de ganarnos el favor de Dios a través del activismo religioso, o a través de nuestro desempeño, en vez de aceptar por fe lo que ya Cristo compró para nosotros en la cruz del calvario a precio de Su bendita sangre. Eso puede ser muy engañoso porque la persona se ve a sí misma haciendo un esfuerzo enorme por obedecer a Dios ¡no, lo que pasa es que tú eres frío, yo si estoy en esto, es difícil! Es una persona fervorosa en su obediencia, pero solo porque piensa erróneamente que de eso depende el favor de Dios; ¡tengo que leer mi Biblia, tengo que orar, tengo que predicarles el Evangelio a los perdidos, a los que no conocen al Señor! Si, los creyentes deben hacer todo eso y mucho más, pero no para ganarnos el favor de Dios sino porque ya fuimos favorecidos por Él, gratuitamente por gracia por medio de la fe en Jesucristo.

 

Todo fervor que nos surge de un correcto entendimiento del Evangelio es una trampa mortal, porque nos lleva de la mano, nos lleva de vuelta a la jactancia y alejarnos de Jesús. Aquí está el problema, pues desconociendo, ellos tienen celo de Dios, pero como no es conforme a un pleno conocimiento, desconociendo la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios (Romanos 10:3). Todos los verbos que Pablo usa aquí apuntan hacia la responsabilidad humana ¿por qué se perdieron? Desconocieron, procuraron establecer, no se sometieron ¿Quiénes? Ellos, decidieron desconocer la justicia de Dios. En otras palabras, ellos no quisieron aceptar el regalo de la justicia que Dios nos ofrece en Cristo ¿Por qué? porque eso era muy humillante, trataron de establecer la suya propia ¡no queremos la salvación como un regalo, yo no soy ningún mendigo! Por eso alguien decía que, Israel permanecía en ignorancia no porque la información no estuviera disponible, sino porque les convenía permanecer ignorantes ¿Has visto esas personas que no saben ni quieren saber?

 

El fanático es una persona que se rehúsa a toda reflexión. El fanático no reflexiona porque él no tiene el menor interés de ser convencido. De manera que en la mayoría de los casos la ignorancia del fanático no es otra cosa que una protección de su arrogancia ¿tú me quieres quitar la única cosa en la que yo todavía me puedo jactar? Es por eso que un poco más adelante Pablo va a decir contra ellos, son un pueblo desobediente y rebelde (Romanos 10:21). Pablo no está dorando la píldora [suavizar una mala noticia] aquí, Pablo amaba a sus hermanos, pero todo médico sabe que el peor error que puede cometer con un paciente es dorarle la píldora, hay que decirle cuál es el problema. Pablo amaba a sus hermanos, a los judíos, y los amaba con tal sinceridad que él estaba dispuesto a ser odiado con tal de decirles cuál era la naturaleza de su problema; ustedes son unos arrogantes, ustedes son unos jactanciosos. No venga a decirme que tú no has creído porque Dios no te ha elegido ¡olvídate de eso! Tu problema es que ¡tú no quieres este Evangelio, no lo quieres porque te deja malparado, eres un soberbio! eso es lo que Pablo está diciendo, es tu arrogancia.

 

Es una ignorancia culpable, ellos tenían la Biblia. Pablo dice: ¿ustedes no tenían la ley? ¿quién puede obedecer ese libro? Dios dice: Yo voy a circuncidar tu corazón [Dt. 30:6] ¿no lo decía Dios en un montón de lugares en el Antiguo Testamento? Yo pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne [Ezequiel 36:26] Yo lo voy a hacer porque ustedes no pueden hacerlo. La parábola del fariseo y el publicano (Lucas 18) es el cuadro que tenemos aquí en Romanos, dice: Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador de impuestos (aunque era un judío, a los ojos del judío era como gentil, era como un pagano). El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: "Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos. "Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano." ¡qué figura! ¡Oh gracias, Señor, te pasaste conmigo! Claro, la gente no dice eso con la boca.

 

La hipocresía es el homenaje que el vicio le rinde a la virtud. La gente quiere aparentar que es humilde porque sabe que la humildad es lo correcto, pero en el fondo es un soberbio. Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, ¿saben lo que implica esto? El fariseo estaba orando ahí mismo del lugar santísimo, él puede acercarse. El publicano estaba en la última fila de atrás, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "Dios, ten piedad de mí, pecador", y el texto original dice el pecador, de todos los pecadores, yo soy el más pecador. Y dice Cristo ahora: Os digo que éste descendió a su casa justificado, declarado justo, inocente, sin culpa en el tribunal de Dios, pero [este fariseo] no; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado. Jesús lo resume todo en estas dos actitudes del corazón; ensalzamiento y humillación. El religioso no quiere reconocer que sus buenas obras y su religiosidad son dinero de monopolio en el reino de Dios, papelitos que no sirve de nada. Imaginen un tipo que llega al banco con un maletín: quiero hablar con el gerente, voy a depositar 2 millones de dólares ¡wow! ¿usted tiene 2 millones? Si, en este maletín, dinero de monopolio. Créanme, no van a llamar al gerente, van a llamar a un psiquiatra. Tus buenas obras no circulan, esa moneda no circula en el reino de Dios, la única moneda que circula en el cielo es la justicia de Jesús, es la única moneda.

 

Pero ellos no quieren venir como mendigos, clamando por misericordia, prefieren seguir esforzándose por obedecer la ley antes que recibir de la mano de Dios el regalo de Su justicia en Cristo por medio de la fe. De esa manera están pisoteando el regalo de Dios. Porque Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquel que cree (Romanos 10:4) Ellos no quieren eso, porque Cristo es el fin de la ley. Lo que Pablo está diciendo aquí, no es que los creyentes ya no tienen obligación con la ley. Romanos 6 y 7 dice claramente que no, la ley es santa, justa y buena, ese no es el problema, como dice Martyn Lloyd-Jones: la ley continúa siendo la expresión permanente de la voluntad de Dios para el hombre. Pero Cristo es el fin de la ley, o el clímax de la ley, o la consumación de la ley porque Él satisfizo todas sus demandas a la perfección, y luego fue a la cruz para llevar la maldición, el castigo que la ley impone sobre nosotros por causa de nuestro pecado. Por decirlo de alguna manera, la ley aterriza en Cristo, Él es el destino de la ley, pero el religioso se rehúsa a desembarcar.

 

Imaginen a un individuo que va en el avión y cuando llegan el piloto dice: ya aterrizamos, ya pueden salir en orden, y el tipo diciendo: yo aquí me quedo, yo quiero seguir volando, pero ya llegamos ¡ya apéate que ya llegamos! este avión aterrizó en un lugar extraordinario porque ahora podemos disfrutar en Cristo de todas las bendiciones de Dios gratuitamente por gracia, por medio de la fe, y tú quieres seguir en el avión. Ahora, noten algo de extrema importancia para volver a mi encabezado, hemos dicho que el problema de los judíos y de muchos incrédulos religiosos que hay en el mundo, es que tienen un seno equivocado por Dios, porque es un fervor que no surge del Evangelio. Pero hay un fervor informado que el Evangelio debiera producir en el creyente, y que debe ir en aumento en la misma medida en que adquirimos un mejor entendimiento de la misericordia de Dios en Cristo.

 

Pablo no está en contra del fervor ¿A dónde va a llegar Pablo? Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, (tengo once capítulos hablándoles de la misericordia de Dios para con pecadores que no lo merecen), os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional (Romanos 12:1). Es ahí donde debemos llegar. ¿Como debiéramos reaccionar a la realidad de que, por la pura gracia de Dios tú y yo fuimos destinados de antemano, desde antes de la fundación del mundo para ser hechos vasos de misericordia? Obviamente que esa gente puede escuchar la pieza más increíble de música, pueden ver el paisaje más hermoso y no se inmutan. Hay creyentes que parecen estar observando, oyendo la música del Evangelio, viendo la hermosura de Jesucristo desplegada en el Evangelio, pero parece que no se inmutan. Observen lo que dice Pablo no seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor (Romanos 12:11), esta palabra que se traduce como ferviente en nuestras Biblias da la idea de alguien cuyo espíritu está en ebullición, es lo contrario a la apatía, a la indiferencia, a una vida cristiana que se vive en automático. Hay muchos creyentes que están viviendo sus vidas cristianas en automático. Están haciendo las mismas cosas que antes, pero han perdido su primer amor, y Cristo les dice como a los Efesios; arrepiéntanse y hagan las primeras obras [Ap. 2:5] ¡vuelvan, vuelvan!

 

El fervor y el fanatismo no son la misma cosa. Es verdad, como Martyn Lloyd-Jones dice que: se puede estar fanáticamente dedicado a Dios y aun así estar perdidos. Eso es lo que Pablo esta diciendo en Romanos 10:1-2, pero al mismo tiempo no deja de ser extraño que haya tanta gente que profese ir camino al cielo por la pura misericordia de Dios, y desconozcan por completo el verdadero fervor que produce el Evangelio. Miren el ejemplo del apóstol Pablo ¿qué fue lo que provocó que este fervoroso fariseo se convirtiera en un fervoroso cristiano? ¿qué fue lo que hizo la diferencia? que él vio la gloria de Jesús camino a Damasco. Nosotros vemos la gloria de Jesús en este libro, en el Evangelio (2 Corintios 4:1-6), la misma gloria. Tú no tienes que tener el mismo encuentro con Jesús que tuvo Pablo camino a Damasco. Pablo mismo dice: Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo (2 Corintios 4:3-4).

 

El diablo le tiene el ojo cegado. Pero ¿qué hace el Evangelio? Pablo dice: yo en cambio predicó a Cristo (vs. 5) saben ¿por qué? Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo (2 Co. 4:6) ¡La misma gloria que yo vi es la que vemos en el Evangelio cuando Dios nos abre los ojos! Podemos nosotros decir “¡que interesante!”, pero no solamente esto fue lo que convirtió a Pablo de un fervoroso fariseo en un fervoroso cristiano ¿qué fue lo que mantuvo la llama de ese fervor hasta el día de su muerte? Lean la vida de Pablo, un entendimiento cada vez más profundo de la misericordia de Dios en Cristo, que lo llevó a un aprecio cada vez mayor de su Salvador y de su salvación. Ese es el testimonio que él da en Filipenses 3, después de mencionar su pedigrí religioso; yo era fariseo, yo era hebreo de hebreos, etc., dice, Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor (por amor), por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristoy ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley (Romanos 9), sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe (Fil. 3:7-9). Pablo no sólo fue fervoroso cuando se convirtió, él mantuvo ese fervor década, tras década, tras década, tras década. Porque el Evangelio nunca dejó de ser para él una noticia sorprendente.

 

Hay al menos tres aplicaciones breves que quiero traer antes de terminar. En primer lugar, cuídate del legalismo. No olvides que el legalista no es aquel que toma en serio la ley de Dios, ¡no, no, no! debemos tomar en serio la obediencia, debemos tomar en serio nuestros deberes cristianos. El legalista es aquel que hace todo eso para ganarse algo que ya Cristo compro ¡cuídate del legalismo! ¡cuídate legalismo! Este problema no es nuevo, alguien decía, autor del siglo XVII, el poeta inglés Richard Lovelace: todos gravitamos de manera automática hacia la suposición de que somos justificados por nuestro nivel de santificación, de manera que comenzamos cada día haciendo que nuestra seguridad personal no descanse en el amor de Dios, ni en el sacrificio de Cristo, sino en cómo nos sentimos en el momento, o en nuestros logros recientes, y como estos argumentos nunca aquietan la conciencia humana somos movidos inevitablemente a crear una justicia propia que limpie nuestro historial y así lograr sentirnos en paz. (Ayer no fue un buen día, hoy tengo que hacer mejores obras) ¿tú quieres limpiar el historial? Arrepiéntete, confía en la promesa de que la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado ¡levántate! y sigue corriendo la carrera con los ojos puestos en Jesús, no en tus propios logros ¡cuídate del legalismo! porque es fatal para la vida cristiana, y produce un tipo de fervor que alimenta el orgullo y nos aleja de Jesús.

 

En segundo lugar, la enorme importancia de seguir creciendo en nuestro entendimiento del Evangelio. A veces perdemos de vista que la carta de Pablo a los Romanos era una carta, que no fue enviada a un seminario, fue enviada a una iglesia. Todo eso que Pablo ha dicho acerca de la elección incondicional, acerca de cómo Dios de la misma masa hizo vasos de misericordia, él quería que una iglesia de gente común y corriente, como tú y como yo, algunos de ellos analfabetas, que no sabían ni leer ni escribir, y Pablo quería por inspiración del Espíritu Santo que ellos entendieran todo eso ¿Por qué? ¡Oh! porque nosotros debemos mantener en nuestras mentes que todas las bendiciones que recibimos de la mano de Dios son nuestras únicamente por causa de la justicia perfecta de Cristo, que fue puesta en nuestra cuenta por medio de la fe. Necesitamos conocer mejor el diamante del Evangelio. Eso es lo que nos permite decir como Pablo; que preferimos dar por perdidas todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor.

 

¿Tú estás viviendo en automático tu vida cristiana? no te lo permitas, hay momentos en que nosotros nos damos cuenta de que estamos viviendo por inercia, a mí me ha pasado, más de lo que yo quisiera recordar. Pero si Dios te ha dado luz en esta mañana y dices: ¡espera, espera! estoy viviendo en automático ¡despierta! Despierta, vuelve a recordar quien eras tú, vuelve a recordar lo que Dios ha hecho por ti en Cristo, vuelve a recordar las glorias de Jesús ¡despierta, no te permitas la mediocridad espiritual! Pídele a Dios en oración: ayúdame a entender esto Señor ¡Oh! hasta que tú puedas decir como el Salmista: ¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de tus alas. Se sacian de la abundancia de tu casa, y les das a beber del río de tus delicias. Porque en ti está la fuente de la vida; en tu luz vemos la luz [Sal. 36:7-9]. Decía C.S. Lewis que: la luz del sol no solo es lo que nos permite ver la luz, sino ver todo lo demás a través de esa luz. Es a través del conocimiento de Dios que nosotros podemos ver e interpretar la realidad tal cual la realidad es, en tu luz vemos la luz.

 

En cuarto lugar, ora y evangeliza. Vive conforme a lo que Dios ha revelado y no queriendo entender y conocer lo que Él no ha revelado; yo no sé quiénes son escogidos ¡Ora, ora! por tus familiares incrédulos ¡Ora! por tus amigos ¡Ora, ora, ora! Porque de alguna forma misteriosa que ni tú ni yo podemos entender, Dios ha decidido obrar por medio de la oración. Predica el Evangelio, porque el Evangelio es poder de Dios para salvación.

 

Finalmente, si tú estás aquí sin Cristo, quiero volver a reiterarte, lo que decíamos anteriormente; no hay término medio con Jesús, o te refugias en esa piedra o terminarás aplastado por el peso de la justicia de Dios contra tu pecado. ¡Oh! ven y refúgiate en Cristo. Acógete hoy a la misericordia de Dios, si, ven como un mendigo que no tiene nada que ofrecer excepto una mano desnuda diciendo: Señor límpiame de mi pecado, perdóname Señor, acéptame en Cristo, porque yo no tengo méritos por los cuales tú me puedas aceptar, acéptame en Jesús ¡Oh! que Dios bendiga Su Palabra. 


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